Ciudad de México, 11 de diciembre (SinEmbargo).- “Enrique Peña Nieto es un simulador y su madre es Televisa”, afirmó el cura Alejandro Solalinde en una entrevista llevada a cabo por el periodista César Mascetti para su programa “Mónica y César” en la Radio del Plata, Argentina.
Al mismo tiempo, en el día en que se celebran los derechos humanos en todo el mundo, el sacerdote defensor de los migrantes, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano, consideró con respecto a la tragedia de Ayotzinapa que los padres de los 43 normalistas desaparecidos “están obrando con inteligencia”.
“Me dolió, nos dolió y nos sigue doliendo”, dijo el cura nacido hace 69 años en Texcoco, Estado de México, ante la pregunta del periodista argentino destinada a dimensionar la herida provocada por una tragedia ante la que el profesional imaginó “imposible mantenerse de pie”.
La tragedia de los normalistas de Iguala “fue la gotita que derramó el vaso, pero también fue la fotografía que le pudimos tomar in fraganti al Estado mexicano, por más que lo quiera negar. Y aprovecho la ocasión para decirle que si esto nos ha dolido en un principio, seguimos llorando todavía porque las declaraciones de los padres de familia son imponentes”, afirmó Solalinde.
“¿Nos quieren dar nuestros hijos a pedacitos?, le preguntaron los padres de Ayotzinapa al gobierno”, contó el religioso, quien no dejó de mencionar en la entrevista que en México se han firmado todos los acuerdos y todos los tratados habidos y por haber en materia de derechos humanos.
“El problema no es que México no firme los tratados internacionales, el problema es que no los cumple. Ayotzinapa es un ejemplo de ello. Necesitamos caminar hacia un Estado de derecho, pero también hacia una cultura de los derechos humanos”, sentenció.
LA ENTREVISTA
–¿Qué juicio de valor le merece a usted la reacción del presidente Enrique Peña Nieto?
–Es un gobierno simulador, es un gobierno mediático. El mismo presidente es un personaje mediático que dista mucho de tener la preparación, la formación, la consistencia ética para poder conducir a un país como el que tenemos, desgraciadamente hundido en la violencia, en la corrupción, en la impunidad. El gobierno siempre va a sacar cosas emergentes para salir del problema, porque lo que le importa son los daños políticos que se pueda ocasionar a su mandato, pero en realidad no le interesa mucho el tema de la violencia en México. Por ejemplo, tenemos a la alza los feminicidios, pero ningún Estado mexicano ha lanzado una alerta de género ni ha aceptado hacer una campaña para combatir el problema. Este gobierno vive sólo para la imagen, es vertical y autoritario e incapaz de organizar a un nuevo México desde abajo y no desde arriba hacia abajo. El gobierno acaba de sacar por ejemplo 10 medidas que no son más que el intento de volver a controlar todo otra vez, pero no puede articular algo desde abajo cuando la gente está manifestándose en las calles.
–¿Y qué suerte le espera entonces a México, un país tan rico en revoluciones populares, en actitudes ejemplares tiempo atrás, con presidentes de este corte?
–Además, la clase política en México está altamente desprestigiada y corrompida. La gente no cree en la clase política. ¿Qué vamos a hacer? No nos vamos a cruzar de brazos siendo testigos de cómo se desintegra el país. No. México tiene una gran tradición en las luchas sociales, en las reivindicaciones, en la política exterior tan ejemplar, en el derecho de asilo, en la comunión con sus hermanos de América Latina…lo que queremos ahora es empezar desde la sociedad civil a generar una reestructuración del país, desde abajo, no queremos una revolución, porque las revoluciones atrasan y ahondan más todavía las diferencias entre hermanos. Más bien lo que se tiende es a juntar todas las iniciativas en busca de armar un plan de emergencia para México que parta de la sociedad civil y de las organizaciones sociales, ojalá que también la iglesia católica esté a la altura de las circunstancias.
–Respecto de la suerte corrida por los estudiantes, usted tiene información de primera mano que me gustaría que compartiera con nosotros
–Siempre tengo información de primera mano porque la gente no confía en la autoridad para ir y poner las denuncias correspondientes. Entonces vienen a mí y me dicen: -Padre, yo sé esto; – Padre, sé muchas cosas más. Siempre he estado en contacto con las familias y sabemos que en muchas cosas el gobierno ha seguido mintiendo. Por ejemplo, ha dicho que no tiene tecnología de punta satelital para detectar movimientos de la tierra, pero no es cierto. A mí me dijeron que no tenían esa tecnología, a Elena Poniatowska le dijeron que no la tenían, pero resulta que sí la tienen. ¿De qué estamos hablando? Los padres de familia están muy enojados, pero están siendo inteligentes, porque van a cambiar su indignación en propuestas de transformación nacional. Somos muchas las personas que nos estamos uniendo a una lucha pacífica y propositiva en México.
–¿Descarta usted que alguno de los estudiantes pudiera estar vivo? ¿Se trata de una masacre total?
–No, no hay perdón. En este sistema de México no hay perdón. Me da mucha pena decirlo, reiterarlo, pero por supuesto que ninguno de los estudiantes de Ayotzinapa está vivo. Ahora lo que se discute es de dónde salieron esos restos del basurero de Cocula, de dónde salieron los restos calcinados que mandaron a Austria. El equipo argentino forense, el más confiable del mundo, acaba de decir que no tiene garantías de dónde salieron los restos. Podrían haber salido de un crematorio del ejército o de cualquier otro lado, pero no existe evidencia científica de que salieran del basurero. Ellos (por los médicos forenses) están muy presionados y, por qué no decirlo, ellos también corren peligro.
–Ayer, el presidente Enrique Peña Nieto habló en el cierre de la Cumbre de Jefes Iberoamericanos en Veracruz y en su discurso agradeció a Televisa lo bien que le hace a México
–¿Cómo no va a agradecerle si Televisa le ayudó a obtener el poder y esa casa? Lo reitero: el presidente Enrique Peña Nieto es un producto mediático. Lo prohijó, lo engendró Televisa. ¿Cómo no va a tener agradecimiento para su madre?