El Instituto Nacional Electoral no había terminado de calificar la elección de junio pasado, cuando los aspirantes a la Presidencia de la República para los comicios de 2018 comenzaron a colocarse en el arrancadero. Así, sin la discreción del pasado, en apenas dos años y medio del Gobierno de Enrique Peña Nieto, los competidores, uno a uno, se fueron formando. Hoy que estamos a menos de un mes que EPN cumpla tres años en la Presidencia, son 12 los que han decidido iniciar a galope lento para, poco a poco, acelerar el paso. Pero no son los únicos. Este es el primero de una serie de análisis que SinEmbargo comenzará a publicar para seguir de cerca la resistencia, el ritmo y la calidad de cada uno en la pista.
Ciudad de México, 8 de noviembre (SinEmbargo).– Apenas consumadas las elecciones del 7 de junio pasado, la carrera de los aspirantes hacia la Presidencia de la República se inició sin ambages ni ocultamientos. Cual caballos de carreras, en el arranque están apuntados por lo menos 12 políticos que desde ahora, muestran que su energía está puesta en llegar a la meta en 2018. Ninguno niega que desea que su última zancada sea para alcanzar Los Pinos.
Respecto a las sucesiones del pasado, ahora no es temprano. Vicente Fox Quesada empezó a contender por la Presidencia al día siguiente que terminó su gestión como Gobernador de Guanajuato, el 6 de julio de 1997, cuando faltaban tres años para las elecciones presidenciales. Apoyado por Amigos de Fox que reunieron fondos monetarios inició una campaña que fue de menos a más. Mientras, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, aunque inauguraba la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal (después de una reforma política) no negaba que también trabajaba rumbo a la misma elección. Roberto Madrazo era la figura más visible del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en aquel momento. Incluso en los años en que gobernaba el tricolor como partido hegemónico, los nombres de los suspirantes empezaban a barajarse desde el segundo o tercer año de Gobierno del Presidente de la República. ¿A quién beneficiaría el dedo del Primer Mandatario que tenía toda la injerencia dentro del partido? Era la pregunta de los analistas y los políticos. Y aunque con disciplina y sin grandes aspavientos, la contienda se daba igual de reñida.
La diferencia es que ahora, los competidores son más. Y ya no sólo importa conocer las posibles postulaciones del PRI, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) o el Partido Acción Nacional (PAN). Hoy, de igual manera, son importantes los candidatos independientes. Este medio digital identifica a poco más de 12 corredores porque así lo han manifestado de viva voz (como Margarita Zavala o Miguel Ángel Mancera) o porque sus acciones políticas han resultado un mensaje contundente de sus aspiraciones (como la de Miguel Ángel Osorio Chong, subido en un templete, ante la Convención Nacional Politécnica). Pero ve, entre la caballada, que todo puede cambiar en cuestión de segundos y de repente, tener otros nombres con partido o sin él.
La figura de los independientes, aprobada en la reforma política promulgada en 2015, cobró importancia en los comicios intermedios. Cinco de 125 personajes lograron triunfar en sus respectivas contiendas. Jaime Rodríguez “El Bronco” se convirtió en Gobernador de Nuevo León; Alfonso Martínez Alcázar ganó la presidencia de Morelia, Michoacán; José Alberto Méndez Pérez se convirtió en alcalde de Comonfort, Guanajuato; Manuel Clouthier Carrillo es hoy diputado federal por Sinaloa y Pedro Kumamoto Aguilar lo logró en una legislatura por el distrito 10 de Zapopan, Jalisco.
De ellos, el más mediático fue “El Bronco” quien ha sostenido: “Si la gente se enterca, me lanzaré”.
Estos cinco triunfos abrieron la puerta para que otros ciudadanos puedan competir por un puesto de elección popular sin apoyo de los partidos políticos que enfrentan una crisis de confianza histórica. Las encuestas no les dan más de 20 por ciento de credibilidad después de la tragedia de Ayotzinapa en la que desaparecieron 43 estudiantes normalistas de la Escuela rural Raúl Isidro Burgos. Ninguno hizo ningún compromiso ante el fatídico evento que descarriló a las instituciones y a la misma figura presidencial.
