Los mexicanos que el domingo pasado salieron a votar, particularmente los que lo hicieron en estados con altos niveles de violencia, como son los casos de Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz, merecen "un tributo", afirma Edgardo Buscaglia. En entrevista con SinEmbargo, el especialista comentó que ahora el reto es que la sociedad civil vigile a sus nuevos gobiernos y forme parte de una auditoría ciudadana. La izquierda y la derecha de este país, afirma, le tienen miedo a los ciudadanos y a la democracia, "y esta es la gran tragedia de este país, porque si no le tuvieran miedo, estarían ya mismo ayudando para que se aprueben leyes de auditorías en serio".
Ciudad de México, 8 de junio (SinEmbargo).– La población de regiones de México como Veracruz o Tamaulipas vive en condiciones de conflicto armado y sujeta a la violencia de grupos estatales y no estatales, dice el investigador Edgardo Buscaglia, por lo que la participación en procesos como la jornada electoral del domingo pasado merece un “tributo”.
La democracia, sin embargo, es mucho más que asistencia a las urnas y requiere del involucramiento de la sociedad en labores permanentes de auditoría sobre todas las acciones de Gobierno, como la asignación y ejecución de presupuestos, de contratos y, sobre todo, de vigilancia sobre la forma en la que se financian las campañas políticas, considera.
Por tanto, dice en entrevista luego de haber llegado a México como observador de la elección, una medida que podrían adoptar los nuevos Gobernadores de entidades azotadas por la violencia, como Veracruz, Chihuahua o Tamaulipas, es la promoción de legislaciones para generar este tipo de revisiones de parte de la ciudadanía.
“El nuevo Gobernador tiene que abrir el juego, solicitar ayuda internacional y llamar a la sociedad civil y convocarla masivamente a que formen parte de una auditoría ciudadana que revolucione la forma de hacer Gobierno”, dice el autor de títulos relacionados con las vacíos institucionales que permiten la actuación del crimen organizado trasnacional.
“Establecer mecanismos de auditoría social para todas las áreas ligadas a corrupción, licitaciones públicas, inversiones públicas, elecciones, presupuestos en general, empezar a avanzar en ese sentido, incorporar a la ciudadanía al Gobierno, sin partidos, incorporarla y ponerla a chambear”, agrega.
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–En este camino de México en búsqueda de justicia, ¿qué tanto abonan los procesos políticos como los que vimos el domingo? ¿Hay motivos para pensar que hubo un castigo?
–Hay metodologías científicas donde estiman estadísticamente los niveles de fraude electoral en un país, estimando cuáles serían los votos legítimos y cuáles serían en fraude, con margen de error. En México es de más del 20 por ciento; por tanto, para que haya perdido el PRI tienes que entender que el voto popular debió haber estado por encima de esa proporción de fraude. Entonces, el voto popular cuenta, pero carga encima una enorme piedra que, para que pueda perder un Gobernador del PRI o del PAN, dado el fraude que existe en todos los partidos, el voto popular debe más que compensar. Por tanto, la mayoría de las elecciones donde un Gobernador debería perder, muchas veces no pierden porque el voto popular no supera ese margen de fraude, de manipulación, y eso es la gran tragedia por la que la democracia mexicana todavía no ha nacido.
–Justamente, considerando que en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz, la gente haya salido a votar, ¿son buenos síntomas?
–El hecho que la gente salga a votar ilusionada como lo vi ayer, cuando estaba invitado por el Gobierno federal para observar estas elecciones, te emociona, se te eriza la piel positivamente al ver a la gente votando, pero la democracia es más que eso. El hecho de que los ciudadanos tengan la valentía de salir a votar en Veracruz, en lugares como Tamaulipas, vaya un tributo a los ciudadanos y ciudadanas mexicanos. Pero la democracias son más que eso. La democracia significa que las instituciones no deben promover el fraude electoral, para que el ciudadano tenga que aportar un 40 por ciento más de votos para vencer el 20 por ciento de margen de fraude. No puede ser que una democracia funcione así. Por tanto, México aún no es una democracia funcional; en las democracias modernas auditan elecciones, ciudadanos de a pie auditan presupuestos a niveles municipal, estatal y federal, auditan la aprobación y ejecución, en ciudades de Brasil, en Europa; esto se hace en las democracias funcionales. México todavía no llegó a eso. Entonces, no tenemos una democracia funcional en México y hay que avanzar a eso con propuestas. Yo estoy acá invitado por la Fepade [Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales] para entrenar a las redes de sociedad civil abiertamente invitadas para entrenarlas en auditar elecciones, y no sólo la jornada electoral, que ya auditan, sino todo el proceso de financiamiento de pre campañas desde el 1 de octubre de 2015 hasta diciembre de 2016, para que sea un proceso de auditoría continua a los partidos y a los candidatos. Esto es un proceso democrático. En Brasil no es casual que un fiscal lleve a los políticos mas poderosos, y nunca la Presidenta Dilma Russef obstruyó la justicia para que sus propios ministros no sean procesados. Esos impulsos de causas penales se llevan adelante con mucha colaboración de auditorías ciudadanas, electorales, de presupuesto. En el caso Petrobras, por ejemplo, están los auditores ciudadanos continuamente metidos. Desde 1989, la auditoría social, electoral, de presupuesto, está legalizada en Brasil. Hoy en México cuando propones eso a los supuestamente progresistas de Morena, del PRD, miran para otro lado, te felicitan pero nada más, más allá de eso no lo toman en cuenta porque le tienen miedo a la democracia. La izquierda y la derecha de este país le tienen miedo a sus ciudadanos, a la democracia, y esta es la gran tragedia de este país, porque si no le tuvieran miedo, estarían ahora mismo ayudando para que se aprueben leyes de auditorías ciudadanas en serio.
