La investigación surgió ante el crecimiento del cultivo de jitomate en invernadero en el municipio de Amealco de Bonfil, así como las condiciones climáticas y sociales de esta región del estado de Querétaro.
Querétaro, 10 de febrero (SinEmbargo/Agencia Informativa Conacyt).- Estudiantes de la ingeniería agroindustrial de la Universidad Autónoma de Querétaro, campus Amealco, desarrollaron un fungicida a base de ácido salicílico (C7H6O3) o ácido 2-hidroxibenzoico como una alternativa ecológica a los agroquímicos utilizados actualmente en los cultivos de jitomate (Solanum lycopersicum) en invernadero de esa región.
El proyecto fue desarrollado por las estudiantes de ingeniería agroindustrial Miriam Mondragón Bautista y Estela Vicente Picasso, con la asesoría del coordinador de esa carrera en el campus Amealco, Luciano Ávila Juárez, cuyo objetivo fue evitar la proliferación de enfermedades en el jitomate producidas por el parásito tizón tardío (Phytophthora infestans) y el hongo Fusarium oxysporum que provoca la marchitez del fruto, a través de un fungicida que no solo erradica estos padecimientos sino que además no genera afectaciones a la salud de los productores ni al medio ambiente.
En ese sentido, la estudiante Miriam Mondragón Bautista informó que el punto de partida de esta investigación surgió ante el crecimiento del cultivo de jitomate en invernadero en el municipio de Amealco de Bonfil, así como las condiciones climáticas y sociales de esta región del estado de Querétaro.
“Amealco es una zona agrícola donde se cultivaba principalmente el maíz (Zea mays), pero los productores se enfrentaron a muchas problemáticas provocadas por los efectos del cambio climático, como heladas, sequías o lluvias torrenciales, de ahí que varios de ellos optaron por producir hortalizas en invernadero, principalmente el jitomate. El problema ahora es que a sus cultivos los atacan estos hongos y parásitos que acaban con las plantas y les generan pérdidas en la cosecha entre 50 y 90 por ciento”, destacó.
Mondragón Bautista detalló que dentro de su trabajo de investigación identificaron otra problemática referente al desconocimiento sobre la aplicación correcta de los plaguicidas de amplio espectro, elaborados con benzotiazol, que se utilizan en los cultivos de jitomate en invernadero.
“La mayoría de los productores solamente tiene estudios de primaria y no pone mucha atención a las indicaciones que aparecen en los plaguicidas o fertilizantes respecto a las dosis adecuadas y los tiempos en que deben aplicarse. Además, algunos de los proveedores que les surten no les dan asistencia técnica ni les hablan de las afectaciones que pueden tener en el sistema inmunológico si están muy expuestos a ellos”, advirtió.
ÁCIDO SALICÍLICO, PROTECTOR NATURAL PARA EL JITOMATE
Por su parte, la estudiante de ingeniería agroindustrial del campus Amealco de la UAQ, Estela Vicente Picasso, indicó que otra parte del trabajo de investigación fue analizar los diferentes compuestos que desarrolla el jitomate en su organismo, entre ellos, el ácido salicílico.
“Basándonos en investigaciones anteriores, identificamos varios compuestos que la planta desarrolla naturalmente. Uno de ellos es el ácido salicílico, el cual se va acumulando en la planta para que se defienda del ataque de patógenos; en otras palabras, la planta se automedica hasta cierta dosis, pero no es capaz de desarrollar todo el ácido salicílico necesario para que se pueda defender”, puntualizó.
Vicente Picasso detalló que, a partir de este conocimiento, se propuso una fórmula en una proporción de 0.029 gramos de ácido salicílico por litro de agua que se aplica a las plantas de jitomate mediante aspersión, lo que ha generado resultados favorables.
“El ácido salicílico básicamente se diluyó en ciertas dosis y se aplicó en las hojas más jóvenes de la planta. En el laboratorio observamos que las plantas sí mejoraron después de la inducción del hongo. Después de que se dejó de aplicar el ácido salicílico, las plantas regresaron a la enfermedad y murieron. Sin embargo, con la aplicación del ácido salicílico de manera continua se recuperaron bastante”, aseguró.
Al respecto, la estudiante Miriam Mondragón Bautista puntualizó que otra diferencia entre la fórmula de ácido salicílico y los agroquímicos que se utilizan en los cultivos de jitomate son los tiempos de efectividad, que aunque en el caso del proyecto son de 15 días aproximadamente, los efectos son mucho más duraderos y efectivos.
“Otro problema que se tiene con la aplicación de agroquímicos es que, con el paso del tiempo, los organismos patógenos desarrollan cierta resistencia, lo que obliga a que se tenga que aumentar la dosis y se requiera en mayor cantidad; en cambio, el ácido salicílico lo producen las plantas toda la vida. Cuando nosotros lo inducimos, estas lo reconocen a través de ciertas rutas de señalización y genera que la planta responda al ataque de diferentes patógenos”, explicó.
PROYECTO DE BAJO COSTO Y FACIL APLICACIÓN
Mondragón Bautista destacó que otra de las ventajas de la utilización del ácido salicílico como fungicida es el costo, que es mucho más económico, además de que puede ser usado para otro tipo de cultivos.
“Esta fórmula es mucho más barata que los fungicidas a base de benzotiazol, que andan entre los quinientos y mil pesos el litro. El kilo de ácido salicílico está en mil 200 aproximadamente; la diferencia es que nosotros no aplicamos por kilos sino por gramos. En el experimento identificamos que solo eran necesarios 0.029 gramos por litro. Es apto para cualquier tipo de solanácea, incluso para la papa (Solanum tuberosum); de hecho estas infestas nacieron de la papa y se pasaron al tomate”, puntualizó.
La estudiante de ingeniería agroindustrial del campus Amealco de la UAQ, Estela Vicente Picasso, señaló que este proyecto fungicida a base de ácido salicílico fue apoyado por el Fondo de Proyectos Especiales de Rectoría (Foper), que tiene el objetivo de impulsar iniciativas de los estudiantes y contribuir a su formación mediante el desarrollo de proyectos en las diferentes áreas del conocimiento que impacten en la calidad de vida de la comunidad universitaria o de la sociedad.
“El proyecto se tenía contemplado para una tesis, pero lo metimos a la convocatoria de Foper y fue aprobado. Lo primero que hicimos fue darles el producto a los agricultores de Amealco y la información que necesitaban para aplicarlo efectivamente en sus cultivos. Estamos en la etapa de convencerlos de que es una buena opción; ha sido complicado porque están acostumbrados a los fungicidas tradicionales. Después veremos la posibilidad de generar una patente”, indicó.
Amealco de Bonfil es uno de los 18 municipios que comprenden el estado de Querétaro, ubicado a 60 kilómetros al sur de la capital. Por sus condiciones de humedad y fertilidad de suelos, se lleva a cabo una importante actividad agrícola abierta para la producción de maíz (Zea mays), frijol (Phaseolus vulgaris), haba (Vicia faba), trigo (Triticum spp.), cebada (Hordeum vulgare), además del cultivo de jitomate en invernadero.