Los edificios estuvieron en uso por lo menos desde 1481, pasando por los gobiernos de Tízoc, Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, hasta 1519, cuando llegaron los españoles a la capital azteca.
México, 8 de junio (EFE).- México dio a conocer los recientes hallazgos del Templo de Ehécatl, dedicado al dios del viento de los mexicas, y el recinto del juego de la pelota, que suponen un paso más para conocer el rostro de la ciudad prehispánica de Tenochtitlan, sobre la cual se erigió la capital del país.
Hace siete años, los investigadores del Programa de Arqueología Urbana (PAU) identificaron los vestigios de estos dos recintos en un predio ubicado en la calle Guatemala, a espaldas de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.
Los trabajos arqueológicos han posibilitado que salga a la luz parte del templo y del edificio donde se celebraba el juego de la pelota, los cuales quedarán resguardados próximamente en un museo subterráneo.
Este museo, que estará abierto al público, estará debajo de un hotel, dado que el predio donde se encontraron los vestigios pertenecen a un particular que tenía estos planes de construcción, que no serán obstaculizados después del acuerdo alcanzado con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Estamos convencidos de que el pasado puede confluir sobre el presente”, señaló hoy en un recorrido el director del PAU, Raúl Barrera, sobre el acuerdo, una práctica que no es nueva en un Centro Histórico de la capital mexicana que todavía guarda numerosos secretos prehispánicos sin descubrir bajo sus calles.
Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH, destacó que la construcción del edificio no va a “afectar para nada” los vestigios, y que todavía es pronto para precisar cuándo el público podrá comenzar a visitarlos.
Los edificios estuvieron en uso por lo menos desde 1481, pasando por los gobiernos de Tízoc, Ahuízotl y Moctezuma Xocoyotzin, hasta 1519, cuando llegaron los españoles a la capital azteca.
Los trabajos arqueológicos lo que han hecho ha sido “ratificar” lo que ya contaban los cronistas de la época, entre ellos Fray Bernardino de Sahagún, sobre Tenochtitlan, argumentó Matos Moctezuma.
Del Templo de Ehécatl se ha podido descubrir la parte posterior; en su momento, fue una gran estructura de 34 metros de largo y cuatro de alto, que jugaba con las formas rectangulares y semicirculares.
Tenía al menos cuatro cuerpos y, de acuerdo con los cronistas del siglo XVI, a su interior “se entraba a través de las fauces de una serpiente”, ya que el acceso, al parecer, fue construido con la forma de este animal, indicó el investigador.
Por otro lado, la parte que ha quedado a la luz del recinto en que se celebraba el juego de la pelota es el de unas escalinatas que, probablemente, eran la vía que tenían los combatientes para ingresar a la cancha.
Fue construido coincidiendo con la estructura actual de la calle Guatemala y su orientación era de oriente a poniente, como era habitual, dado que el juego guardaba una vinculación simbólica con el Sol.
Junto al recinto se encontraron 32 conjuntos de vértebras cervicales pertenecientes en su mayoría adultos jóvenes, con fragmentos de cráneo en la parte superior y presumiblemente vinculados a las ceremonias del juego que se realizaron.
La idea, de acuerdo con Matos Moctezuma, es que estos restos también sean exhibidos en el lugar, en el futuro museo.
Barrera a su vez relató que a la llegada de los españoles a Tenochtitlan, Moctezuma invitó al conquistador español Hernán Cortés a ese lugar para que presenciara juego de la pelota.
A Cortés le gustó tanto que “llevó jugadores a España para exhibirlos, que Carlos V (de Alemania y I de España) pudiera presenciar el juego de pelota”, comentó.
Aun así, agregó, los españoles “nunca entendieron que se trataba de un juego ceremonial”.