Grupo civil pide a México fijar postura sobre refugiados sirios; ya se analiza darles asilo: SRE

10/09/2015 - 11:44 am
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México impulsa la llegada de al menos treinta estudiantes a través de una iniciativa ciudadana, el Proyecto Habesha. Foto: EFE

Por Natalia Chientaroli

Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo/El Diario.es/EFE).–  Ante la crisis humanitaria que se vive en Europa, la organización civil Sin Fronteras pidió al Gobierno de México fijar una postura sobre el papel que desempeñará para ayudar a los refugiados de países como Siria, Serbia, Kosovo y Afganistán.

A través de un comunicado, Sin Fronteras dijo que a pesar de que en el pasado existió una fuerte tradición de asilo, la cual era ampliamente divulgada por las autoridades como estandarte de la política internacional del país, en la actualidad “el silencio por parte del gobierno ha imperado ante este tipo de tragedias”.

“A pesar de la extensa cobertura mediática que ha tenido esta crisis en México, hasta la fecha no existe ninguna postura sobre el apoyo que puede brindar nuestro país a las miles de personas que están viviendo uno de los peores desplazamientos forzados en el mundo” mencionó la organización.

En tanto, el Gobierno de México dijo que ya analiza acoger a los refugiados sirios en el país, aunque considera prioritario reforzar el diálogo multilateral para solucionar el conflicto, remarcó hoy la canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu.

“Estamos estudiando la posibilidad de recibir, en su momento, algunos refugiados, pero mantenemos convicción de que el diálogo, la paz y la protección de derechos debe prevalecer y así lo hemos mantenido en los espacio multilaterales”, afirmó la titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Tras su participación en el evento “15 años del TLC entre México y la UE (Unión Europea)”, Ruiz Massieu explicó que el año pasado México hizo un donativo a través de organizaciones internacionales como la Cruz Roja o Acnur a campos de refugiados de Jordania y Líbano.

La principal cuota de refugiados sirios, más de 4 millones de personas, se reparte entre Turquía, Líbano y Jordania, si bien en los últimos meses miles de ellos están llegando a países de Europa como Alemania o Austria.

En una de sus primeras declaraciones a medios, tras ser nombrada canciller a finales de agosto, Ruiz Massieu detalló que no se había “determinado” el número de sirios que se podrían acoger, y reiteró la “convicción” mexicana de que en el ámbito multilateral se debe hallar una solución.

No obstante, recordó que México tiene una “larga tradición en abrir sus puertas a refugiados”, y puso como ejemplo a exiliados de la Guerra Civil Española (1936-1939) y del terremoto en Haití de 2010.

ESTUDIANTES SIRIOS LLEGARÁN A MÉXICO

México impulsa la llegada de al menos treinta estudiantes a través de una iniciativa ciudadana, el Proyecto Habesha.

Luis Sámano, portavoz del proyecto, dijo en entrevista con Radio Fórmula, que se trata de un proyecto humanitario en el cual varias universidades mexicanas darán acogida a estudiantes sirios con el fin de que éstos pueden concluir sus estudios universitarios.

Los jóvenes recibirán una beca completa, seguro médico, un estipendio mensual y alojamiento para estudiar en distintas partes del país.

El portavoz explicó que el financiamiento para pagar los estudios de los jóvenes será de manera tripartita, por medio de donativos, becas de las universidades y apoyo de las familias de acogida. Además, señaló, que el primer estudiante llegará a México la próxima semana y se espera que los demás jóvenes arriben durante los siguientes cuatro meses.

En el Proyecto Habesha participarán escuelas públicas y privadas y algunas de las instituciones que han confírmado su participación son la Universidad Panamericana y la Iberoamericana, así como el Colegio de México.

Sámano mencionó que una mujer y dos varones serán los primeros estudiantes en arribar al país, “uno huyó de Siria en 2013 y se refugió en el Kurdistán iraquí, otro vive actualmente en Roma en situación irregular y la restante es una joven que permanece en Damasco”, dijo.

