Ciudad de México, 9 de diciembre (SinEmbargo).- Empresas estadounidenses que se dedican a la extracción del gas shale, a través del controvertido método del “fracking”, tienen ahora nuevos detractores que además de acusarlos de contaminar el agua y el medio ambiente, también los señalan por usar una materia prima que causa problemas de salud a los trabajadores.
El “fracking” o fracturación hidráulica es el proceso que consiste en inyectar a alta presión una mezcla de arena, químicos y agua en un pozo para fracturar las formaciones rocosas y así permitir que el petróleo y el gas puedan salir a la superficie. La arena que se queda en el proceso de fracking mantiene abiertos los pequeños canales para que los combustibles fósiles puedan escapar.
Un reportaje publicado por el diario The Wall Street Journal (WSJ) detalló que la llamada arena blanca, que se inyecta junto con químicos para extraer el gas shale y se caracteriza por tener un granulado más grueso y redondo, es ahora un nuevo negocio que pone en juego miles de millones de dólares y la salud de cientos de obreros.
El auge de la arena ha generado preocupaciones sobre la seguridad de los trabajadores, así como oposición local debido a las nubes de polvo que se forman en el aire por los camiones pesados que la transportan de las minas a las plantas de procesamiento y centros de almacenamiento ferroviarios. Pattison Sand Co. en Clayton, Iowa, ha enfrentado un escrutinio particular.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos llama a los gránulos finos liberados por la extracción de arena «sílice cristalizado respirable», o polvo de sílice, el cual, asegura, está vinculado a la silicosis y el cáncer de pulmón.
«Hay una tendencia a decir que es sólo polvo y la gente siempre ha estado expuesta al polvo», dijo al WSJ David Kriebel, un epidemiólogo de la Universidad de Massachusetts.
«El sílice cristalizado es una sustancia extremadamente peligrosa. Cada pequeño pedazo que llega a los pulmones causa cicatrices», agregó
2 MILLONES DE ENFERMOS
De acuerdo con un informe del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, la exposición al sílice sigue siendo un grave peligro para casi 2 millones de trabajadores en EU, incluyendo a más de 100 mil personas que se ocupan en trabajos de gran riesgo como las limpiezas abrasivas, el trabajo de fundición, tallar piedra, perforar rocas, el trabajo de canteras y los túneles.
Las muertes y enfermedades que ocurren entre los trabajadores que limpian con chorros de arena o que perforan rocas son indicadoras de la gravedad de los riesgos de salud asociados con la exposición a la sílice. El hecho de respirar el polvo de sílice cristalina puede causar silicosis, que en sus aspectos más severos puede resultar en la discapacidad o la muerte. El polvo de sílice respirable entra en los pulmones y crea la formación de tejido de cicatriz reduciendo la capacidad de absorción de oxígeno por los pulmones. La silicosis no tiene cura. Dado que afecta el funcionamiento de los pulmones, uno es más susceptible de contraer infecciones pulmonares como la tuberculosis.
Las autoridades laborales emitieron una tarjeta informativa para recomendar a la empresas sustituir el uso de esta arena por otro componente, sin embargo, la industria del gas shale igonoró la advertencia.
En el condado de Trempealeau, Wisconsin, donde se ha abierto una serie de nuevas minas de arena, las autoridades impusieron recientemente una prohibición de un año en la concesión de nuevos permisos.
EL ELEMENTO CLAVE PARA EL “FRACKING”
La competencia de perforación petrolera en Estados Unidos creó el auge de la arena, un ingrediente clave en la fracturación hidráulica o fracking.
Se prevé que las empresas energéticas dedicadas a la extracción del gas shale utilicen este año 25.5 millones de tonelada de arena, la cual bombean dentro de los pozos de petróleo y gas natural para ayudar a fracturar la roca y permitir que el combustible fluya hacia afuera. Desde 2011, el uso de la arena ha aumentado 25%, según la firma consultora PacWest, que proyecta un alza adicional de 20% a lo largo de los próximos dos años.
En el estado de Wisconsin, que genera la arena blanca que tiene las condiciones perfectas para la fracturación hidráulica, más de 100 minas y plantas de procesamiento de arena han recibido permisos, frente a sólo cinco en 2010, estiman las autoridades del estado.
Las acciones de las empresas que negocian arena se han disparado. Los títulos de Hi-Crush Partners LP, con sede en Houston, han crecido 56% desde que empezara a cotizar en bolsa, en agosto de 2012. Las acciones de U.S. Silica Holdings Inc., con sede en el estado de Maryland, se han duplicado desde su debut bursátil en 2012, otorgándole un valor de mercado de mil 900 millones de dólares.
Hace menos de una década, U.S. Silica se concentraba en la arena para productos industriales y de consumo: vidrio para ventanas y pantallas de iPhone y iPad. Ahora, estos usos representan sólo la mitad de la arena que la empresa extrae y una participación incluso menor de los ingresos.
«Son necesarios 25 vagones de arena, en promedio, para fracturar un yacimiento», calcula Bryan Shinn, presidente ejecutivo de U.S. Silica.
Las empresas están empezando a experimentar con el uso de cantidades incluso mayores de arena. La inyección de 3 mil 600 toneladas de arena en un pozo en vez de la cantidad más típica de mil 800 toneladas podría agregar unos 600 mil dólares al costo por yacimiento, pero en algunos casos puede duplicar su producción, señala Matt Conlan, analista de Wells Fargo.
Las empresas de servicios petroleros que fracturan pozos apuntalan los precios de la arena al añadir los costos de transporte a la factura final, lo cual puede triplicar el precio de la arena que pagan los operadores.
Esto ha llevado a empresas que producen petróleo de esquisto como EOG Resources Inc. a ampliar sus operaciones en el negocio de la arena para mantener bajo control sus costos por pozo.
EL TEMOR
El uso extensivo de fracking en Estados Unidos, donde ha revolucionado la industria energética, ha desatado una ola de preocupaciones y protestas por parte de grupos ambientalistas y de personas que viven en lugares cercanos a los pozos de gas.
La primer preocupación es que el fracking utiliza enormes cantidades de agua que debe ser transportada hasta el sitio de fractura, lo cual es un costo ambiental muy significativo.
La siguiente preocupación es que las sustancias potencialmente carcinogénicas empleadas en el fluido pueden escapar y contaminar los mantos freáticos cercanos al sitio de fracking. Sin embargo, la industria dice que los incidentes de contaminación se deben a malas prácticas y no porque sean inherentes a esta técnica de extracción.
También existe el temor de que el proceso de fracking pueda causar pequeños sismos. En el 2011, se detectaron dos sismos de 1.5 y 2.2 grados en la zona de Blackpool, Inglaterra, cercana a pozos de gas shale.