El informe también alertó que pese a que 53.8 por ciento de la población de 0 a 17 años; es decir 21.2 millones de personas, presentan carencias en el ejercicio de al menos uno de sus derechos sociales, el presupuesto destinado a su desarrollo social tiene deficiencias en su distribución.
Ciudad de México, 9 de noviembre (SinEmbargo).– La población infantil y adolescente en México experimenta la pobreza en una proporción mayor que la población en general, de acuerdo con un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), pero además los recursos que recibe para su desarrollo no son equitativos y su distribución no beneficia a grupos de edad o rubros que más lo requieren.
El análisis del gasto público en cuanto al Gasto en Desarrollo Humano (GDH) destaca que pese a que la población de niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años representan el 33.6 por ciento de la población mexicana, el Gasto para desarrollo es insuficiente y está mal distribuido.
“En 2012, por ejemplo, el 20 por ciento de los NNA [niñas, niños y adolescentes] con menos IDH [Índice de Desarrollo Humano] debió captar 38.6 por ciento del GDH para la infancia, pero en realidad recibió 15.3 por ciento de los recursos. En contraste, el 20 por ciento de los NNA con mayor IDH recibió 24.2 por ciento del GDH para la niñez cuando la distribución recomendada señala que debió haber captado 8.9 por ciento. Además, el GDH benefició de forma distinta a personas con las mismas carencias. Esto es particularmente notorio en el gasto en transferencias al ingreso”, dice
El informe alertó que pese a que 53.8 por ciento de la población de 0 a 17 años; es decir 21.2 millones de personas, presentan carencias en el ejercicio de al menos uno de sus derechos sociales, el presupuesto destinado a su desarrollo social tiene deficiencias en su distribución.
La información de los organismos estimó una asignación irregular per cápita del GDH en 2012. Encontró que los adolescentes era el grupo poblacional para el que se destinaba más gasto per cápita, con 27 mil 768 pesos. Le seguían los niños y niñas en edad escolar 24 mil 453 pesos, los niños y niñas en la primera infancia 13 mil 916 pesos.
En ese contexto, señaló que el segmento de la primera infancia fue al que se le asignó la menor proporción de GDH en 2012 (8.8 por ciento del total), el grupo con la menor proporción de beneficiarios del GDH y el conjunto de NNA con el menor gasto per cápita en desarrollo humano.
“No existe un canal lo suficientemente efectivo para llegar a los menores de cinco años por medio de políticas públicas, pues 27 por ciento de los niños y niñas de 3 a 5 años y 60 por ciento de los de 3 años no asistía al preescolar en 2012. Para los niños y niñas menores de 3 años, no existe una oferta educativa universal y la cobertura de los programas de salud resulta esporádica. Este sesgo distributivo posee implicaciones tanto para el presente como para el futuro de niños y niñas, pues las capacidades que no se generen en esta etapa crucial de la vida tendrán un impacto negativo en su desarrollo posterior”, planteó el informe.
LOS NIÑOS INDÍGENAS
El análisis del gasto público que está dirigido a promover las tres dimensiones del Índice de Desarrollo Humano (IDH): salud, educación e ingreso, es mayor para las niñas que para los niños y las mayores desventajas se presentaron en zonas rurales y con la niñez indígena.
Con base a estudios previos, se ha demostrado que el nivel de desarrollo humano de los hogares indígenas es menor (22.5 por ciento) que el de los no indígenas, y más bajo en los rurales que los urbanos (23.8 por ciento) (PNUD 2011).
En 2012, 4.7 millones de niñas, niños y adolescentes se encontraban en situación de pobreza extrema. Asimismo, 78.5 por ciento de la población indígena de 0 a 17 años se encontraba en situación de pobreza y 33.4 por ciento en situación de pobreza extrema.
Al respecto, el informe sobre la equidad del gasto público en la infancia y la adolescencia en México de la Unicef destaca que “la inversión en la infancia y en la juventud de México es un componente central de la estrategia para aprovechar el bono” demográfico, por lo que promover el gasto en el desarrollo humano a este sector es relevante para contribuir a atender la desigualdad.
Además ayuda a evitar la acumulación de rezagos sumamente difíciles y costosos de revertir una vez que las niñas, niños y adolescentes alcanzan la edad adulta.
“Disminuir brechas de desigualdad y hacer más efectivo el gasto público en la infancia tendrán beneficios para las niñas, niños y adolescentes en el presente y serán acciones estratégicas para el crecimiento y la sustentabilidad futura de México”, dice.
El estudio enfatiza que pese a que los datos corresponden al periodo 2008-2012, no se debilitan los hallazgos y conclusiones, pues el gasto público tiene un fuerte componente inercial y la distribución de los recursos suele variar muy poco de un año a otro.
Aunado a esto, explica que hay casos en que la asignación de recursos puede cambiar radicalmente como es el caso del presupuesto base cero que se pretende para 2016 y que ofrece una oportunidad para modificar la distribución presupuestal.