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Brasil es sin duda es el país que más sirios ha acogido desde que estalló la guerra civil: 2 mil 77 en total, según el Comité Nacional para los Refugiados. Foto: EFE

¿QUÉ HACE LATINOAMÉRICA POR LOS REFUGIADOS?

Hay un océano de por medio y más de 10 mil kilómetros de distancia. Pero Brasil ha acogido en los últimos años más refugiados sirios que muchos países europeos. Mientras en Europa los gobiernos negocian cuántos asilados son capaces de absorber, en América Latina la crisis humanitaria se vive con más distancia. La mayoría de las naciones de la zona se muestra dispuesta a abrir sus fronteras a quienes huyen de la guerra, pero el tamaño y las condiciones de la solidaridad difiere mucho de una a otra.

Brasil es sin duda la que más sirios ha acogido desde que estalló la guerra civil: 2mil 77 en total, según el Comité Nacional para los Refugiados (Conare), un organismo que depende del Ministerio de Justicia brasileño. “Desde 2013 prácticamente el 100 por ciento de las solicitudes presentadas por ciudadanos sirios han sido reconocidas”, explican. Es una cifra bastante superior a la que proponía acoger el Gobierno español –apenas mil 300– antes de que la foto del pequeño Aylán cambiara de cuajo la política europea frente a este drama. Además, el Ejecutivo brasileño destaca que personas de otros países con complejas situaciones humanitarias han acudido también en busca de ayuda, como Líbano, Malí o República Democrática de Congo (RDC).

En cualquier caso, son unas cifras ínfimas si se tiene el cuenta el calibre del conflicto. Siria, con 22 millones de habitantes, tiene en este momento unos 7.6 millones de desplazados internos y más de cuatro millones de refugiados (cerca de dos millones en Turquía, más de un millón en Líbano, 629 mil en Jordania, 132 mil en Egipto y 276 mil en el resto de países).

VENEZEULA MULTIPLICA LAS CIFRAS

Los sirios representan el mayor grupo de refugiados aceptados por el gobierno de Dilma Roussef. Son casi el 20 por ciento del total. Le siguen los de Colombia, Angola y la RDC. También hay libaneses, liberianos, palestinos, iraquíes y bolivianos. “Brasil ha tenido una política de puertas abiertas con los refugiados. El número aún es bajo, pero sin duda se trata de un ejemplo que debe ser seguido a nivel mundial”, ha asegurado esta semana el representante de ACNUR en ese país.

En Brasil los sirios pueden trabajar y tienen garantizada la sanidad y la educación gratuitas mientras esperan que se les conceda el estatus de refugiado. Entre enero y julio de este año, el Gobierno concedió un 10.4 por ciento más de pedidos de refugio que en el mismo periodo de 2014. El programa especial bajo el cual llegaron está a punto de acabar, y por ahora no se ha anunciado una prórroga. Sin embargo, la presidenta Dilma Rousseff ya anticipó que su intención es ampliarlo: “A pesar de los momentos de dificultad, de crisis como la que estamos pasando, tenemos nuestros brazos abiertos para acoger a los refugiados”.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha anunciado este martes que su país multiplicará por diez la cifra de refugiados. “Le he ordenado a la vicepresidente política [la canciller Delcy Rodríguez] que se reúna con la comunidad siria” para acoger a 20 mil personas “que están en la diáspora”, anunciado durante un Consejo de Ministros en el palacio presidencial de Miraflores. Sin embargo, no especificó en qué condiciones lo harán ni cuáles serán los plazos para los traslados.

