10 años de guerra | «Que la droga no llegue a sus hijos», fue la promesa de Felipe Calderón hace diez años. Y, sin más, lanzó a más de cinco mil elementos contra el crimen organizado en el primer operativo en Michoacán (diciembre de 2006). La guerra comenzó. «El peor escenario posible» para México era que Estados Unidos transitara hacia la regularización (o legalización) y aquí se endureciera la prohibición. Así está sucediendo. Sin resultados en seguridad ni en salud, esta lucha ha sido «una catástrofe» que ha puesto de manifiesto la corrupción, expusieron expertos. La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014 revela que alrededor de 1 millón 789 mil jóvenes mexicanos han consumido drogas, principalmente hombres que habitan en Quintana Roo y Estado de México. Su uso se ha duplicado de 1991 a 2014. ¿La legalización de la mariguana es el camino alternativo al baño de sangre? Se ha propuesto, pero los expertos creen que no es la solución debido a la debilidad de las instituciones mexicanas.
QUINTA PARTE DE UNA SERIE
Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).– Felipe Calderón Hinojosa, ex Presidente de México, se equivocó. Su error, declarar la guerra al narcotráfico hace 10 años, ha inundado al país con la sangre de más de 186 mil muertos, de acuerdo con cifras oficiales, y la ausencia de más de 28 mil desaparecidos, y miles de desplazados. Su objetivo era proteger la salud y la tranquilidad de las comunidades bajo el lema «Que la droga no llegue a tus hijos».
No fue ni es así, aseguraron especialistas.
Además de pasar de ser una nación de tránsito a una productora de drogas, en México su consumo «ha aumentado», y junto con ello, la proporción de personas que se ven afectadas por el problema, ha reconocido la misma Encuesta Nacional de Consumo de Drogas de Estudiantes (ENCODE 2014) realizada y publicada por el Gobierno federal. El consumo de drogas entre jóvenes de primaria, secundaria y bachillerato se duplicó en 23 años, al pasar de 8.2 por ciento en 1991 a 17.2 por ciento en 2014, documentó.
El combate, cara a cara contra la delincuencia, contrario a lo buscado, ha provocado que México sea visto «como un país inseguro» en vez de «vanguardista» ante los ojos del mundo; se han aprehendido capos, pero los cárteles se han fragmentado, y el consumo de drogas se ha incrementado en este país, han afirmado expertos consultados para la serie de SinEmbargo «Diez años de guerra en México».
El cártel de Sinaloa –también con alta presencia en Estados Unidos y Asia– y el Cártel de Jalisco Nueva Generación son los más poderosos en el país. A raíz de ciertas detenciones de jefes de cárteles, estos se han dispersado en grupos más pequeños, pero numerosos.
Aunque un camino alterno es la legalización de su uso recreativo y medicinal, lo cual dejaría de criminalizar a sus consumidores, ¿las instituciones mexicanas están preparadas para ello?, cuestionaron. Además, añadieron, la mariguana sólo es una parte del negocio del crimen. La mayor parte de sus ganancias por exportación a Estados Unidos es de cocaína.
«El peor escenario posible para México era que Estados Unidos transitara hacia la legalización y México endureciera la prohibición. Eso es exactamente el escenario en el que estamos y eso hará que la mariguana mexicana que llegaba a Estados Unidos sea desplazada por la legal de ahí y entonces tenga que ubicarse en el mercado nacional. Vamos a tener aquí más mariguana y más barata. Pero además de eso, el mercado interno ilegal va a ser más peleado y crecerá más la violencia», dijo en conferencia Alejandro Madrazo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
«No hemos tenido una política de drogas; necesitamos una».
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Para el especialista, se tendría que implementar una producción nacional, en vez de, por ejemplo, Monsanto, y se deberían crear instituciones para verificar los puntos de venta porque, dijo, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Copefris) no está capacitada para ello. Sería un buen arranque, dijo, que el Estado compre toda la cosecha y distribuya a todos los puntos de venta.
Desde la década de los 90 la mariguana ha sido la droga ilegal más consumida en el país. En 23 años su uso subió de 1.54 por ciento a 10.6 por ciento, de la población de jóvenes de primaria, secundaria y bachillerato.
La yerba llegó hace 500 años a la Nueva España con el propósito de incentivar la economía y durante la Conquista, los indígenas le encontraron cualidades recreativas y propiedades medicinales. Pero fue marginada por afectar diversos intereses (fabricación de papel y textiles naturales), documenta el libro República Pacheca del periodista Enrique Feliciano.
