VANGUARDIA DE SALTILLO

Juan, de 45 años, tiene manos de alguien de 60. Su vida es la industria ladrillera, oficio en peligro de extinción

11/03/2018 - 10:30 pm

La producción de tabique y piso de barro llegó a Saltillo con la aparición de los tlaxcaltecas en la capital coahuilense. Además de poblar la localidad, instruyeron a los locales sobre trabajos de agricultura y artesanías, entre los cuales iba la elaboración de productos de barro y fue cuando se originó la industria ladrillera. Después llegó el block y con él el inicio del fin del ladrillo.

Por Karla Tinoco

Saltillo/Ciudad de México, 11 de marzo (Vanguardia/SinEmbargo).- Ha pasado el mediodía del sábado y Juan avanza apresurado por un estrecho camino de tierra como si fueran las nueve de la mañana. Antes de llegar a su casa, empotrada en un cerro en la colonia Ampliación Héroe de Nacozari, se queda a platicar con uno de sus primos que espera a que el barro que tiene remojando esté listo para amasarlo con sus pies partidos por el agua y la tierra. Sus manos aparentan ser las de un hombre que ronda los 60 años o más; su cabello es blanco, medio tieso, hasta los hombros y casi no habla, o no al menos con extraños.

Pero Juan es diferente. Es parlanchín. Dice que tiene 45 años, aunque se ve mayor. Él, igual que su primo, también produce ladrillo pero en menos cantidad porque ya no le deja lo suficiente para mantener a sus cuatro hijos y a su esposa.

Hace unos minutos se bajó del camión, hoy le tocó trabajar en un gimnasio donde de lunes a sábado se encarga del mantenimiento, además de ayudar a las muchachas fitness a poner y quitar las pesas de los aparatos.

Él, como muchos de los hombres que viven en el surponiente de la ciudad, también aprendió como herencia familiar la fabricación de ladrillos desde que era un veinteañero. Pero el negocio ha ido en picada en los últimos años porque cada vez son menos los pedidos que les hacen ante la llegada del block a las construcciones.

"Ha reducido como el 50 por ciento de lo que se producía aquí hace 20 años, porque con la llegada de la zona industrial a Coahuila, la visión que tienen ellos es darle otra cara a las naves industriales que tienen ellos y prefieren usar el block", dice Juan en tono de resignación.

La producción de tabique y piso de barro llegó a Saltillo con la aparición de los tlaxcaltecas en la capital coahuilense. Además de poblar la localidad, instruyeron a los locales sobre trabajos de agricultura y artesanías, entre los cuales iba la elaboración de productos de barro y fue cuando se originó la industria ladrillera.

EL BLOCK Y EN FIN DEL LADRILLO

El historiador saltillense Carlos Recio Dávila refuerza lo dicho por Juan, de allí la nostalgia por el “Saltillo Tile”. Narra que hace unos 300 años la ciudad estaba hecha con muros de adobe, de puertas enmarcadas de una piedra caliza color blanco conocida como sillar o de piedra de río similar a la piedra pómez.

En 1880 el ladrillo se usaba como material de construcción, y casi una década después las casas de los hacendados también impusieron el uso de la cantera café que era transportada en ferrocarril desde San Luis Potosí. En esos años los hermanos Crescencio y Dámaso Rodríguez eran los grandes productores de ladrillo en la ciudad, el barro lo obtenían del arroyo que actualmente atraviesa por la colonia República poniente y era común verlo en las recubiertas de las fachadas así como en el piso, el cual también estaba hecho de barro.

A pesar de que la demanda de ladrillo baja, se sigue produciendo. Foto: Orlando Sifuentes, Vanguardia

Sin embargo, en 1970 el block empezó a ganarle paso al ladrillo porque los constructores notaron la rapidez y lo económico que salía construir con este material. En ese tiempo y con el auge del piso de barro, Jesús Garza Arocha “El Charro” fue uno de los primeros saltillenses dedicado a la exportación de piso de ladrillo de alta calidad a Estados Unidos, particularmente a Texas, por lo tanto el “Saltillo Tile” fue muy privilegiado a nivel de exportación. Las piezas de este tipo de piso eran gruesas y tan sólidas que muchas de ellas resistido más de 100 años.

Este dato coincide con lo expuesto en el análisis del mercado del sector de la construcción —elaborado por el Gobierno Federal en 2016— indica que el “65 por ciento de los constructores prefiere los bloques de concreto y los tabicones para construir muros, en comparación con el 26 por ciento que prefiere el ladrillo. En la construcción se utiliza el ladrillo para la construcción de escuelas de acuerdo con los lineamientos del Instituto Nacional de Infraestructura Nacional de Infraestructura Física Educativa (Inifed) y para la vivienda media”.

El gran problema del block —refiere Carlos Recio— es que no es térmico por lo que en verano las casas son muy calientes y en invierno son muy frías, por lo que implica gastos posteriores en calefacción y refrigeración. En cambio, el ladrillo es un poco más térmico aunque el mejor material para la ciudad será siempre el adobe.

