No vayas a una ciudad, vívela. Es la frase con la que la ahora billonaria empresa llama a los viajeros del mundo a usar sus servicios. Aparentemente todos ganan: a quienes les sobra un espacio, lo rentan a los que buscan un hospedaje temporal, por un menor precio que en un hotel y la firma se lleva un porcentaje, pero ¿qué hay detrás de Airbnb y qué opinan anfitriones, huéspedes y hoteleros?
Ciudad de México, 13 de enero (SinEmbargo).– Las startups o empresas emergentes apuestan por una nueva especie de usuario, por un consumidor que usa internet, que se mueve con Waze, que usa Uber, que compra con Rappi y escuchan música con Spotify, personas que no tienen tiempo para ocuparse de servicios ineficientes ni trámites engorrosos, que quieren una atención cinco estrellas sin vaciar el bolsillo.
Medios como Fortune y Forbes citan estadísticas que dictan que el 90 por ciento de estas empresas va a fracasar, otras, como Airbnb, van a pasar de rentar un cuarto en San Francisco a tener un valor de 30 billones de dólares. ¿Cómo pasó? Como ocurre con todos los negocios exitosos, Nathan Blecharczyk, Brian Chesky, Joe Gebbia vieron la oportunidad y la tomaron.
Todo inició en verano de 2008 cuando esta ciudad californiana sería la anfitriona de un encuentro de diseño y de la convención demócrata en la que se eligió a Barack Obama como candidato a la Presidencia de Estados Unidos. Varios de sus habitantes querían irse de ahí para evitar aglomeraciones y muchos más querían llegar a atestiguar el evento. Pero principalmente, porque a Chesky y Gebbia ya no les alcanzaba el dinero para pagar la renta de su departamento y decidieron comprar colchones inflables y alquilar el espacio que les sobraba.
Los ahora empresarios aprovecharon la coyuntura para lanzar la web en la que personas con espacios vacíos en sus hogares alojaran a viajeros en busca de un espacio a corto plazo y sobre todo, que no fuera tan caro como los hoteles, que subieron los precios por la alta demanda en esas fechas. Se dieron cuenta que el modelo funcionaba y que la clave era la confianza y seguridad entre anfitrión y huésped, fue como nació Airbed & Breakfast.
Su primer “ronda de financiamiento” consistió en armar cajas de cereal con las caricaturas de Obama y John McCain, las enviaron a periodistas en todo EU y las vendieron en 40 dólares en su página, con lo que consiguieron capital para las próximas semanas y una alta difusión de su trabajo.
Luego recibieron capital de la aceleradora Y Combinator, fueron a tomar fotos de las casas a Nueva York y el negocio no crecía mucho, como su nombre lo indicaba, al tener que dar un desayuno, implicaba que el anfitrión tuviera un lugar en el inmueble, lo que frenaba expender sus oportunidades hasta que el baterista del cantante Barry Manilow decidió rentar una casa entera cuando estaban en tour, ¿cómo no se les había ocurrido antes?
A partir de ahí todo se multiplicó y hoy en día el número de anuncios supera los dos millones, en más de 191 países.
Las posibilidades son tan diversas como lo son anfitriones y sus huéspedes, desde una casa del árbol en Nicaragua a la hacienda que habitó el compositor Pedro Vargas en San Miguel de Allende, Guanajuato; una creación del arquitecto Frank Lloyd Wright en Wisconsin o en una especie de iglú plastificado con vista a las estrellas de Limousin, Francia… Hay verdaderos castillos victorianos, casas de diseñador en medio de la nada o darse el gusto de pagar dos mil 700 pesos por despertar cada día con vista a Central Park?.
AIRBNB EN MÉXICO
Emmanuel tiene tres cabañas en Holbox, una isla cerca de Quintana Roo, México, que renta en mil 200 pesos la noche cada una. Caben entre tres y cuatro personas y la playa está a dos minutos caminando. No son para nada los cuartos de un hotel cinco estrellas, pero tampoco pretenden serlo, sin embargo, todos los habitantes de la isla las ubican y en cuanto llegas a hospedarte ahí, también te convertirás en un holboxeño más.
“La experiencia ha sido en general muy satisfactoria. Somos una familia abierta a las opciones, nos gusta probar cosas nuevas y tomar riesgos. Eso nos animó a intentar esta plataforma”, dice Emmanuel en entrevista con Mundano, quien se dedica al golf profesional y trabajó en el ambiente hotelero desde los 14 años como camarista, lo cual le da una ventaja para el trato con sus clientes.
“La clave para ser un buen host es tener conocimiento del negocio de la hostelería. Esta plataforma abre un mercado diferente al convencional; si logras combinar un servicio hotelero de calidad en un ambiente ‘informal’, considero es la mezcla perfecta en la evolución de este negocio”, continúa.
“Taxi= Uber – Hotel= Airbnb. Abre mercado y crea competitividad, por lo tanto, mejores opciones y servicios. Son plataformas inteligentes que acercan la ecuación costo/beneficio”, finaliza.
