La barba se ha convertido en pocos años en algo más que una moda, pero ¿cuáles son las razones científicas detrás de esta tendencia?
Ciudad de México, 10 de octubre (SinEmbargo).- En menos de 10 años el rostro masculino ha sufrido una transformación. Luego de que en décadas pasadas la imagen de un rostro sin vello facial fuera representativa de la masculinidad, a finales de la primera década del siglo XXI la moda y los gustos cambiaron en pro de barbas y bigotes abundantes que muchas veces recuerdan a aquellas que los varones utilizaban en el siglo XIX. Pero, más allá de modas que se van y vuelven (como suele hacerlo toda moda), un grupo de científicos se preguntó por qué los hombres de hoy en día se están dejando crecer la barba. Un estudio realizado en monos reveló la causa.
La razón, de acuerdo con los investigadores de la Universidad de Australia Occidental, es más sencilla de lo que muchos pudieran pensar y se debe a que los hombres se sienten bajo la presión de otros hombres y están tratando de lograr un aspecto agresivo al ser más extravagantes con sus bigotes. Por supuesto, las barbas y bigotes actuales a menudo lucen arreglos que son más hilarantes que intimidantes; pero, en esencia, se trata de destacar por encima del resto.
Publicado en la revista Evolution and Human Behaviour, el estudio realizado por el doctor Cyril Grueter y sus colegas surgió a partir de la investigación de la idea de que en las sociedades grandes, los primates machos han desarrollado “insignias” cada vez más ostentosas que pueden aumentar el atractivo sexual masculino frente a las mujeres y darles ventaja sobre otros machos.
Dentro de estas “insignias” se incluyen los pómulos de los orangutanes, las narices alargadas en los monos de probóscide, las verrugas en los labios superiores del langur chato dorado ñato y, por supuesto, las barbas en los seres humanos.
El equipo investigó 154 especies de primates y encontró insignias más visibles en los machos de las especies en las que el conflicto social y físico eran comunes y el reconocimiento individual era limitado. De esta manera, a medida que una sociedad tuviera una población mayor de machos, la competencia aumenta y los rasgos distintivos tienden a volverse más extravagantes.
El hombre moderno no sólo tiene que competir con cientos de compañeros varones en el mundo real, sino que también tiene que destacar entre miles de potenciales rivales en línea, por lo que un rostro afeitado también puede hacer que las mujeres declinen su atracción hacia ellos y opten por aquellos hombres aparentemente poderosos.
“Cuando se vive en un pequeño grupo donde todos se conocen debido a las interacciones repetidas no hay necesidad de señalar la calidad y la competitividad a través de adornos”, dijo Grueter. No obstante, esto es diferente cuando la situación cambia. “En los grandes grupos en los que los individuos están rodeados de extraños, necesitamos una herramienta confiable rápida para evaluar la fuerza y la calidad de alguien, y ahí es donde estos elaborados adornos surgen”.
“En el caso de los seres humanos, esto también puede incluir extensiones fenotípicas tales como la decoración del cuerpo, joyas y artículos de prestigio”, agrega.
Actualmente el furor de las barbas abundantes es un fenómeno que ha trascendido lo meramente estético y son muchos los casos de personas que buscan hacerse de algo de vello facial a como dé lugar, al grado que, en los últimos años, se multiplicó el número de hombres que solicitan este servicio, sobre todo en Estados unidos y Reino Unido, dio a conocer la cadena británica BBC.
No obstante, el primer trasplante de barba en el mundo ocurrió mucho antes de que se volviera en una moda. En 1996, de la mano del doctor Bassam Farjo se realizó el primer procedimiento de este tipo con el fin de beneficiar a un hombre que había sido víctima de quemaduras severas.
Sin embargo, casi 20 años después, a las necesidades estéticas de la época no les parecen importar otros motivos que estar a la moda. “Al principio empezó como un servicio para aquellos que querían ocultar cicatrices. Pero últimamente cada vez más hombres llegan por una mera cuestión de moda”, dijo Farjo.
Pero dejarse crecer las barbas no es un fenómeno necesariamente moderno. Así, durante el siglo 19, la actitud hacia el vello facial era similar entre los hombres ingleses, producto de las campañas bélicas en India y el resto de Asia. De esta manera, basados en la creencia popular de Oriente Medio y culturas indias que asocian la sabiduría y el poder con el vello facial, el resultado fue que barbas, bigotes y patillas se hicieran más comunes entre los soldados británicos estacionados en Occidente.