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Los refugiados prefieren ir a Turquía o Líbano porque, aseguran, que en países como Uruguay no tienen ningún futuro. Foto: EFE

LOS REFUGIADOS QUE QUIEREN VOLVER

Las condiciones en las que llegan los refugiados son fundamentales, porque los errores de cálculo o la improvisación pueden tirar por la borda el esfuerzo solidario. De ello precisamente acusan algunas familias sirias al Gobierno de Uruguay, que por iniciativa del expresidente José Mujica recibió en octubre de 2014 a 42 integrantes de cinco familias. Ahora acampan frente al palacio presidencial para pedir que los dejen salir del país. Prefieren ir a Turquía o Líbano porque, aseguran, en este rincón sudamericano no tienen ningún futuro.

“Nos prometieron un país barato y no es así”, se queja ante las cámaras Ibrahim Alshebi, en español. “Queremos irnos de aquí”, remata. “No tengo problema con la gente de Uruguay y con el país, tengo problema con el Gobierno que nos mintió”. Uno de sus compañeros, Ibrahim Al Mohammed, explica –con ayuda de un traductor– que trabaja en una empresa de medicina privada y gana 11 mil pesos (unos 400 dólares), lo que no es suficiente para él, su esposa y sus tres hijos.

Durante los primeros dos años estas familias reciben un subsidio para mantenerse mientras consiguen reinsertarse socialmente. Pero esto no siempre es sencillo. Una de las familias fue denunciada por sus nuevos vecinos por no enviar a los niños a la escuela.

Un representante del Gobierno ha recibido a los manifestantes para intentar solucionar los problemas o al menos canalizar su petición de salida. Además, ha confirmado que una de las familias ya intentó entrar en Turquía en agosto, pero fue devuelta a Uruguay tras pasar casi un día entero en el aeropuerto de Estambul. Estos sirios tienen documentos de identidad y de viaje, pero no pasaportes, porque para ello deberían llevar tres años en el país. Esta documentación no es suficiente para ingresar en muchos países, por lo que es probable que los rechacen en la frontera si no hay un acuerdo previo. En cualquier caso, la salida que intenta coordinarse con ACNUR no llegará hasta dentro de unas semanas.

El Programa Siria funciona en Argentina desde octubre de 2014, cuando se creó un programa especial de visado humanitario para recibir extranjeros afectados por el conflicto sirio. Está destinado a personas de nacionalidad siria y sus familiares, así como palestinos que hayan residido en Siria. Pero la asignación del asilo no es sencilla. Entre otros requisitos, se les exige tener vínculo de parentesco o de afectividad con ciudadanos argentinos. Y aunque en el país hay inmigración siria y libanesa, esta data sobre todo de mediados del siglo pasado.

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Argentina es uno de los pocos países latinoaméricanos que tiene un programa para recibir refugiados en funcionamiento. Foto: EFE

“El programa va a continuar” ha afirmado el presidente de la Comisión Nacional para los Refugiados, Federico Agusti. Y ante las críticas por las restricciones, explicó que la medida “es muy abierta, porque aunque es condición ser familiar, se acepta hasta un cuarto grado de parentesco. Es muy flexible”, remachó. En los últimos dos años 233 personas se acogieron a este plan.

Con todo, Argentina es uno de los pocos países de la región que tiene un programa en funcionamiento. Chile –que según el Ministerio del Interior aceptó la solicitud de refugio de apenas 10 sirios– evalúa acoger a más personas próximamente. El ex ministro chileno Sergio Bitar, descendiente de sirios y uno de los impulsores de la recepción de refugiados, ha asegurado que “la cifra mínima propuesta al gobierno fluctúa entre las 50 y 100 familias”.

Ecuador también ha anunciado la recepción de ciudadanos sirios que huyen de la guerra civil, pero aún sin concreciones y en medio de un clima político enrarecido, ya que muchos recuerdan que el Gobierno de Rafael Correa fue uno de los pocos –con China, Cuba y Rusia– que en 2011 votó contra la resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condenaba la represión por el régimen de Bashar Al Asad de las protestas de la oposición, en el inicio del conflicto.

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