AFERRARSE AL LADRILLO

Pese a los cambios en el uso de los materiales de construcción Juan se aferra al uso del barro y del ladrillo. Por eso durante los fines de semana o ratos que tiene libres los dedica a la fabricación de entre mil 500 y 2 mil piezas, según el pedido que tenga.

"Yo para las 02:00 de la tarde ya estoy libre, me cambio y me voy a mi área de trabajo. Así gano otro poquito y no me cae mal", aunque está consciente de que el negocio cada vez es menos.

"Aquí ya quedan pocos ladrilleros y los que están trabajando ya tienen sus clientes, y se mantienen porque tienen para sostenerse. Pero si yo me pongo a trabajar (en las ladrilleras), y me tardo un mes en construir mi carga o toda la cantidad de ladrillos que me piden ¿yo de dónde voy a comer? Tengo que alquilarme para ganar por semana o por día lo de mi trabajo, mis ganancias", dice resignado.

Por un pedido de 10 mil ladrillos Juan cobra 5 mil pesos. Lo correspondiente a poco más de mil pesos por semana “es muy poco el salario y yo cuando me voy a la obra gano entre 2 mil 500 y 2 mil pesos, por eso busco otras opciones”, y presume que han sido tantos los oficios que ha realizado, que podría ser casi un todólogo.

"Yo me voy a la obra, me voy a la pintura, me gusta estar en otros empleos y tener muchas especialidades. Le sé al rotomartillo, le sé a la rompedora (de concreto) y le sé a la bailarina", dice orgulloso.

—¿Qué es la bailarina?
“Un motor que brinca y salta, hay que saberla controlar con tu agilidad y tu inteligencia”, —responde, aunque también ha vendido naranjas, o elotes para ganarse unos centavos.

Mucha paciencia y trabajo hay invertido. Fotos: Orlando Sifuentes, Vanguardia

Juan forma parte del 30 por ciento de los ladrilleros en México que ganan menos de mil 500 pesos por semana por su trabajo pues el 92 por ciento de quienes se dedican a esta actividad percibe menos de 6 mil 240 pesos mensuales, según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEEC) en coordinación con la Semarnat.

COAHUILA: MÁS LADRILLERAS CON MENOS PRODUCCIÓN

En México existen aproximadamente 16 mil 953 ladrilleras inventariadas cuya producción estimada en número de piezas es de 4 mil 933 millones de ladrillos al año, según el Instituto Nacional de Ecología (INE) y las bases de datos generadas por todas las entidades del país.

Hasta 2012 en Coahuila se contaba con el registro de 400 ladrilleras que en 2006 producían 60 millones 324 mil 099 ladrillos al año. Además, se generaron 976 empleos en el sector por encima de Nuevo León y Tamaulipas, según los datos publicados en el diagnóstico Nacional del Sector Ladrillero elaborado por la Corporación Mexicana de Investigación en Materiales (Comimsa).

Sin embargo, el mismo estudio refiere que Nuevo León con apenas 9 ladrilleras tenía una producción de 241 millones 813 mil 437 piezas al año; y Tamaulipas con 23 ladrilleras lograba fabricar 174 millones 239 mil 772 unidades.

Actualmente Puebla es el Estado con mayor producción de ladrillo, pues alcanza cerca de 8 millones 460 mil toneladas. Otros estados que también tienen alta producción son: Jalisco, Guanajuato, Estado de México, San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, Durango y Zacatecas.

OFICIO EN EXTINCIÓN

El historiador Carlos Recio tiene una sospecha: la desaparición del ladrillo.

“Es una actividad que posiblemente desaparezca por los bancos de barro, porque hay una extensión de kilómetros reducida. Además de la colonia Landín y la República (poniente), a las afueras de Saltillo frente a La Angostura, también se han detectado zonas con grandes bancos de barro. Vito Alessio Robles en 1930 comparaba este lugar como con el Cañón de Colorado con La Angostura”, refiere.

Sin embargo, señala que paralelamente esta zona es intocable por el gran valor histórico que guarda pues en ese lugar ocurrió la batalla ocurrida el 22 de febrero de 1847 entre las tropas nacionales contra las invasoras norteamericanas, por lo que destruir esos terrenos para fabricar ladrillos, sería un crimen contra la memoria de los combatientes y la historia de México.

Para subsistir, además de fabricar ladrillos, Juan debe trabajar en otros oficios como pintor o albañil. Fotos: Orlando Sifuentes, Vanguardia

DATOS

En 2012 en Coahuila existían mil 250 ladrilleras que producían 60 millones 324 mil 099 ladrillos al año y generaban 976 empleos. En Nuevo León había 9 ladrilleras que producían 241 millones 813 mil 437 piezas al año. ¿Y en la actualidad? 350 ladrilleras hay en actualmente (de mil 250 que existían en el año 2000). Puebla es el máximo productor con 8 millones 460 mil toneladas.

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