GUERRERO: RED DE NARCOS, POLICÍAS Y POLÍTICOS

12/10/2014 - 12:05 am

La Brigada Especial de la DFS proporcionaba al gobierno estadunidense el invaluable servicio de perseguir la disidencia comunista mexicana y, tal vez más importante que esto, seguir la pista de agentes cubanos y soviéticos. La Brigada Especial o Blanca –para establecer un antagonismo con la Brigada Roja de la guerrilla– existió como consecuencia de la Guerra Fría y del primer interés de Estados Unidos para que su patio trasero se mantuviera, al menos, blanco. Nunca rojo.

Las señales de la convivencia entre narcotraficantes y policías –o cada cual algo del otro en mayor o menor medida– eran inocultables. Los propios agentes de la DEA desplegados en México, y particularmente en Guadalajara, mantenían el reclamo a sus jefes apostados en la Ciudad de México de desatender el problema de las complicidades a favor de la “relación especial” con México.

En Washington parecían preguntarse: ¿Qué importa si esos muchachos de piel oscura, bigotes ralos y revólver pronto también rompen de vez en cuando la ley para ganarse algunos dólares? Venido abajo el bloque socialista, son las drogas, sin duda, el primer argumento de intervención de América en Las Américas.

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Especial
La violencia en Guerrero es producto de las ligas entre el crimen, caciques y políticos. Imagen: Especial

Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).– El Chaky se deslumbró con el poder de las insignias: barras y estrellas de cinco picos en las sobre hombreras, aunque las veía generalmente bordadas en negro porque eran vestidas con el uniforme de campaña. Y la campaña era la persecución de los guerrilleros dispersos en la montaña de Guerrero.

Arturo Hernández González, un muchachito acapulqueño medio desharrapado de 10 ó 12 años, no podía más que maravillarse por esos años, la primera mitad de la década de los 70, ante el paso desafiante de los jefes militares.

Uno de ellos, al que lavaba el auto en la comandancia de la Policía Judicial de Guerrero, lo adoptó. En ese tiempo, el militar llevaba dos estrellas doradas. Era teniente coronel. El tiempo le traería la estrella plateada y solitaria sobre el escudo nacional, seña distintiva de un general brigadier: Mario Arturo Acosta Chaparro.

En esos años, el jovencito también conoció a unos hermanos que serían definitivos en su vida de apellidos Tarín Chávez.

Uno de ellos, Manuel, trabajó en 1972 como ayudante de la Policía Judicial de Chihuahua. Tres años después, entre 1975 y 1981, causó alta en la Policía Judicial de Guerrero como jefe de grupo bajo las órdenes de Acosta Chaparro, padrino de su hermano Ezequiel. Otros dos hermanos suyos, Otoniel y Gustavo, estuvieron en la misma corporación con igual asignación, pero comisionados por la Policía Judicial Militar.

“Estuve asignado a un grupo que combatía las células guerrilleras directamente con el general Acosta Chaparro, a quien frecuento todas las veces que vengo a la Ciudad de México”, declaró Manuel Tarín en abril de 1989.

Pocos años después, su hermano Gustavo se convertiría en testigo protegido y uno de los principales acusadores de los generales Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo en los procesos que se le siguieron por la matanza de disidentes políticos y por narcotráfico.

Manuel Tarín y Arturo González se odiaban como sólo pueden quienes bien se conocen. En 1975, el lavacoches se convirtió en chofer de la familia del primero, hasta que Arturo y una hermana de los Tarín Chávez se enamoraron. La muchacha resultó embarazada.

Manuel relató el momento:

“Mis hermanos Gustavo y Otoniel lo golpearon. Lo amarraron y lo colgaron en los separos de la Policía Judicial de Acapulco. Abogó por él su madre, que en realidad era su hermana mayor. También Acosta Chaparro, que en ese tiempo ya era mayor”.

El honor se resarció en el altar. Pero sólo el de la familia. Según Manuel Tarín, desde el día de la boda entre su hermana y el sicario, éste la golpeó hasta el momento de su separación.

De aquellos años y de su inclusión al mundo compartido entre narcotraficantes, policías y anticomunistas Arturo González, El Chaky, recordaría una estampa:

“Conocí a Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, cuando trabajé en la Dirección Federal de Seguridad. Estaba en Tuxtepec, Oaxaca. Ahí se sembraba marihuana. El Azul llegaba con mucha gente en camionetas y él también sembraba. El comandante de la Federal de Seguridad, que entonces era Tomás Morlet, les daba chance para la siembra”.