La creciente disponibilidad de cocaína ha provocado también un incremento importante en su consumo. Cuando se dio un cambio en las rutas de tránsito de esta droga proveniente de la región andina hacia Estados Unidos, dejó de pasar principalmente por el Caribe y se usaron las rutas de México que ya operaban para el trasiego de heroína, destacó el documento de la ENCODE. Las encuestas de escuelas han documentado también la emergencia del ‘crack’ (un derivado de la cocaína) y de las metanfetaminas.
La Secretaría de Salud, desde 1998, detectó el surgimiento de sustancias previamente no utilizadas con fines de intoxicación, como ciertos medicamentos (el Refractyl Ofteno y el Flunitracepam cuyo nombre comercial es Rohypnol) y, al igual que en otros países, aparecieron las anfetaminas (éxtasis o cristal). El uso de la heroína, si bien es poco prevalente a nivel nacional, se ha ido incrementando en ciudades de la frontera norte.
¿QUIÉNES LAS ESTÁN CONSUMIENDO?
La ENCODE 2014 revela que alrededor de 1 millón 789 mil jóvenes mexicanos de primaria, secundaria y bachillerato han consumido drogas. El 17.2 por ciento de los estudiantes de secundaria y bachillerato ha consumido alguna vez alguna de esas sustancias. De cada 10 usuarios, siete son usuarios experimentales, es decir, consumieron sustancias entre una y cinco veces.
El consumo sigue siendo más frecuente en los hombres, aunque la distancia se ha reducido: por cada seis consumidoras, hay siete hombres que lo reportan. Además, si bien el mayor índice de consumo se observa en los estudiantes de mayor edad, también, aunque menor, lo hay en estudiantes de primaria: 3 de cada 4 niños que las han probado son experimentadores.
Respecto a la zona, los alumnos cuando pasan de secundaria a bachillerato, tanto en la comunidad rural como la urbana, registran un mayor consumo, el cual es ligeramente más pronunciado en las escuelas ubicadas en ciudades.
A nivel estatal, el consumo de cualquier droga de alumnos de secundaria o bachillerato se concentra en la Ciudad de México (25 por ciento), Quintana Roo (22 por ciento, sobre todo en Playa del Carmen), Estado de México (21.1 por ciento, sobre todo en Ecatepec), Jalisco (20.1 por ciento, principalmente en Guadalajara) y Chihuahua (19.8 por ciento, sobre todo Ciudad Juárez).
En el caso de los niños de primaria, se detectó mayor uso en San Luis Potosí (5.1 por ciento), en Michoacán (5.3 por ciento, sobre todo en Apatzingán), en Campeche (5 por ciento) y en Quintana Roo (5.9 por ciento, principalmente en Ciudad del Carmen).
«UNA GUERRA CONTRA LA PROPIA POBLACIÓN»
El 11 de diciembre del 2006, el Gabinete de Seguridad, por orden de Felipe Calderón, inició la «Operación Conjunta Michoacán», estado donde nació el ex mandatario panista, con un despliegue de más de cinco mil efectivos. En ese operativo comenzaron «actividades de erradicación de plantíos ilícitos, establecimiento de puestos de control para acotar el tráfico de enervantes en carreteras y caminos secundarios, ejecución de cateos y de órdenes de aprehensión, así como ubicación y desmantelamiento de puntos de venta de drogas».
«La batalla contra el crimen organizado apenas comienza y será una lucha que nos llevará tiempo», alertó hace una década el entonces Secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña.
No obstante, en el discurso en el que el gobierno declaró la guerra, no se abordaron las consecuencias de sacar el ejército a las calles.
«El saldo final de esta guerra no es precisamente el mejor resultado. Tiene otros efectos colaterales: la inseguridad y ha manifestado la corrupción que ya estaba», dijo el rector de la UNAM Enrique Graue. «No es posible que sigamos viendo a los consumidores como criminales y sigamos persiguiendo a los campesinos que no son culpables de la pobreza en la que viven», declaró durante la conferencia “Hacia una mejor política de drogas: lecciones de una experiencia práctica”.
El abogado del CIDE, Alejandro Madrazo, destacó la necesidad de pasar a un mercado regulado.
«Estamos en medio de una guerra contra nuestra propia población que está saliendo muy mal y que nos está costando muy caro. Una medida necesaria para poder revertir la crisis institucional y la violencia es pasar a mercados regulados de drogas. Nuestra capacidad de perseguir, prevenir y castigar delitos nunca va a ser suficiente mientras desperdiciemos recursos en meter a la cárcel a poseedores de mariguana».
