Luego del ataque del año pasado, el Presidente Donald Trump generó una gran controversia cuando responsabilizó de la violencia tanto a los grupos neonazis como a los manifestantes de izquierda y aseguró que había gente "muy buena" entre los supremacistas. Sin embargo, este sábado Trump condenó en Twitter "todo tipo de racismo" e instó a los estadounidenses a unirse "como nación".
Washington, 12 de agosto (EFE).- Los grupos de supremacistas blancos que aterrorizaron a la población de Estados Unidos (EU) hace un año durante una marcha trágica celebrada en Charlottesville, en el estado de Virginia, protagonizarán hoy una protesta en Washington, que terminará frente a la Casa Blanca.
El 12 de agosto de 2017, centenares de neonazis tomaron las calles de Charlottesville en uno de los momentos más oscuros para la sociedad estadounidense de los últimos tiempos; hoy, esos mismos grupos llegan a la capital del país para reivindicar sus consignas xenófobas y supremacistas.
Los neonazis se reunirán en las afueras de Washington alrededor de las 14:00 hora local (18.00 GMT) para tomar el metro hasta el centro de la capital.
A partir de las 17:00 hora local (21:00 GMT), avanzarán poco más de un kilómetro hasta llegar al Parque Lafayette (frente a la Casa Blanca), donde protestarán hasta las 19:30 horas (23:30 GMT), informó en su web la organización neonazi "Unir a la derecha".
Antes de que los supremacistas tomen las calles, una coalición de decenas de organizaciones reunirá a sus activistas en una plaza cercana a la residencia presidencial a las 12.00 del mediodía (16:00 GMT), y marcharán hasta el mismo parque al que posteriormente llegarán los xenófobos.
De acuerdo a su manifiesto, los organizadores de la contraprotesta buscarán mantener una separación "de lugar o tiempo" con los extremistas.
El jefe de Policía del área de Washington, Peter Newsham, aseguró esta semana en una rueda de prensa que garantizarán que los dos grupos permanezcan separados para evitar que se repita las situaciones de confrontación.
Las protestas en Charlottesville, que se convirtieron en un símbolo de la tensión racial, ocurrieron hace un año, cuando supremacistas blancos marcharon por la ciudad en protesta por la retirada de una estatua de Robert E. Lee, general esclavista durante la guerra civil de EU.
Después de exhibir durante horas símbolos fascistas, un manifestante neonazi embistió con su vehículo a una multitud que participaba en una contramarcha antirracista, acto que acabó con la vida de una mujer, Heather Heyer, e hirió a otras 19 personas.
Además, dos policías murieron en un accidente de helicóptero cuando acudían a sofocar las protestas.
Una vez conocidos los hechos, el Presidente, Donald Trump, generó entonces una gran controversia cuando responsabilizó de la violencia tanto a los grupos neonazis como a los manifestantes de izquierda y aseguró que había gente "muy buena" entre los supremacistas.
Sin embargo, ayer sábado Trump condenó en Twitter "todo tipo de racismo" e instó a los estadounidenses a unirse "como nación".
En el estado en el que tuvieron lugar los hechos, Virginia, el Gobernador, Ralph Northam, declaró esta semana el estado de emergencia para poder disponer de los recursos necesarios ante potenciales disturbios durante las protestas que tienen lugar desde el viernes en el área.