En 1985, el comandante de la región norte de la agencia de la Dirección Federal de Seguridad y narcotraficante confeso, Rafael Chao López, señaló a su compañero Tomás Morlet como uno de los comandantes que con regularidad entregaban dinero del narcotráfico al director de la agencia mexicana de espionaje en ese momento, José Antonio Zorrilla Pérez, encarcelado por el asesinato del periodista Manuel Buendía y vendedor de protección a Rafael Caro Quintero.

Tomás Morlet fue uno de los hombres que abrieron la conexión entre la DFS y el futuro Cártel de Juárez, en primera instancia. Se asoció con Rafael Aguilar Guajardo, excomandante de la corporación de inteligencia y cofundador del Cártel de Juárez desde donde operó un equipo de contrainteligencia implantado en el CISEN. Tomás murió como uno de los jefes de sicarios del Cártel del Golfo.

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En la siguiente viñeta de la vida de El Chaky lo coloca, a principios de los 90, como integrante del Grupo Palma de la Policía Judicial Federal, creado por la PGR en 1987, y junto a Guillermo González Calderoni, quien luego vendería protección al Cártel del Golfo.

El quinteto de Los Tigres del Norte incluyó en recopilación de sus 20 Corridos Prohibidos las canciones Pacas de a Kilo, Jefe de Jefes, Gabino Barreday El Discípulo del Diablo, dedicada a Guillermo González Calderoni.

“En 1994 conocí a Amado y Vicente Carrillo Fuentes en una carrera de caballos en la ciudad de Chihuahua”, declararía el propio Chaky.

Sin embargo, Pancho Tornez describió al Chaky tiempo antes, en 1991: vivía volcado en la riqueza, olvidado el aspecto costeño, vestido como vaquero del norte. Un servidor de Juárez.

Admitió que recibía tráileres cargados de cocaína o marihuana en Durango para escoltarlos con dos o tres vehículos de la caseta de Cuencamé, Durango, a los límites de este estado con Chihuahua.

El propio Arturo explicaría su apodo:

“Tengo como apodo El Muñeco, aunque alguien después de una fiesta me dijo que me parecía al Chucky –palabra transformada en Chaky por la repetición– y así se me quedó de apodo. Soy adicto desde hace muchos años a la cocaína”.

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Especial
Imagen: Especial

El Señor de los Cielos murió y se convirtió para siempre en leyenda de la mafia. Falleció en la mesa del quirófano, en 1997, cuando cuatro cirujanos plásticos se afanaban en transformar todos sus rasgos. El Chaky, presumió a la PGR, que asesinó a los médicos, segmentó los cuerpos, los sumergió en un tambo de cemento y dejó los cadáveres en la Autopista del Sol.

También se le atribuye el asesinato de 10 pistoleros rivales en Ciudad Juárez a quienes habría enterrado en el Rancho La Campana.

Se le acusó del asesinato de Carlos Ventura Moussong, hombre de confianza de la DEA, aprehensor de Ernesto Fonseca, Caro Quintero, El Azul Esparragoza y el ex Gobernador de Quintana Roo Mario Villanueva. El agente del MP le preguntó sobre el asunto.

“Con el comandante Ventura Moussong tuve gran amistad”. Tanta que, según él, le avisó cuando un amigo lo quiso delatar en la PGR. Traicionado, El Chaky ordenó la muerte del soplón.

“Se anda diciendo que yo lo mandé a matar. Esto es falso y explico por qué: cuando detuvieron a mi sobrino, me dijeron que lo había detenido Ventura Moussong. Y sí dije: lo voy a matar. Pero Ventura me mandó a decir que él no había sido, que conocía a Jorge desde pequeño y que él no me haría algo así. Y ahí quedó todo”.

El Chaky dio detalles de su personalísima nómina. La que le mantenía a salvo en Gómez Palacio los años que ahí vivió. Había un policía municipal que lo alertaba de la presencia de policías extraños a cambio de 4 mil ó 5 mil pesos.

Habló de Víctor Blancas, comandante de la Policía Judicial Federal en la misma ciudad, encargado de avisar cuando la policía no comprada se le acercaba demasiado. “A este sujeto yo mismo le daba cada vez 5 mil dólares”.

Cuando la Policía Judicial Federal se convirtió en la Agencia Federal de Investigación reclutó al agente federal de investigación Néstor Tobías de la Cruz, a quien se retribuía con 3 mil ó 4 mil dólares cuando avisaba de operativos.

En la oficina de Gómez Palacio tenía un hombre, sólo identificado como Amado, a quien daba 8 mil ó 10 mil pesos por cada línea segura que desviaba: se contrataban líneas telefónicas a registrarse en un domicilio, pero se desviaban a otro para que no fueran ubicables.