El individuo típico que es encarcelado, enfatizó, es un poseedor de mariguana con valor menor a 500 pesos. De los 44 mil presos federales sentenciados que había en 2012, más de 10 mil estaban solo por mariguana, documentó.
«Todos los indicios, todos los datos nos hablan de la catástrofe que ha sido la guerra contra las drogas. No nos ha dado resultados en materia de salud ni de seguridad. Tenemos una peor situación de salud y una mucho peor situación de seguridad en nuestro país hoy que hace diez años cuando nos lanzamos sin un diagnóstico claro y sin objetivos explícitos a una guerra que no tiene sentido», remató el especialista.
LEGALIZACIÓN VS. DEBILIDAD DE INSTITUCIONES
El incremento de consumo de drogas en México es un hecho, así como sus afectaciones a la salud. Sin embargo no ha funcionado la estrategia del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, continuada por el Presidente Enrique Peña Nieto.
Algunos países, incluyendo Estados Unidos, están experimentando modelos de regularización de las drogas. En México es una posibilidad que se está debatiendo, pero ¿la «debilidad» de las instituciones mexicanas harían viable esa alternativa?, cuestionó Luis Astorga Almanza, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Durante la conferencia magistral “Hacia una mejor política de drogas: lecciones de una experiencia práctica”, Andrew Freedman, director de la Coordinación de Mariguana del estado de Colorado –donde la mariguana se consume legalmente de forma recreativa desde 2013–, destacó que se quitaron «la vieja mentalidad» e implementaron políticas que «están funcionando».
En Colorado, a tres años de la legalización de uso recreativo, se cuenta con una industria «más o menos reglamentada» y el consumo no ha cambiado. Tampoco se ha visto que las muertes en carreteras hayan aumentado por esa causa; en general, se han mantenido igual.
Aunque el producto se entrega en un paquete que no puede abrir un niño, se han registrado casos de consumo en menores de nueve años, y alrededor de 15 a 25 hospitalizaciones al año porque la ingirieron al confundirla con un dulce, reconoció Freedman.
El 8 de noviembre, los ciudadanos de California –el estado más poblado de EU– y Massachusetts aprobaron medidas que aprueban el consumo recreativo de mariguana. Los otros estados que ya lo permiten son Alaska, Colorado, Oregon, el estado de Washington y el Distrito de Columbia, que tienen unos 18 millones de habitantes, o el 5.6 por ciento de la población, de acuerdo con la agencia Associated Press.
California fue el primer estado en aprobar el uso de la mariguana con fines medicinales hace dos décadas.
De acuerdo con las iniciativas, el consumo de mariguana sería restringido a personas de al menos 21 años de edad y quedaría prohibido fumarla en la mayoría de los espacios públicos. Además, la yerba quedaría sujeta a estrictas normativas, se impondrían altos impuestos a su venta y algunos estados permitirían cultivarla a los usuarios.
Hay sectores en Estados Unidos que se han quejado de que la legalización pondría en peligro a los niños y abriría la puerta a la creación de otra industria enorme, como la del tabaco, que estaría dedicada a vender a los estadounidenses una droga perjudicial para la salud.
Sin embargo, aterrizado en México, Luis Astorga, sociólogo y autor de El siglo de las drogas, cuestionó cómo aplicar el modelo de Colorado «en un país con instituciones sumamente débiles».
«En México una de las preocupaciones de ciertos sectores es que el tipo de organizaciones criminales y el tipo de instituciones que tenemos son algunos de los aspectos que hacen dudar de la posibilidad de implementar el modelo. El crimen es bastante fuerte con una diversificación de las drogas que negocian. El mercado de la mariguana no es el principal. La mayor parte de sus ganancias por exportación a Estados Unidos son de cocaína», expuso.
Por lo tanto, aunque «la clase política pusilánime» decida promover una ley para legalizar la mariguana en México, las ganancias por ese tipo de mercancía bajarían, pero seguirían las de la cocaína, heroína y metafetamina.
«Pensar que legalizando la mariguana se da un golpe fuerte a las organizaciones criminales mexicanas, sabiendo cómo están estructuradas, no es realista. Pero es más realista pensar en las personas que potencialmente no irían a la cárcel por el consumo o posesión simple de cierta cantidad de mariguana», finalizó.