México es el segundo mercado más importante para la compañía después de Brasil, pues la firma cuenta actualmente con más de 37 mil propiedades repartidas en toda la República, con la mayor concentración en: Playa del Carmen (8 mil); 6 mil en la Ciudad de México, 4 mil en Puerto Vallarta; 2 mil 200 en Cancún y mil 400 en Cabo San Lucas.
Solamente en dos años, entre 2014 y 2016, el número de viajeros en el país aumentó un 160 por ciento y el número de alojamientos creció en 144 por ciento
“El volumen que nosotros queremos capturar es el de viajeros domésticos, la realidad es que tanto en México como Brasil y Argentina, que son mercados muy importantes para nosotros en la región, el gran porcentaje del negocio se realiza por este tipo de turismo dentro del país. En caso de México, que de seguro es el más extremo, cerca del 90 por ciento del volumen del negocio que genera el sector turístico se da por viajes domésticos, por ello es el gran reto que queremos capturar en los próximos meses”, dijo Jordi Torres Mallol, director de Airbnb en América Latina, al sitio especializado en startups latinoamericanas Pulso Social.
UN MODELO ECONÓMICO CUESTIONADO
En 2016, Airbnb figuró como el número uno entre los mejores lugares para trabajar en la lista de GlassDoor, con salarios promedio de 116 mil dólares al año y múltiples prestaciones, pero ¿qué tantos beneficios trae a sus usuarios?
De acuerdo con cifras de la empresa, el 52 por ciento de los anfitriones registrados tienen un nivel de ingresos de moderado a bajo y a la misma cantidad de ellos, la plataforma les ha permitido seguir pagando el costo de su renta.
Para Daniel, español de nacimiento que renta dos cuartos en su departamento del Centro histórico de la Ciudad de México, ésta fue una opción para complementar la renta en el periodo vacacional de sus roomies. “Económicamente ha sido mejor de lo esperado”, dice a Mundano.
“Hay gente que hace perfiles falsos para quedarse plata por ejemplo u otra gente que deja el espacio en malas condiciones. Airbnb da la posibilidad de frenar estas cosas mediante varias estrategias, pero a la vez también fomenta ser lo más flexible como host para tener más gente. Entonces creo que lo mejor es tomar todas las precauciones y no tener ansiedad por rentarlo todos los días y ganar más dinero. Es mejor hacerlo despacio y bien aunque se rente menos, al final sin disgustos menos es más”, continúa.
El modelo que la plataforma usa es el de sharing economy o economía colaborativa, que se basa en la consigna de que el acceso prima sobre la propiedad. “Consiste en dar acceso a bienes o servicios muy caros de comprar, por parte de personas que los poseen, pero que no los utilizan al 100 por ciento. Internet permite poner en contacto a una persona con una necesidad puntual con otra que tiene una oferta igualmente certera. Así, quien no puede pagar un auto del año con chofer, pero sí puede pagar un viaje de esas características, sólo pide un Uber; y quien no puede permitirse una habitación en un hotel céntrico, renta en Airbnb”, explican en el sitio EconomíaHoy.
Pero no en todos lados todos es tan bueno como suena, en San Francisco, donde nació el proyecto, Airbnb interpuso una demanda contra el ayuntamiento local, pues se oponen a los cambios en el reglamento de rentas a corto plazo que obligarían a los usuarios registrados en la plataforma a registrarse ante el gobierno, de no hacerlo, la empresa tendría que pagar una multa de mil dólares por cada anuncio no registrado.
Del otro lado del mundo, en Barcelona, España, el gobierno los multó con 600 mil euros por anunciar pisos turísticos ilegales. “Hay miles de pisos operando sin licencia, sin pagar impuestos y causando perjuicios a las comunidades de vecinos”, dijo Ada Colau, alcaldesa de la ciudad a El País.
LOS CONTRAS
“Está chido y todo, pero sigo prefiriendo la privacidad de un cuarto de hotel aunque éste no sea de lujo”, dice Helena quien ha rentado en Airbnb varias veces, en Holanda, Alemania y Guatemala, para ser exactos.
Para Ana, su primera –y al parecer última- experiencia con el servicio fue en Nueva York: “el departamento no era lo que decía. No tenía baño propio y las cobijas estaban orinadas. El chavo dijo que estuvimos todos los días ahí cuando en realidad salimos corriendo a la media hora de llegar”. Airbnb le dotó de un bono para su próxima experiencia, que hasta el momento no ha usado, “con eso no me quedaron ganas, me gustan las comodidades de un hotel”, dice.
Otro de los principales contras, que no tiene tanto que ver con la plataforma sino con personas que usan su nombre para defraudar, se ha dado en la Ciudad de México, cuando se ofertan departamentos a muy buen precio en zonas regularmente caras.
Además, uno de los problemas de las plataforma es mucho más profundo y aunque se han hecho cambios en los términos y condiciones y campañas al respecto, podría no ser suficiente. Todo empezó con una selfie del usuario de Twitter @STEFisDOPE, en donde decía que los vecinos del Airbnb en el que se estaban alojando, había acusado a él y su amigo de estar robando la casa. El dato: Mr. Grant y su acompañante, son de raza negra.