Y habló de sus cuñados, los Tarín Chávez. Los que lo colgaron con el cuerpo hinchado de tanta tunda en los separos de Acapulco. Apuntó especialmente a Gustavo, convertido en testigo protegido y principal acusador de Acosta Chaparro.

“Efectivamente conoció a Amado y a su hermano Vicente, con quienes trabajó. Pero no le tienen confianza porque asesinó a su hermano”. (El fratricidio entre los Tarín fue el mismo argumento invocado por Acosta Chaparro para denostar las palabras de Gustavo cuando le tocó turno de ir al banquillo).

Lo detuvieron con su sombrero y sus botas. Traía documentación de su deportación de Estados Unidos por estar en ese país sin papeles. Se sentía mal por su hipertensión y el dolor que le recordaba una vieja lesión en la pierna izquierda. Al final de su declaración, El Chaky buscó la influencia de su pasado.

“Mi conducta puede ser avalada por los generales Mario Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quiroz Hermosillo”.

EL GENERAL ACOSTA

Especial
Imagen: Especial

¿Quién era Mario Arturo Acosta Chaparro Escapite en Guerrero, en los mismos años en que los narcotraficantes relacionados con él iniciaron su desarrollo empresarial hasta ser hoy los capos, los fundadores de la República de las Drogas? ¿Qué cimientos hubo para que ese estado sea zona de guerra de los cárteles modernos?

El espionaje de Estado es un sistema que por naturaleza se espía a sí mismo. Acosta Chaparro fue seguido con atención por la Federal de Seguridad y se escribieron decenas de reportes sobre sus actividades policíacas en Guerrero, en esos años gobernado por la familia Figueroa. Uno de ellos, Rubén, candidato en 1974 a la gubernatura del estado, fue secuestrado por la gente de Lucio Cabañas.

Luis Echeverría, identificado como colaborador directo de la CIA, pero también amigo cercano de Rubén Figueroa, enfureció y lanzó a “los tigres” en su contra. El maestro guerrerense se convirtió en una de las prioridades de Acosta Chaparro, en ese momento con grado de teniente coronel del Ejército, y ese mismo año, en diciembre, fue cazado y su cadáver fotografiado con sus captores alrededor a manera de muestra del trofeo conseguido.

Acosta se convirtió en una especie de policía plenipotenciario. En algún momento de 1976 ya era director de la Policía y Tránsito de Acapulco y fue nombrado, a la vez, jefe de grupo de la Policía Judicial del estado en este puerto. En la época, el cultivo de marihuana y amapola a gran escala era extendida por los narcos sinaloenses hacia el Pacífico Sur.

Respecto al nombramiento, el órgano de vigilancia de la Secretaría de Gobernación anotó:

“Se ha rumorado insistentemente que esta actitud del gobernador del estado Rubén Figueroa Figueroa se debe a que uno de sus hijos fue secuestrado, indicando que con esta acción el mencionado mayor se encargará de las investigaciones al respecto”.

Con frecuencia, Acosta enfrentó acusaciones por las desapariciones ocurridas en Guerrero. En noviembre de 1976, el militar retuvo a ocho policías de Acapulco. La detención fue pública y las familias de los uniformados reclamaron la entrega de los detenidos, quienes permanecieron en calidad de desaparecidos durante un mes. La presión creció y el responsable de la Brigada Blanca en el sitio los debió presentar:

“Estaban sujetos a investigación por delitos cometidos contra la sociedad”, Acosta juzgó en el momento. A continuación lo designaron jefe de la Policía Judicial de Guerrero, encargo que incluía mandato sobre todas las demás policías, es decir, también la de Tránsito y Seguridad Pública.

Acosta Chaparro pertenecía, al mismo tiempo, a la DFS. Su desempeño le llevaría a llevar el cargo de Jefe del Departamento de Asuntos Exteriores de la Dirección Federal de Seguridad. En otras palabras: discutía y acordaba con funcionarios de otros países asuntos relacionados con la contención “del terrorismo”, término ya utilizado desde entonces.

Llama la atención un diagnóstico político de Guerrero realizado por la Dirección Federal de Seguridad, en que consignan las otras actividades de Acosta Chaparro, además de integrante de la Brigada Blanca o Especial. Tiene fecha de 14 de mayo de 1976:

“El mayor Arturo Acosta Chaparro es atacado por sus manejos turbios que le reditúan fuertes sumas de dinero al mes, comentándose que tiene protección incondicional del Lic. Rubén Figueroa Alcocer, hijo del gobernador del estado [y futuro mandatario del mismo, responsable político de la matanza de Aguas Blancas]”

***

¿Cómo operaba Acosta la contrainsurgencia? De acuerdo a los documentos recabados de los archivos de la DFS, el militar también desarrollaba tareas de propaganda.

