Ciudad de México, 9 de julio (SinEmbargo).- ¡Qué fantástico sería tener la capacidad de pasar desapercibidos en nuestro entorno de vez en cuando!: cuando no hiciste la tarea y te la piden, cuando te busca un cobrador y no tienes para pagar, o cuando te dicen cosas como “traes puesta la camisa al revés”. Qué pena. Desaparecer sería la opción pero, al parecer, la naturaleza se decidió por privarnos de esta capacidad y regalársela, al menos “de forma parcial”, a ciertos animales.
El camuflaje es un mecanismo que algunos organismos tienen para pasar desapercibidos en su entorno, cuestión crucial para su supervivencia. Esta capacidad ha sido desarrollada gracias a algunos procesos evolutivos que permiten que, tanto presas como depredadores, la utilicen: las primeras para no ser devoradas con facilidad y las segundas para poder aproximarse a su “platillo” lo más posible y aumentar la probabilidad de una caza exitosa.
No existe un acuerdo en la comunidad científica en la forma de clasificar las formas de camuflaje, pero se sabe que éste se encuentra determinado por diferentes factores como la fisiología, el comportamiento de los animales y el medio ambiente en que se desenvuelven.
Tener la capacidad de cambiar de color, poseer una morfología sorprendentemente cercana a la de otros organismos u objetos inanimados, imitar conductas de otros animales y hasta cierto sonidos y olores son algunos de los mecanismos que los animales son capaces de echar a andar cuando es hora de comer o temer ser la comida de otro. Cual sea, este fenómeno de la naturaleza es digno de contemplarse con un poco de detenimiento. Aquí enlistamos algunos inigualables ejemplos.
MANTIS ORQUÍDEA
Es un tipo de mantis generalmente de color rosa y blanco, aunque algunos individuos son completamente blancos. Sus patas cuentan con lóbulos que imitan a los pétalos de las flores, sobre las que permanecen inmóviles para atrapar insectos polinizadores con la ventaja de no ser vistos por sus depredadores. Se distribuyen en regiones de Malasia, Indonesia, Camboya, Vietnam y Tailandia.
PEZ ESCORPIÓN
Este pez tiene la cabeza cubierta de espinas, es solitario y vive en el fondo del mar hasta a 200 metros de profundidad (vaya que quiere estar solo). Se mantiene escondido e inactivo durante el día y caza por las noches. Se distribuye desde las Islas Británicas a Senagal, Madeira, Canarias, Azores y Mediterréneo.
PERDIZ NIVAL
Estas aves de montaña pueden cambiar de color de acuerdo a la estación del año, de forma que su camuflaje se adapta al hábitat cambiante. Durante el verano, suele ser de color marrón cenizo o grisáceo con algunas manchas negras en el dorso y de vientre blanco; pero durante el invierno su plumaje se torna en una blanca capa que le hace “desaparecer” entre la nieve. También cuentan con patas emplumadas.
PEZ PIPA FANTASMA
La coloración de estos animales es bastante variable. Cuentan con un estampado de manchas irregulares de colores contrastantes con el color base, que puede ser negro, marrón, amarillo, verde, rojo o blanco. Suelen vivir cerca de arrecifes de coral, mismos que los hacen pasar desapercibidos. Se encuentran en aguas tropicales y subtropicales de la región indo-pacífico.
GUECKO COLA DE HOJA
Existen diversos tipos de gecko, y todos son maestros del disfraz. El gecko cola de hoja posee un color y forma que imita perfectamente a una hoja seca, en algunas ocasiones inclusive puede dar la impresión de una hoja en putrefacción o mordisqueada por algún insecto. Pero por si eso no fuera suficiente, también son capaces de aplanar su cuerpo sobre ciertas superficies para reducir su sombra. Miden entre 10 y 15 centímetros y son endémicos de Madagascar.
Las letras no alcanzan. Son incontables los organismos que se mezclan con su entorno con gran maestría. Sin cazar, el hombre es el único que puede verlos. Falta afinar un poco la vista para encontrarlos, pero aún más la conciencia para no hacerlos desaparecer en verdad.
