Hace siglos, los dioses observaban desde su recinto sagrado a los hombres del Altiplano Mexicano quienes se encontraban angustiados por la sed y el hambre que padecían. Hacía mucho que no llovía; por ignorancia habían talado los bosques y quemado los campos. Tláloc, el Dios de la Lluvia, quería castigarlos.
El resto de los dioses, al ver que los humanos sufrían y estaban expuestos a la extinción, decidieron ayudarlos, pero sin el apoyo de Tláloc poco sería lo que podrían ofrecerles. El Sol iluminaba sus campos, las aves los acompañaban con sus suaves trinos, pero nada florecía en la tierra, seca y agrietada.
La diosa Mayahuel propuso entonces ofrecer a los hombres su secreto, el LICOR DE LOS DIOSES ¡Eso los salvaría!
¿Pero quién se los llevaría? ¿Quién ofrecería a los hombres el néctar sagrado?
Ninguno de ellos quería abandonar la eternidad, nadie deseaba bajar a la Tierra.
Entonces Metl, el grande y generoso Dios, decidió salvar a la humanidad convirtiéndose en el “árbol de las maravillas”, el maguey. Él daría no sólo el néctar a los hombres, sino también cobijo, vestido, alimento y trabajo.
Así Metl abandonó el espacio eterno para vivir entre los hombres del Altiplano.
Creció, se multiplicó y les ayudó a subsistir. Sin embargo, dudaba de la manera en que los hombres aprovecharían su preciado licor, no sabía si su regalo los perjudicaría.
El tiempo pasó y los humanos supieron aprovechar sus pencas para fabricar vestidos, sogas y mantas, para techar y bardear sus casas, para producir jabón y también calor al quemarlas. Aprovechaban además sus espinas y tanto las amaban que con ellas se sacrificaban.
Sin embargo Metl, aun no había entregado a los hombres su corazón, su secreto. Pero llegó el día en que había de hacerlo. Una tarde cuando el sol del Altiplano bañaba cálidamente sus enormes pencas, llegó una hermosa joven, Xochitl, y acaricio a Metl con tierno amor. El Antiguo Dios se sintió hechizado, había llegado por fin la mujer a quien daría su secreto. Le susurró al oído la forma en que debía cortar sus pencas y cómo tenía que arrancar su corazón, practicando en sus entrañas una incisión para llenar las vasijas con el néctar divino. Y fue así como el dios Metl regaló a los humanos su secreto: el licor de los Dioses.
Usos del maguey
En México existen 274 especies de agave distribuidas entre los 34º de latitud Norte, hasta los 70 º de latitud Sur en el continente americano, los cuales se dividen en tres grupos de acuerdo a su importancia económica:
-Textileros
-Pulqueros
-Mezcaleros
Las especies con las que se hace pulque pertenecen a los grupos Americanae y Salmianae.
El maguey, el árbol de las maravillas -conocido así por los españoles- es una fuente inagotable de diversos recursos para la vida diaria de los pueblos otomíes.
Alimento
Como alimento se puede explotar de diversas formas, en primer lugar tenemos el aguamiel, la base para producir miel, vinagre, aguardiente, alcohol, mezcales, atoles, jugo, y por supuesto, pulque.
También algunas partes del maguey sirven para hacer dulces y postres como el quiote asado, la penca asada, ximfi o el raspado en almíbar o cristalizado, azúcar, piña y penca horneadas. Y finalmente, las hojas tienen un uso muy popular, para tapar la barbacoa mientras se cuece o para envolver los mixiotes.
Artículos de uso diario
La fibra del maguey se obtiene de las pencas. A la vieja usanza, la penca era triturada con un mazo para retirar la pulpa, después, con una pieza filosa, jade u obsidiana era tallaba hasta dejar las fibras descubiertas. Hoy, una máquina hace el proceso más rápido.
Una vez que se han obtenido las fibras se ponen a secar para elaborar, a través de la técnica del hilado, una tira con tal resistencia que se pueden fabricar costales, bolsas, mantas, telas, tapetes, lazos, ayates finos para ropa o incluso adornos, huipiles.
Y no sólo sirve para el vestido, sino también para elaborar herramientas de trabajo u artículos de uso cotidiano: redes de pesca, sogas, reatas, petates, hamacas, morrales, incluso hasta cuerdas para instrumentos musicales, entre otros. La fibra es tan fuerte que se utiliza para amarrar los armazones de madera de las casas.
Industria
El maguey no tiene desperdicio, el quiote seco por ejemplo se utiliza en la construcción de casas, con él se elaboran vigas, cercas para delimitar terrenos, garrochas, con los quiotes ahuecados y las pencas frescas se construyen canales para la recolección del agua de lluvia y los techos de las casas. El aguamiel también sirve como pegamento de muros y hasta las púas pueden fungir como clavos.
Las mujeres también saben cómo aprovechar toda las bondades de la planta: del xité (residuos de la penca) se obtiene jabón para lavarse cuerpo y cabello; lejía para lavar trastes, se obtienen también estropajos, cepillos y escobas, recipientes para agua, tapas para recipientes, cunas para los bebés, banquitos.
El sector agrícola también puede obtener un gran beneficio, pues el material restante del proceso para obtener la fibra del maguey, se puede ocupar para crear una especie de composta.