En 1977, las organizaciones sociales de Guerrero acusaban la desaparición de 150 personas a causa de su posición política. A principios de marzo convocaron a una concentración en el puerto de Acapulco para el día cuatro de ese mes y reclamar la presentación de sus compañeros y el freno a la persecución.

En la víspera de la manifestación, la patrulla 105 de Policía y Tránsito de Acapulco, a cargo de Acosta, repartió un volante que, en síntesis, decía:

“¡La hora de iniciar la guerrilla urbana en Guerrero ha llegado!

“Brutalmente soberbio ha regresado el burgués José López Portillo [Presidente de México] después de su entrevista con [Jimmy] Carter [Presidente de Estados Unidos] que sostuviera en los Estados Unidos y aquí en Guerrero han radicalizado sus procedimientos los defensores del sistema capitalista encabezados por el oligarca monopolista y explotador Rubén Figueroa.

“¡Te invitamos al mitin más violento que se haya realizado en Acapulco! ¡Debemos desenmascarar a todos los peleles del régimen!

“El 4 de marzo es el día fijado para iniciar la guerrilla urbana en el puerto. Estamos estrechamente unidos con nuestros heroicos compañeros de la Liga Comunista 23 de Septiembre […] Estamos dispuestos a que renazca la acción armada que dejaron trunca nuestro héroes Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos.

“¡Los comunistas te convocamos a la revolución armada! ¡Con el fusil en la mano salvarás a tus hermanos!”.

GUÍA PARA LIBERAR, MANUAL PARA SECUESTRAR

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Imagen: Especial

El 14 de marzo de 1972 fue secuestrado Cuauhtémoc García Terán, hijo del caficultor Carmelo García Paniagua, por la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres que comanda Lucio Cabañas.

Los guerrilleros solicitaron 3 millones de pesos de rescate, no dar aviso a las autoridades y publicar el ideario de la agrupación. El 8 de junio de ese mismo año García Terán recuperó su libertad una vez que su familia pagó 500 mil pesos en efectivo y 800 mil pesos en documentos.

El siguiente reporte de la Dirección Federal de Seguridad da cuenta de cómo se operó el rescate. Es, también, un indicio del supuesto manual de operaciones para la captura de los comunistas. Un exagente del servicio secreto mexicano explicó que las técnicas del secuestro en México derivaron de las tácticas empleadas por la Dirección Federal de Seguridad.

El informe, fechado en Acapulco el 15 de abril de 1972, está firmado por el capitán Luis de la Barreda Moreno, director de la DFS y hombre de toda la confianza de Fernando Gutiérrez Barrios. De la Barreda fue un hombre a quien el primer –o penúltimo– gobierno panista intentó llevar a prisión por la desaparición del activista Jesús Piedra.

El texto se transcribe a continuación.

Con motivo de que los secuestradores de Cuauhtémoc García Terán dirigieron a la familia de éste el cuarto comunicado, la Comandancia de la 27 Zona Militar elaboró la siguiente directiva:

Misión

Efectuar operaciones a partir de las siete horas del 15 de abril de 1972 sobre el camino de Atoyac de Álvarez-El Paraíso con el fin de localizar a los secuestradores y proceder a su captura o exterminio y rescatar al joven.

Concepto de la operación.

a) La efectuará el personal del 50 Batallón de Infantería, reforzado con personal de los 27 y 48 Batallones de Infantería, ayudados por el personal de la Dirección Federal de Seguridad y de la Policía Judicial del Puerto de Acapulco.

b) A partir de las 7 de la mañana del 15 de abril se despacharán diez patrullas motorizadas en el tramo comprendido entre San Andrés de la Cruz-El Paraíso, con cinco patrullas en cada uno de los sentidos de dicho camino con el fin de hacer presión sobre los elementos maleantes obligándolos a colocar señalas o actuar en el tramo comprendido entre Atoyac de Álvarez-San Andrés de la Cruz.

c) Las patrullas se moverán en cada sentido con un intervalo de tres kilómetros entre cada patrulla, a partir de las siete de la mañana del 15 de abril de 1972 hasta las tres de la tarde del 17 de abril de 1972.

d) El tramo entre Atoyac de Álvarez-San Andrés de la Cruz deberá quedar totalmente despejado de toda vigilancia ya sea por parte de las tropas como de otras fuerzas de seguridad.

