México, 12 Ago. (Notimex).- Su estilo comercial de tirar golpes en busca del nocaut y abalanzarse sobre sus rivales como presas caracterizan a la campeona mundial supermosca del Consejo Mundial de Boxeo, Zulina Muñoz.
Sin embargo, la fiereza y agresividad que demuestra arriba de los cuadriláteros se transforman en ternura, dulzura y cuidados por el gran amor de su vida: su pequeño hijo Dylan, de cuatro años de edad.
“Ser mamá y boxeadora es una gran responsabilidad, no es fácil para todas las mujeres tener que laborar y hacer el rol de mamá, pero yo afortunadamente tengo el apoyo de mis papás”, comenta la espectacular monarca supermosca del Consejo Mundial de Boxeo.
Zulina Muñoz concedió entrevista a Notimex donde habló de sus inicios en esta dura disciplina antes exclusiva para hombres y que en los últimos años estelarizan las funciones por televisión ante arenas abarrotadas.
“Mi hijo y mi carrera son mis prioridades. Ser campeona mundial y el nacimiento de mi hijo Dylan son grandes satisfacciones de mi vida, que me impulsan a ser mejor cada día, tanto en casa como en el gimnasio”, menciona.
El período vacacional es un bálsamo para las prácticas de Zulina, porque puede disfrutar la presencia de su hijo en el gimnasio Olímpico, “me lo traigo y cuando entreno se queda quietecito. Después me pongo a luchar con él arriba del ring, de boxeadora pasó a ser luchadora”, señala mientras suelta una carcajada.
Dylan nació el 30 de octubre de 2009, lo que marcó el alto por un año en la meteórica carrera de “La Loba” Muñoz. Se vio obligada “a colgar los guantes” por la maternidad.
“Con la maternidad paré un año porque fue parto natural y a mi regreso disputé el vacante campeonato mundial juvenil contra Yazmín Rivas, cuando mi hijo tenía cinco meses”, recordó.
La sala de prácticas se volvió un calvario, “me costó trabajo. Las primeras sesiones de sparrings cada que boxeaba me pegaban al abdomen y me dolían mucho los golpes, pero me aguantaba porque quería regresar a mi pasión, el boxeo”.
Zulina estaba acostumbrada a entrenar dos horas cada día, “pero después del parto, con 15 minutos ya estaba agotadísima”.
Originaria del municipio de San Vicente Chicoloapan, en el Estado de México, recordó su inicios en el pugilismo, “empecé mi carrera profesional a los 17 años, por seguir los pasos de mi hermano Fernando ?Guasón? Muñoz, quien se quedó en ocho rounds porque se casó. Cuando peleaba mi papá lo adulaba, llegaba a la casa, ?tu hermano se vio bien?. Entonces me llevó al gimnasio y me gustó porque mi papá me hizo más caso y como dato curioso empecé a boxear con la novia de mi hermano”, apuntó.
“La Loba” empezó a entrenar en el gimnasio Reyes en Ciudad Nezahualcoyotl, después se pasó al Olímpico en la colonia Granjas México, donde día a día pule su técnica y preparación física con la supervisión de sus entrenadores, los hermanos Mauro y Lázaro Ayala.
Con el nacimiento de Dylan, cambió su estilo de vida, “antes de ser mamá me preocupaba por comprarme un vestido, zapatillas, pero con un hijo primero piensas en él, se vuelve prioridad y primero le compras ropa a tu bebé”.
Dijo que Dylan es la motivación más grande que pueda tener, “cuando uno es pequeño vemos a los papás como superhéroes yo quiero darle lo mejor para mi hijo, quiero seguir mucho tiempo, pero en esta carrera no se sabe”.
Zulina Muñoz se volvió ambiciosa, “ahora busco más dinero para enviarlo a buenas escuelas, siempre me apoya en mi carrera y me grita en las peleas ¡vamos Loba! En las prácticas se pone los guantes y me dice ¡vamos a boxear!”.
Después de ocho años en el terreno profesional, en el 2012 logró el primer título mundial absoluto después de haber obtenido colección de cinturones, el de la República Mexicana, de la Federación Norteamericana, Continental, mundial juvenil y de Plata, todos avalados por el CMB.
“Para una mujer es más complicado sobresalir en esta disciplina, pero ahora los promotores se dieron cuenta que jalamos gente y ya encabezamos funciones, pero son más los hombres que practican el boxeo y estamos en desventaja”.
A su retiro, Zulina tiene una profesión, es enfermera y trabajó con el doctor Alejandro Ayala, “me daba facilidades para trabajar y entrenar, cuando peleaba me daba oportunidad de faltar al consultorio pero mi papá me apoyó para dedicarme al cien por ciento al boxeo”.
Ya es campeona mundial y entre sus metas está realizar el mayor número de defensas (suma tres exitosas) y después disputar el Cinturón Diamante exclusivo para peleadoras de elite y obtener mejores salarios.
“Las bolsas de nosotras están lejos de los varones, los aficionados prefieren ver a mujeres en el ring, pero no cobramos ni el 10 por ciento a nuestro nivel”, se quejó.
De planes de pelear en el extranjero depende de su promotor, pero como monarca mundial le conviene más seguir en México, “si vas a otro país te roban la pelea y pierdes el cinturón que tanto esfuerzo costó ganarlo”, finalizó “La Loba” Muñoz.
