El mural Los Danzantes, de Carlos Mérida, vuelve a la esquina que ocupó el Cine Manacar

10/04/2017 - 6:20 pm

Un telón pintado por Carlos Mérida para el legendario cine que estuvo en Insurgentes Sur y Río Mixcoac lucirá ahora en el vestíbulo de la megatorre que se construye en la misma esquina. A continuación se presenta el texto publicado en la edición impresa 160 de Libre en el Sur, que se encuentra en circulación.

La pista del mural se había perdido desde 1995, cuando el Cine Manacar fue desmantelado para poner en su lugar varias salas de la cadena Cinemex. Foto: Especial.

Por Francisco Ortiz Pardo

Ciudad de México, 10 de abril (SinEmbargo).- Los Danzantes, un espectacular mural del pintor Carlos Mérida, de 294 metros cuadrados con incrustaciones en madera y alusiones a la cultura maya, volverá a la esquina que ocupó el legendario Cine Manacar, donde por décadas lució como telón.

Esta vez será reinstalado en el lobby de la nueva Torre Manacar de 25 pisos, diseñada con trazos piramidales y contemporáneos por el arquitecto Teodoro González de León, recientemente fallecido, y cuya construcción está a punto de concluir.

La noticia resulta de gran relevancia toda vez que –además de que el telón formó parte de la cultura y la memoria capitalinas— la mayor parte de la valiosísima obra monumental de este artista nacido en Guatemala pero que vivió prácticamente toda su vida en México, ha desaparecido.

La pista del mural se había perdido desde 1995, cuando el Cine Manacar fue desmantelado para poner en su lugar varias salas de la cadena Cinemex. Lo ocurrido fue que el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) no informó sino hasta mediados del año pasado, ya en curso su restauración, que la obra le fue donada en 1999.

Tan solo uno de los proyectos de Los Danzantes en formato pequeño, que se conserva en la galería Arvil, del curador Armando Colina, está valuada en unos 40 mil dólares.

“Hay quien ve en Mérida una pintura muy fácil; no es cierto, su trabajo era de una minuciosidad tremenda”, dice Colina al tiempo que muestra al reportero la maqueta de Los Danzantes.

El experto –que trató cercanamente al artista, montó sus más importantes exposiciones en México y comercializó su obra en los últimos años de su vida— explica que cada mural suyo era dividido en diferentes fragmentos (la obra del Manacar consta de 12 paneles) y para cada una de esas partes Mérida realizaba cuando menos cinco proyectos.

Cuenta que el pintor tuvo un interés particular en fusionar el arte con la arquitectura, a través de los que llamó “integración plástica”. “La desgracia –acota— es que prácticamente todos los edificios que contenían su obra han desaparecido. Por eso fue que el arquitecto Gonzalez de León encontró todo el sentido en integrar Los Danzantes a la Torre Manacar.

Mérida nació en Quetzaltenango, Guatemala, en 1891 y murió en la Ciudad de México en 1984. Aunque más reconocido por su pintura abstracta, no sólo realizó murales y obras de caballete, sino que también fue crítico de arte e hizo viñetas para libros, tapices y… coreografías para ballet.

De ahí la temática de su telón del Manacar, realizado en 1964, donde plasmó figuras dinámicas de unos bailarines, pintadas con colores armoniosos en pintura acrílica, que rompían con la monotonía de la sala de cine, según recuerda el historiador Eduardo Espinoza Campos.

Tras una paciente restauración por parte de especialistas del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del Instituto Nacional de Bellas Artes, Los Danzantes llegará a su nueva sede a través de un acuerdo de comodato. De esta forma podrá ser apreciado por cualquier persona que se acerque a la entrada de la torre, que albergará oficinas, tiendas, restaurantes y nuevas salas cinematográficas.

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