e) Una vez que salga de Atoyac el coche VW color amarillo, el cual irá equipado con una estación de radio PRC77, le precederá a una distancia de un kilómetro un vehículo civil con un pelotón de fusileros vestidos de civiles manteniendo una velocidad igual a la que se desplaza el VW.

f) La retaguardia del coche VW a una distancia de un kilómetro se desplazará a otro vehículo civil y con otro pelotón de fusileros en la misma forma que antecede al coche.

g) Cada uno de los vehículos que transporte a los dos pelotones deberá ir equipado con una estación de radio PRC77 manteniendo la comunicación con la estación que se transporte en el coche VW.

h) Una vez que el coche durante su recorrido llegue al lugar en donde se encuentra la señal convenida de inmediato lo reportará el personal que se transporte tanto a su vanguardia como a su retaguardia mediante una señal convenida.

i) Al recibir el personal la señal del coche de inmediato desmontará de su vehículo e iniciará su desplazamiento hacia la dirección en que se encuentre el coche, moviéndose a campo traviesa como eje de la carretera y desplegados.

j) A partir de las 9 horas del 15 de abril se establecerá una vigilancia discreta con personal de la Policía Judicial sobre el domicilio de Carmelo García con la misión de interceptar cualquier otro comunicado que pudieran enviar los secuestradores.

k) El comandante del 50 Batallón de Infantería mantendrá una reserva móvil en condiciones de acudir al punto que se requiera en el menor tiempo posible.

l) Se establecerá en forma escalonada y a una distancia conveniente estaciones de radio fijas para complementar la comunicación entre los elementos participantes.

m) En caso de haber detenciones, los detenidos serán interrogados por los agentes de la Dirección Federal de Seguridad, capitán Acosta Chaparro y agente Bravo, así como por el comandante de la Policía Judicial de Acapulco, Wilfrido Castro y el jefe de grupo Isidoro Galeana Abarca.

El anterior instructivo es firmado por el general de división Joaquín Solano Chagoya.

Ya nada se escribió de la suerte de los guerrilleros secuestradores. La rutina era torturarlos, golpearlos.

Y los hombres de la DFS sabían golpear. Los entrenaba el hombre mejor preparado para esto, quizá el mejor karateca en la historia de México, un médico que se volvería, décadas después, un funcionario crucial en el tema de las drogas.

Quizá el destino de los “subversivos” fue el del avión Aravá, perteneciente a la Defensa Nacional y desde el cual en los 70se lanzaron al mar guerrilleros sin vida. Hablaría de la aeronave el general Francisco Quirós Hermosillo, jefe de la Brigada Especial, dependencia dedicada a trabajos contrainsurgentes, y mancuerna de Acosta en los asuntos de la Guerra Sucia y del narcotráfico también:

“Estaba a disposición de la brigada [Blanca] que comandaba”. La tripulación del Aravá fue detenida en noviembre de 1979 por transportar droga de la base militar de Pie de la Cuesta, Guerrero, a Laredo, Texas.

El primero de diciembre de 1984, la DFS estaba particularmente atenta a los rumores relacionados consigo misma. Se discutía en corredores y se insinuaba en columnas periodísticas la sustitución de su director, José Antonio Zorrilla Pérez, ya sujeto de sospechas por su colaboración con Rafael Caro Quintero y el asesinato del periodista Manuel Buendía.

Los rumores tomaron forma en un memorándum redactado por el agente de la DFS adscrito a Acapulco, Guerrero, quien redactó:

“En el Hotel Las Brisas –cuartel y despacho de uso frecuente de Acosta– de este puerto, el teniente oficinista encargado del departamento de seguridad de dicho hotel manifestó que debían prepararse para trasladarse a la Ciudad de México ya que el coronel paracaidista Mario Arturo Acosta Chaparro será próximamente director Federal de Seguridad […]”.

***

Un personaje cercano a uno de los hombres legendarios de la seguridad en México, Fernando Gutiérrez Barrios, afirma en entrevista con SinEmbargo que en México, básicamente, todas las organizaciones “químicamente puras” dedicadas al secuestro se originaron en los servicios de seguridad en México.

Este hombre que trabajó en la Dirección Federal de Seguridad, y quien pide mantener el anonimato, es ahora un investigador académico. Explica la relación entre los agentes de la Guerra Sucia y los plagiarios, en la que unos y otros tenían por fin la captura de una persona.

El método fue instrumentado por los primeros: la designación de un sujeto a capturar, el estudio de su rutina, sus relaciones personales, sus antecedentes laborales. Luego, la planeación del secuestro: el momento del sometimiento, el despliegue coordinado de los hombres participantes, el uso de un vehículo para el traslado del punto de la desaparición a una casa de seguridad. Luego la tortura para obtener el bien deseado y finalmente la liberación o desaparición de la víctima.

