El viaje de Pompeo viene rodeado por la expectativa de que el Secretario de Estado pueda retornar a EU con los tres presos de nacionalidad estadounidense que el régimen mantiene detenidos, en lo que se antojaría como una muestra de buena voluntad por parte de Pyongyang.
Andrés Sánchez Braun
Seúl, 9 mayo (EFE).- El Secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, visita hoy Pyongyang, por segunda vez en menos de un mes, en el último movimiento de una frenética actividad diplomática para preparar la histórica cumbre que celebrarán Washington y Pyongyang.
Durante la visita, cuya duración e itinerario se desconocen, el jefe de la diplomacia estadounidense quiere ultimar los detalles del histórico encuentro que celebrarán el presidente de EU, Donald Trump y el líder norcoreano, Kim Jong-un, y del que de momento no se ha fijado el lugar ni la fecha.
Pompeo, que se reunió hoy con el responsable de relaciones intercoreanas del régimen, Kim Yong-chol, aprovechó para lanzar el mensaje de que los dos países pueden resolver su conflicto y acabar con las amenazas "trabajando juntos", según las declaraciones recogidas por los medios estadounidenses que le acompañan.
El viaje llega, sin embargo, en un momento especialmente delicado después del que Trump anunciara ayer que cancela el acuerdo nuclear con Irán y que Washington volverá a retomar las sanciones contra Teherán en lo que algunos creen que podría servir de declaración de intenciones para Pyongyang ante la citada cumbre.
El propio secretario de Estado dijo a los periodistas en el avión que lo ha llevado a Corea del Norte que no hay intención alguna de "aliviar las sanciones" al régimen de Kim Jong-un progresivamente.
El Jefe de la diplomacia aseguró que los castigos se levantarán solo cuando se logre el objetivo mencionado repetidamente por Washington en las últimas semanas y subrayado hoy de nuevo por él: "la completa, verificable e irreversible desnuclearización" de Pyongyang.
El mensaje parece insistir en la línea dura que Trump ha apuntalado con la designación de varios "halcones" -entre ellos Pompeo- desde que en marzo se anunciara por primera vez que podría haber cumbre con Kim, y que sugieren que Washington podría proponer a Pyongyang un desarme atómico integral como el acordado en su día con la Libia del dictador Muamar al Gadafi.
El viaje del Secretario de Estado, que dijo desconocer si se reunirá con Kim Jong-un en esta ocasión, ha involucrado por el momento una reunión con el responsable de relaciones intercoreanas del régimen, Kim Yong-chol.
Kim Yong-chol fue una de las figuras clave que viajó al Sur para la celebración de la cumbre del 27 de abril entre Kim Jong-un y el Presidente surcoreano, Moon Jae-in, en la que ambos países se comprometieron a trabajar por la "total desnuclearización" de la península coreana.
Por lo recogido por los periodistas que viajan con Pompeo, entre ambos todo parecieron buenas palabras.
Los dos manifestaron su "esperanza" de que Washington y Pyongyang puedan trabajar para resolver sus diferencias y Pompeo incluso alabó a Kim Yong-chol, al que definió como un "gran compañero" con el que trabajar para concretar la cumbre entre los líderes de ambos países.
Sin embargo, la propaganda norcoreana quiso advertir hoy a su vez a EU sobre la fragilidad del actual acercamiento, instando al Gobierno Trump, en un editorial del diario Rodong, a no endurecer la retórica para no "dañar el buen ambiente excepcionalmente generado para las conversaciones" entre los dos mandatarios.
Con respecto a la histórica cumbre, Pompeo expresó su esperanza de volver de Pyongyang con una fecha y una sede concretas.
Hasta ahora, Casa Blanca ha dicho que la reunión, que sería la primera en la historia entre líderes de Corea del Norte y EU, será a finales de mayo o principios de junio y que se barajaban varios escenarios, entre los que figura Singapur y la frontera entre las dos Coreas, por la que Trump ha expresado preferencia.
A su vez, el viaje de Pompeo viene rodeado por la expectativa de que el Secretario de Estado pueda retornar a EU con los tres presos de nacionalidad estadounidense que el régimen mantiene detenidos, en lo que se antojaría como una muestra de buena voluntad por parte de Pyongyang.
En ese sentido, Pompeo aseguró que el tema se tratará de nuevo durante su visita y consideró que, de hacerse efectiva su liberación, supondría "un gran gesto" por parte norcoreana.