México está entre los 10 países con mayores emisiones del mundo. Y, a diferencia de otras naciones en las que la mayor fuente de CO2 se deriva del consumo de electricidad, en el caso de la República Mexicana, el mayor número de emisiones de carbono negro y de gases de efecto invernadero está vinculado con el transporte motorizado.
Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo).- Un estudio del Instituto para el Transporte y el Desarrollo de Políticas (ITDP) en conjunto con la Universidad de California Davis, concluyó que el incremento del uso de la bicicleta como medio de transporte podría cortar las emisiones de Dióxido de Carbono un 11 por ciento en un lapso de 35 años. Por ello, organizaciones mexicanas como Bicired, Bicitekas, el Poder del Consumidor, y la internacional, Greenpeace, alertaron que una política fuerte de promoción de la bicicleta podría reducir las emisiones de CO2 en 11 por ciento para el año 2050.
Según el informe, las tendencias actuales proyectan que el nivel de emisión de CO2 vinculado al transporte urbano aumentará de 2.3 gigatoneladas en 2015 a 4.3 gigatoneladas en 2050. En cambio, si se logrará la adopción del uso de la bicicleta y un mayor uso de transporte público, esta cantidad podría disminuirse a la mitad, resultando en una reducción potencial de 2 gigatoneladas de emisiones CO2 para el 2050.
Las cifras anteriores dan cuenta de que el ciclismo juega un rol importante no sólo en la movilidad personal alrededor del mundo, sino en la mejora del medio ambiente. No obstante, para ello es necesario contar con una infraestructura ciclista acorde con las necesidades crecientes en las ciudades.
En el caso de México, el 45 por ciento de los gases de efecto invernadero derivan del transporte motorizado, así lo explicó Areli Carreón, de la organización Bicitekas, en un comunicado. Datos provistos por el gobierno a Compact Of Mayors dan cuenta que en el país ya se sufren hoy los estragos de la mala calidad del aire, que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud causa más de 9 mil muertes por año.
"Una mejor infraestructura ciclista, que priorice la seguridad, es fundamental para lograr que las personas consideren a la bicicleta como un medio de transporte en reemplazo del automotor, impactando directamente sobre su salud, sobre la de los demás y sobre la del medio ambiente”, agregó Areli.
México está entre los 10 países con mayores emisiones del mundo. Y, a diferencia de otras naciones en las que la mayor fuente de CO2 se deriva del consumo de electricidad, en el caso de la República Mexicana, el mayor número de emisiones de carbono negro y de gases de efecto invernadero está vinculado con el transporte motorizado.
Según el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero 2013 (INEGEI), las emisiones directas de gases de efecto invernadero en el país ascendieron a 665 megatoneladas de CO2 equivalente, de las cuales la mayor contribución se debe al sector transporte con un 26 por ciento, seguido por el de generación de energía eléctrica con un 19 por ciento y el de industria con un 17 por ciento.
A pesar de que el Presidente Enrique Peña Nieto asumió en los "Compromisos de mitigación y adaptación ante el cambio climático para el periodo 2020-2030" que México realizará acciones de mitigación que tengan como resultado la reducción del 22 por ciento de sus emisiones de GEI al año 2030, lo cual significa una reducción de alrededor de 210 megatoneladas, las acciones planteadas para alcanzar dicha meta son bastante pobres.
En el caso concreto del sector del transporte, las únicas propuestas están dirigidas en la renovación de la normatividad vehicular y del parque automotor, relegando la expansión de los sistemas de transporte público al último lugar en la lista de prioridades y sin mencionar alternativas para el uso de vehículos no contaminantes, como la bicicleta.
Según datos del INEGI, en 2014 hubo registrados 38 millones 023 mil 535 vehículos de motor en circulación, dato que confirma la urgencia de generar una política que fomente el uso del transporte colectivo, de bicicletas, y que restrinja el uso excesivo del transporte particular.
Además de su impacto ambiental, el estudio de ITDP subraya el impacto económico de la propuesta para el uso de la bicicleta. En este sentido, los ahorros derivados de una mayor adopción de este medio de transporte alcanzarían los 24 billones de dólares en ese intervalo de tiempo.
Esto se debe al menor uso de energía, la menor cantidad de emisiones y la reducción de costos asociados a traslados motorizados (costo de vehículo, mantenimiento y costos de infraestructura).
Para que México alcance los compromisos internacionales que asumió en materia de reducción de emisiones se necesita una profunda revisión de la manera en que la gente se transporta en las ciudades. Denahí Valdez, secretaría técnica de Bicired, afirma que "con una política interna congruente que permita aprovechar las oportunidades de financiamiento climático internacional, México puede reducir significativamente sus emisiones de transporte y la dependencia en el automóvil y los combustibles fósiles, en beneficio de la salud y bienestar de las personas”.
Greenpeace, al igual que Bicired, organización que agrupa a más de 70 colectivos de ciclismo urbano en el país, también se ha pronunciado en esta cuestión.
Gustavo Ampugnani, líder del proyecto de Megaciudades de Greenpeace México afirma que "muchas ciudades del mundo ya entendieron los beneficios en términos de salud, medioambiente y calidad de vida asociados a la bicicleta. Por eso es que la bicicleta ocupa un lugar importante en nuestra campaña Megaciudades, que busca justamente identificar políticas sencillas, que ya han funcionado en el mundo, y replicarlas en las grandes urbes de Latinoamérica”.
La prioridad de las naciones debería estar dirigida a mejorar la calidad de vida de sus pobladores; en cuanto a salud se refiere, su misión debería ser proteger a la población de los efectos del cambio climático y evitar la destrucción del planeta. Sin embargo, las medidas en el país no parecen responder a estos hipotéticos.
México dice mejorar la infraestructura estratégica del país, pero en realidad siempre ha beneficiado al transporte privado. El cuidado de los ecosistemas que albergan la biodiversidad y proveen de importantes servios ambientales estarán en riesgo hasta que no se asuma que el uso de automóviles particulares no es la solución para trasladarse. Al menos no en un país donde habitan más de 120 millones de personas.