“La diferencia estriba en qué querían unos y otros. Los policías políticos querían información y los simples secuestradores quieren dinero, pero se valen de la tortura y la mutilación para presionar la negociación con la familia del secuestrado.

“En los 80, el escenario era de una subversión tendencialmente aniquilada, con reductos muy pequeños. La Federal de Seguridad empezó a participar cada vez más en tareas de combate a delincuencia organizada, particularmente al narcotráfico, pero no exclusivamente a ello. Esta gente realizó una gran cantidad de secuestros extorsivos porque tenían el know how.

“La gente que está capacitada para llevar a cabo una detención es la que está capacitada para llevar a cabo un secuestro. La única diferencia es que en el secuestro, no te bajan con la cabeza cuidada. Es el tipo de arbitrariedad y de escasa preparación en derechos humanos que tienen las policías mexicanas”.

Por supuesto, también se internaron en el narcotráfico porque conocían su funcionamiento y operaban al amparo de una acreditación plenipotenciaria.

El levantón mismo es un secuestro, tiene su episodio de privación ilegal de la libertad y tiene la extorsión, en que se presiona a una persona para actuar de cierta forma y se le impone un cierto pago. Sin embargo, no es el secuestro convencional.

LOS GOBERNADORES

Aguirre
Ángel Aguirre, Gobernador de Guerrero. Foto: Cuartoscuro

Hubo un Gobernador guerrerense, entre 1975 y 1981, a cuyo espíritu define su apodo: El Tigre de Huitzuco, Rubén Figueroa Figueroa, el hombre en quien descansó parte de la estrategia contrainsurgente del gobierno mexicano.

Priista hasta la médula, Rubén Figueroa representó un modelo de político y empresario favorecido por la primera condición mencionada. Durante su campaña política al gobierno del estado fue secuestrado por el Partido de los Pobres, liderado por Lucio Cabañas. Existen versiones contrapuestas sobre si su liberación ocurrió como parte de un operativo, siendo esta la versión oficial, o se pagó una cuantiosa suma a la guerrilla.

Lo cierto es que se acendró su espíritu persecutor y dio cabida a la estructura militar y policíaca que desarrollo la Guerra Sucia en su estado y, a la vez, la consolidación del narcotráfico en la región.

Durante esos años, se acentuó el narcopoder en la DFS: José Antonio Zorrilla Pérez ascendía en el organigrama de la Secretaría de Gobernación y fortalecía su relación con los sinaloenses que fundarían el Cártel de Guadalajara, génesis de los cárteles contemporáneos.

La dualidad policía contrainsurgente-narcotraficante se mostraba en otros personajes: Rafael Chao López, quien comandaría a la DFS en el noreste, sentando parte de las bases de El Golfo –del que se escindieron Los Zetas. Alrededor de Acosta Chaparro, la DFS y la Brigada Blanca fungían los comandantes Daniel Acuña Figueroa, Aguilar Guajardo –cofundador del Cártel de Juárez–, Federico Castell y Tomás Morlett, quien según los expedientes facilitaba a José Antonio Esparragoza Moreno, El Azul, la siembre de marihuana en Oaxaca.

En tanto, Figueroa persiguió sin descanso la disidencia académica de la Universidad Autónoma de Guerrero. En su periodo desaparecieron de más de 100 estudiantes y profesores. Luego de la cacería y muerte de Lucio, Rubén Figueroa logró la libertad de la viuda del guerrillero a quien llevó a su oficina y violó, gesto por sus críticos entendido como un trofeo de guerra.

Uno de sus hijos, Rubén Figueroa Alcocer, gobernó el estado a partir de 1993 con métodos similares a los de su padre. El 28 de junio de 1995, Figueroa Alcocer participó en las decisiones que culminaron con la masacre de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas perpetrada por la policía estatal en el municipio de Coyuca de Benítez. Información periodística de la época relacionó a Mario Arturo Acosta Chaparro con la matanza de mediados de los noventa.

Figueroa Alcocer pretendió negar la vinculación de sus policías con la ejecución multitudinaria, pero un video mostró la relación y Figueroa debió pedir licencia en marzo de 1996. El cargo fue ocupado por un político de todas sus confianzas: Ángel Aguirre Rivero, quien así ocupó por primera vez el gobierno estatal.

¿Qué tan cerca estuvo la trayectoria política de Aguirre de la consolidación del crimen organizado en Guerrero y el resto del país? El aún Gobernador fue secretario particular y luego secretario de Gobierno durante el mandato de Alejandro Cervantes [1981-1987], sucesor de Rubén Figueroa Figueroa.