Y está la caballeriza donde se apuntan los emergentes. Ahí se encuentra Rosario Robles Berlanga, Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Se trata de una mujer que ha permanecido (controvertida, con adversidades, pero en pie) en la escena política en los últimos veinte años. También se ve a Patricia Mercado quien adueña una carrera que ha tocado posiciones estratégicas del poder como ahora que es Secretaria de Gobierno del Distrito Federal. En 2006, fue candidata a la Presidencia por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina y consiguió ser la mujer con más votos en la Historia del país (poco más de un millón). En la misma circunstancia está Salomón Chertorivsky, ahora Secretario de Desarrollo Económico del DF y Graco Ramírez Garrido, Gobernador de Morelos. Estos dos últimos podrían irrumpir pronto en la carrera pues sus historiales son ascendentes en la jerarquía que marca la política mexicana.
Para Nicolás Loza, profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), hay un escenario prioritario en las elecciones de 2018. “Los independientes apoyarían una candidatura única. Los políticos más sagaces que es un equipo asociado con Jorge G. Castañeda (primer candidato independiente a la Presidencia, en 2006) intentan lograr conformar una unidad. El que logre conseguir esa postulación pasará a la Historia y es posible que consiga una votación sobresaliente”.
Por ahora, con pedigrí o sin él, como caballos negros o aventajados, la contienda ya empezó. Y es posible ver que antes y durante las campañas de 2018, muchos de los competidores serán objetos de calumnias o imputaciones fundadas. El número se achicará conforme pase el tiempo y se den zancadas hacia el futuro. O quizá llegue el cansancio y habrá quien se quede a la mitad. Al final, los electores se verán obligados a elegir a uno solo.
El 2018 no se distingue por guardar un proceso electoral en el que reine la transparencia. Ahora mismo se desconoce si ya hay flujos de dinero por parte de empresarios o grupos de interés que deseen impulsar a algún personaje en particular. “Es probable que ya estén buscando dinero fuera de lo que indica la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Es una búsqueda de patrocinios que ocurre en las democracias contemporáneas, pero que en México aún no es transparente. Son mecanismos ilegales”, dice el politólogo Nicolás Loza.
El experto en Procesos Electorales, Eduardo Huchim, sostiene que México aún no logra crear un sistema anticorrupción que vuelva a los comicios en una de las experiencias más confiables ante los ciudadanos. Por el contrario, los mexicanos suelen ver sospechas cada vez que hay convocatorias al voto. Para la experta en Prospectiva por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Guillermina Paz Baena, 2018 puede ser una de las experiencias más traumáticas para los electores si se contiende con las condiciones de hoy en las que los escándalos de corrupción aparecen uno tras otro.
Una ventaja que ven los especialistas en que la carrera haya arrancado es que hay tiempo para exigir cuentas. Ernesto Gómez Magaña de Contraloría Ciudadana, una Organización no Gubernamental, sostiene que la Transparencia es un asunto bilateral, en el que el candidato debe explicar y el ciudadano cuestionar. “Hoy, indagar en las vidas de los responsables de la cosa pública es fundamental. Qué es lo que tienen. Con qué cuentan. Cuánto dinero pasará por sus manos, cuántos intereses”, remarca el experto.
Por ahora, la iniciativa #3de3, creada por el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y Transparencia Mexicana muestra que los políticos mexicanos tienen más disposición a la opacidad que a la transparencia. Sus recursos, bienes muebles e inmuebles, cuentas financieras, propiedades en el extranjero y sobre todo, sus intereses están bajo velos. Pocos han presentado una declaración patrimonial detallada que no deje lugar a dudas. Conocemos hasta el cansancio sus caras y voces; pero ignoramos con qué cuentan o a quiénes podrían beneficiar en el futuro con sus decisiones.
Así, el cronista ha dicho: “¡Arrancaaaan!”… y ellos ya van corriendo.