El discurso de odio de Donald Trump triunfó en las elecciones de EU. Sus palabras, dichas en campaña, son ahora serias amenazas contra las minorías, en especial contra una de las favoritas del futuro Presidente de Estados Unidos: los migrantes mexicanos. Los estadounidenses apostaron a un muro, a deportaciones masivas y a cerrar tratados comerciales con México. Sin embargo, para el Padre Alejandro Solalinde Guerra este escenario que hoy se mira adverso podría terminar de unir a un gigante dormido, que son los millones de mexicanos que radican y trabajan allá. Tendrán que cerrar filas para defenderse ellos mismos, porque del Gobierno mexicano jamás han tenido respaldo, asegura.
Ciudad de México, 9 de noviembre (SinEmbargo).– Para el Padre Alejandro Solalinde Guerra, activista y defensor de los derechos humanos de las personas migrantes, la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos podría ser el preámbulo de una nueva era en la organización de la comunidad mexicana que allá reside. Esto, además de ser una consecuencia de la victoria del republicano en las elecciones del martes pasado, se desprende también del desamparo que por años han obtenido de la clase gobernante de su país.
El sacerdote, quien realizó un acompañamiento a diversos grupos de migrantes durante el proceso electoral, expuso que los migrantes, sobre todo los mexicanos, se van a manifestar fuertemente en el oeste de Estados Unidos [California, Washington, Oregon], ya que son una fuerza grande y mayoritaria.
“A nivel coyuntural viene una situación muy crítica, pero los migrantes mexicanos en Estados Unidos se van a ver obligados a cerrar filas, a organizarse y a unirse. Todo para prevenir. Ahora sí, ese gigante empezará a responder, a enseñar los músculos y de una vez por todas lograr muchas cosas”, comentó en entrevista con SinEmbargo.
En el caso de California, agregó Solalinde Guerra, hay un gran grupo de mexicanos, que están mejor organizados que en Chicago y Nueva York, “pero están fragmentados y hay rivalidad de liderazgos, pero Trump permitirá la unión porque no quedará de otra”.
De los pilares más importantes en la campaña de Donald Trump, fueron la promesa del muro con México, así como las agresiones a los migrantes. Así lo dijo al inicio de su campaña: “Cuando México envía [a Estados Unidos] a su gente, no envía a los mejores… envían a gente que tiene muchos problemas, y están trayendo esos problemas a nosotros. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores, y algunos, asumo, son buenas personas”.
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De acuerdo con la agencia AP, la promesa de Donald Trump de erigir un muro en la frontera con México, obligar a su vecino al sur a pagar por él y tratar la migración no legal, será difícil de ejecutar, pero no tendrá la excusa de muchos presidentes que han incumplido sus promesas: la de un Congreso controlado por la oposición. Trump asume con un Gobierno unificado, ya que los republicanos controlan las dos cámaras.
Desde la perspectiva de Alejandro Solalinde resultó sorpresivo ver cómo no ganaron los intereses de Wall Street ni de los poderes fácticos republicanos. No ganó la prudencia que representaba de alguna manera Hillary Clinton, sino la inseguridad, el miedo, la paranoia y el ver mermada la base económica de Estados Unidos.
“Hay mucha gente que allá la está pasando mal. Es claro que quienes tomaron la decisión fueron ellos. También las mujeres, no importa si las insultó, nada. Ellas quieren una mejoría económica, incluso también los migrantes […] Los que votaron por él esperan que Estados Unidos sea de nuevo esa potencia. No les importa cómo trate al resto del mundo, siempre y cuando los trate bien a ellos, a su bolsillo y a sus prerrogativas clase media”, dijo.
Sobre el muro, lo consideró únicamente una medida psicológica que se convirtió, en buena medida, en un antojo del mismo Trump para dar seguridad a la población temerosa y paranoica.
“El muro será tema para humillar más a México y obligarlo a pagar el antojo de Trump, para darle seguridad psicológica a su población. Aunque la Canciller mexicana [Claudia Ruiz Massieu[ que no lo pagará, no sé. Hemos tenido mandatarios muy sumisos, incondicionales y serviles”, destacó.
EL PAPEL DE MÉXICO
A México, la victoria de Trump lo obligará a buscar su propia identidad, a exigir a los gobernantes un comportamiento digno, maduro, que no entregue al país y no sea servil como hasta ahora han sido los gobernantes con respecto a Estados Unidos, consideró el activista.
“Peña Nieto ya no puede hacer nada, porque no sabe cómo hacerlo. No sabe cómo trabajar en la base ni con los migrantes en Estados Unidos, porque ellos no simpatizan con el PRI [Partido Revolucionario Institucional]. Están heridos y están muy enojados con México, porque simplemente Peña Nieto no se preocupa por ellos. Es mentira que la protección consular hacia ellos haya sido efectiva. No los ha defendido nunca y sólo ha tenido actitudes políticas que son poco efectivas. Ellos siempre han estado desamparados”, expuso el sacerdote.
Este miércoles por la mañana, la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) informó que México estaba preparado para enfrentar cualquier política de este nuevo gobierno en materia de migración. Sin embargo, los problemas no son nuevos.
Los migrantes para Estados Unidos son un botín político, que es funcional para las elecciones y también son muy adecuados para acusarlos de todos los males y los responsables de cualquier alteración en el tema de seguridad.
De acuerdo con datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), de 2009 a octubre de 2016, bajo el Gobierno de Barack Obama, fueron deportadas 2 millones 768 mil 357 personas.
Y no sólo eso: las detenciones de familias y de menores no acompañados aumentaron 99 por ciento, tan solo de 2015 a 2016, según el reporte fiscal de la Patrulla Fronteriza.
Todo se desencadenó luego de que en la frontera se contabilizara la presencia de 46 mil niños y adolescentes no acompañados que intentaban llegar a Estados Unidos para trabajar o reencontrarse con sus familias.
Es decir, administración tras administración muchos de los temores de los mexicanos, centroamericanos y latinoamericanos se han vuelto realidad. Trump capitalizó ese descontento.
“Donald Trump no es una oportunidad para México y el mundo. Pero es un camino obligado para cohesionar y unir a todos los mexicanos que radican allá y que han estado divididos. Esa población es un gigante fragmentado, con una fuerza dormida que aún no ha despertado […] A los mexicanos, Trump los obligará a buscar su propia identidad, a exigir a los gobernantes un comportamiento digno, maduro que no entregue a México y no sea servil como hasta ahora han sido los gobernantes con respecto a Estados Unidos”, reiteró Solalinde.
Finalmente, sobre la labor que a diario el suyo y otros albergues realizan en todo el país, el padre considera la victoria del maganate neoyorquino como un incentivo para seguir ayudando a la gente.
“Vamos a sentirnos más motivados, más justificados para luchar. Ya no sólo contra la desgracia y las condiciones con las que vienen los migrantes desde sus países de origen. Es luchar contra dos fuerzas: el Estado Mexicano a través de migración y ahora contra Estados Unidos, que tendrá una idea o acción muy determinante para correr a miles de mexicanos hacia nuestro propio territorio”, concluyó.