El sucesor de Cervantes, el gobernador José Francisco Ruiz Massieu –futuro líder nacional del PRI ejecutado en la Ciudad de México– lo designó Secretario de Desarrollo Económico de 1987 a 1990 y, de este año a 1991, fungió como Coordinador del Programa Nacional de Solidaridad en la Costa Chica, justo en los años del florecimiento del Cártel de Juárez y de su empleo de las playas del Pacífico mexicano para recibir la cocaína colombiana que luego exportaba a Estados Unidos.

Durante su vida política como priista, el Partido de la Revolución Democrática denunció la desaparición y asesinato de cientos de sus seguidores en Guerrero. En 2010, luego de no lograr su postulación a la gubernatura de su estado, Aguirre fue arropado por el propio PRD bajo cuyas siglas volvió a Casa Guerrero, la misma que fue apedreada el domingo en aparente protesta por los 43 muchachos desaparecidos de Ayotzinapa.

Hasta el momento, las versiones oficiales responsabilizan a policías municipales de Iguala de haber entregado a los muchachos a un minicártel local llamado Guerreros Unidos, evolución empresarial de uno de los grupos de sicarios de los Beltrán Leyva.

Como se recuerda, el Cártel de los Beltrán Leyva, con particular empoderamiento en el estado de Guerrero, es una separación del Cártel de Sinaloa con particular, éste originado en parte del Cártel de Juárez, la misma organización que los persecutores de estudiantes y maestros guerrerenses de los años 70 y 80 ayudaron a fundar.

¿El nombre del líder de Guerreros Unidos que habría dado la orden de masacrar a los de Ayotzinapa? El nombre aún no es conocido, pero el apodo sí y la ironía parece que siempre se las arregla para aparecer: El Chuky.

EL PRESIDENTE

Phillip Agee, ex agente de la Agencia Central de Investigación de Estados Unidos en México durante parte de la década de los sesenta, describió en su libro Inside the Company: CIA diary detalle de la estrecha colaboración de los gobiernos mexicanos con los estadounidenses. Gustavo Díaz Ordaz fue identificado como un informante con clave LITEMPO-2, mientras que LITEMPO-7 le fue adjudicado a Luis Echeverría Álvarez.

Hubo un tiempo, peligrosamente cercano más allá de los días trascurridos, en que la clase política mexicana celebraba con abierta y obligada devoción al más encumbrado de los suyos, al Presidente de la República. Al 1 de septiembre de cada año se le llamaba el Día del Presidente, cuando el mandatario en turno salía a las calles, se tomaba por los codos con los líderes sindicales y asumía, de manera expresa, el título honorario de “primer obrero de la nación”.

El Presidente oficiaba una homilía con cualquier cantidad de signos sagrados en que se anticipaban, en un código que por abigarrado de lisonjas se hacía sólo descifrable para los eruditos, sus futuros deseos y designios, si es que esto no es una redundancia.

En su primer informe de gobierno, el 1 de septiembre de 1971, Echverría presumió:

“Dentro de un espíritu de cooperación, prosiguieron las pláticas entre las autoridades de México y de los Estados Unidos de América, a fin de coordinar los trabajos que realizan para combatir la producción, el tráfico ilegal y el consumo de estupefacientes, mariguana y drogas peligrosas. Se han puesto de manifiesto los satisfactorios resultados de la campaña llevada a cabo por la Procuraduría”.

General de la República, con el auxilio del Ejército Nacional, al destruir plantíos, decomisar substancias tóxicas y detener a los traficantes”.

Seis polémicos años después, el 1 de septiembre de 1976, el Presidente Luis Echeverría Álvarez rindió su último informe de gobierno:

“Nuestro rechazo a la política de la fuerza, nos llevó a condenar, sin miramientos, toda violación a los derechos humanos y toda persecución dictatorial por razones políticas (en referencia a Chile). La postura que asumimos en materia de derechos humanos y la defensa que estamos realizando de la dignidad del hombre en todos los rincones del planeta no han tenido vacilaciones.

“No hemos incurrido en eso a que se nos ha querido llevar: a una persecución de los izquierdistas, de los disidentes y de los críticos. El gobierno nunca abandonó sus fines superiores para responder a la violencia con la violencia. La provocación no lo condujo a la represión y la inseguridad”.