Las historias se replicaron con el hashtag #AirbnbWhileBlack.
Más tarde, @Shadipetosky denunció que la host del lugar en el que iba a rentar le negó la estadía porque “tiene un niño de 13 años en la pubertad y no quiero que sienta ninguna incomodidad en su propia casa”. Shadi Petosky, es transexual.
La confirmación vino en agosto de 2016 cuando la Escuela de Negocios de Harvard publicó el estudio “Discriminación racial en la economía colaborativa: evidencia de un estudio de campo”, en el que notaron que los usuarios con “nombre afroamericano” tenían 16 por ciento menos de probabilidad de ser aceptados.
¿QUIÉNES ESTÁN AHÍ?
“Arturo pasó casi siete años viajando alrededor del mundo buscando el sitio perfecto para vivir, esa fue la primera vez que vino a Cabo, en donde se quedó casi seis meses. Tras terminar una maestría en Ciencias Ambientales se dio cuenta que no estaba listo para un empleo formal y regresó a Cabo en donde trabaja como guía de buceo”, es una de las millones de descripciones de anfitriones que se pueden encontrar en el sitio, que como a Arturo, da la posibilidad de combinar empleos, vivir y sobrevivir.
¿Es entonces Airbnb un servicio para élites viajeras, estudiadas y jóvenes? De acuerdo con una encuesta realizada por el Centro de Investigación Pew , sólo el 11 por ciento de los estadounidenses ha usado una herramienta para compartir casa, la mayoría de ellos blancos, de entre 30 y 49 años, con grado universitario y cuyo ingreso anual supera los 75 mil dólares.
ENTONCES, ¿CÓMO AFECTA AIRBNB A LA INDUSTRIA HOTELERA?
“Entendemos bien que los nuevos esquemas de comercio colaborativo rompen con las prácticas que las industrias tradicionales han venido replicando durante décadas, somos una oferta diferente que se adapta a viajeros de otro perfil, aquellos que buscan una experiencia conectada a la comunidad. No buscamos sustituir a los hoteles, nosotros estamos complementando a la industria del hospedaje”, dijo Jordi Torres a EconomíaHoy.
“El perfil del viajero que usa Airbnb es aquel que no sólo busca un hospedaje, sino una experiencia principalmente conectada con la comunidad local de su destino, busca poder sentir que pertenece a cualquier lugar, incluso si está al otro lado del mundo”, continuó.
A inicios del año pasado, Gabriel Escarrer, vicepresidente y consejero delegado de la cadena de hoteles Meliá, declaró que Airbnb “es el mayor riesgo que tiene la industria turística a nivel mundial”, según reportes de Efe.
En Cancún, México, el sector hotelero tiene planeado que con el cambio de gobierno en la entidad, entre también una nueva regulación a los particulares que rentan sus inmuebles, para que paguen los mismos impuestos que paga la hotelería tradicional.
Sin embargo, la consultora STR puso en duda el impacto verdadero que tiene la antes startup en la industria turística formal, pues tras analizar los datos que la misma empresa ofrece de seis ciudades de Estados Unidos y otras seis fuera de ese país, incluida la Ciudad de México, concluye que no se pueden comparar “manzanas con naranjas”.
Para empezar, sí, Airbnb posee más anuncios listados (2.3 millones) que las habitaciones que tienen las cadenas Marriott y Starwood juntas (1.1 millones), pero no se considera justo compararlo pues muchos de estos anuncios no están disponibles todo el año y a veces se trata de espacios compartidos.
Entonces, STR considera que de esos más de dos millones de sitios, sólo un 43 por ciento (981 mil) pueden ser “posibles competidores de los hoteles”.
Encontraron también que en las ciudades en donde la ocupación hotelera es muy alta, es también en donde Airbnb tiene altos números y concluyen que la plataforma puede estar atendiendo el exceso de demanda turística.
Como sea, Airbnb y sus usuarios defienden sus principios. Sus cifras indican que el 4 por ciento de sus lugares listados están fuera de los distritos hoteleros y que el 91 por ciento de sus viajeros quiere “vivir como un local”, mientras que el 79 por ciento de ellos ha expresado sus ganas de explorar un barrio auténtico y no los lugares típicamente turísticos.
Para Daniel, la ventaja es “vivir los lugares que visitas con gente y consejos locales, eso es impagable [ha sido] una gran experiencia integral, si sale bien todos salen ganando, haces amigos y conoces mucho más del mundo”.
Emmanuel por su parte, no difiere tanto de esta opinión ni de la que la empresa promociona en una de sus campañas actuales, “la posibilidad de experimentar el sitio que visitas de forma real. La gran mayoría de los hoteles crean la atmósfera acorde a sus intereses. Airbnb abrió la oportunidad de vacacionar como si fueras parte del mismo lugar”.
¿Has usado Airbnb? ¿cuál es tu opinión?