Durante la administración de Echeverría, además de la matanza del Jueves de Corpus, ocurrieron alrededor 500 desapariciones por razones políticas. Debido a tecnicismos legales, no fue posible juzgarle por genocida. En su periodo se instauró la llamada “Guerra Sucia”: se espió, persiguió, detuvo arbitrariamente, se torturó y se violó a miles. Se desapareció a cientos, muchos de ellos estudiantes de Guerrero, como los de Ayotzinapa.

***

El Frente Estatal contra la Represión en Guerrero acusó a Acosta Chaparro de ser responsable de dos desapariciones en las que intervino personalmente.

El organismo, apoyado por investigadores de la Universidad Autónoma de Guerrero ofreció en julio de 1981 un listado de oficiales y civiles integrantes de la Brigada Blanca responsables de secuestros y detenciones ilegales en ese estado, Oaxaca y Morelos. Fueron mencionados los hermanos Tarín Chávez, Francisco Barquín y el policía estatal Isidro Galeana Abarca al que acusaron del “secuestro de 10 personas”.

Guerrero estaba demasiado harto de Arturo Acosta Chaparro, a quien el cambio de sexenio, a favor de Miguel de la Madrid, no le llevaría hacia arriba en su carrera política. Los propios reportes de la DFS señalaban su enriquecimiento inexplicable, la extorsión como forma habitual de comportamiento de sus policías y los constantes señalamientos de su protección al narcotráfico.

Al siguiente año ya fungía en Veracruz en similares tareas antiguerrilleras.

El mayor Gustavo Tarín Chávez fue nombrado director de la policía de Coatzacoalcos, Veracruz, el 7 de julio de 1982 por órdenes del entonces teniente coronel Mario Arturo Acosta Chaparro.

Tarín, además, fue designado supervisor de todas las policías municipales del sur veracruzano. Era un hombre cercano a Acosta, lo suficiente como para decir, 18 años después, que su general era un hombre del Cártel de Juárez.

INMUNIDAD

En septiembre de 2000, los generales Francisco Quirós Hermosillo y Mario Acosta Chaparro fueron encarcelados en el Campo Militar Número Uno por cargos de narcotráfico, asociación delictuosa, por presuntos vínculos con el Cártel de Juárez.

Atravesaron su consejo de guerra con cinco generales. Se les acusó también del asesinato de un número no determinado de guerrilleros, entre 1975 y 1979. Se presume que pudieron ser alrededor de 143 víctimas. Fueron  sentenciados el día de muertos de 2002 a 15 y 16 años de prisión por el delito de narcotráfico. En el deshonor, se les arrancaron las insignias que maravillaran al Chaky, liberado en 2013.

Quirós Hermosillo murió de cáncer y en el deshonor. Acosta Chaparro fue exonerado de todas las imputaciones en 2007 y quedó en libertad. El 23 de abril de 2008, vivió su ceremonia de retiro. Fue condecorado por 45 años de servicio “con patriotismo, lealtad, abnegación, dedicación y espíritu de servicio a México y sus instituciones”.

Murió hace pocos de años de un tiro que le dieron en el abdomen en la colonia Condesa del DF. En el ambiente de los servicios de inteligencia se decía que Acosta Chaparro había vuelto a la operación, ahora en asistencia a un gobierno surgido del PAN.

Y sigue libre El Mayo Zambada, dueño de militares y asesinos. Un capo por cuya entrega el gobierno mexicano ofrece 30 millones de pesos y el estadunidense 5 millones de dólares. Un hombre que infiltró la inteligencia militar, cuyos agentes le dieron la libertad a cambio de mil dólares.

No habría consecuencias penales ni políticas para los altos funcionarios del gobierno estatal. Lo que sí ocurrió, casi 12 años después, fue el hallazgo de los muchachos de Ayotzinapa que se atrevieron a decir no más a su mal gobierno, malo por corrupto, malo por su colusión con el crimen organizado, la misma complicidad que les arrancaría la piel, los ojos y la vida. *

Fuentes:

*Causa penal 2491/2005 llevada por el Tribunal Superior de Justicia Militar

*Expediente 564/05 abierto por el Juzgado Tercero de Distrito en Materia de Procesos Penales abierto contra Javier Torres Félix

*Causa penal 99/2002-D del Juzgado Tercero de Distrito con Sede en Culiacán, Sinaloa, abierta contra Domingo Silva Monter

*Expediente integrado por la DFS a partir de actividades y análisis de Mario Arturo Acosta Chaparro. Documentos depositados en el AGN y obtenidos mediante la Ley de Transparencia y Acceso a la Información

*Expediente integrado por la DFS a partir de actividades y análisis de Francisco Quiroz Hermosillo. Documentos depositados en el AGN y obtenidos mediante la Ley de Transparencia y Acceso a la Información

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