–¿Qué les toca hacer a Gobernadores como quienes llegan a Chihuahua, a Javier Corral, a Tamaulipas? ¿Qué toca hacer en estos estados donde el crimen organizado está adentro de las procuradurías?
–Activar estos elementos. Se lo dije una vez a [César] Duarte en Chihuahua hace muchos años; él tuvo la oportunidad histórica de llevar estas reformas. Lo primero que yo haría sería una ley de auditoría social ciudadana, en donde se legislen todos los mecanismos de auditoría social ciudadana, regulados, donde haber requisitos para quienes quieran ser auditores, que sean asambleas ciudadanas las que eligen a los servidores, que no sean los gobiernos como hacer ahora el Gobierno del Distrito Federal, donde ellos eligen a los auditores. El auditor social tiene que ser elegido abiertamente por voto a mano alzada en las asambleas, esto tiene que estar todo legislado. Una unidad de investigación no financiera autónoma, que solamente le responde a un órgano técnico de la PGR y bajo control de comisiones legislativas para determinar la efectividad de sus investigaciones, que el control no venga del ejecutivo, que en este país tiene una tradición virreinal. Tiene que estar fuera del organigrama del ejecutivo. Tiene que tener control social y control legislativo, para que esa unidad de investigación patrimonial, con apoyo técnico de la PGR, pueda llegar a todos los registros de la propiedad no financiera donde están los nombres de los familiares y de los socios y de empresas fantasmas que están apoyando a la delincuencia organizada y al fraude electoral, por ejemplo. Eso lo podría hacer Corral, y yo, como estoy haciendo con Fepade, me ofrezco gratis a ir a decirle cómo se hace y después dejo todo en manos de mexicanas y mexicanos para que lo hagan. Pero esto no es física cuántica. Se ha hecho en otros países. Yo trabajé en Colombia, estoy trabajando con los brasileños, con los argentinos que me han invitado justamente a una unidad antilavado. O sea, que esto se puede hacer si existe esa valentía política en donde el señor Corral ponga toda la carne en el asador, coloque su capital político en juego por el bien de este país y no por el bien de su campaña. Digo Corral porque me pusiste el ejemplo.
–¿Cómo enfrenta un Gobernador nuevo, que llega, todas estas estructuras, como en el caso de Tamaulipas, que vienen de muchos años?
–El cacicazgo y el sistema feudal todavía prevalece en estos estados como prevalecía en la época de Miguel Alemán; no ha cambiado mucho en ese sentido la cultura política mexicana. Son grandes caciques. El nuevo Gobernador tiene que abrir el juego, solicitar ayuda internacional y llamar a la sociedad civil y convocarla masivamente a que formen parte de una auditoría ciudadana que revolucione la forma de hacer Gobierno, lo puede hacer desde la gobernación sin sacarle atribuciones a la autoridad federal. Nadie pide que establezca una unidad de inteligencia financiera, como quiso hacer [Marcelo] Ebrard en su momento, que sí le quita atribuciones al Gobierno federal. No: auditorías ciudadanas, que es competencia del Gobierno estatal. Establecer mecanismos de auditoría social para todas las áreas ligadas a corrupción, licitaciones públicas, inversiones públicas, elecciones, presupuestos en general; empezar a avanzar en ese sentido, incorporar a la ciudadanía al Gobierno, sin partidos, incorporarla y ponerla a chambear, porque a la sociedad civil mexicana también le gusta la grilla, se la pasan en foros, charlas, diciendo que realizan encuestas, pero tienen que ponerse a trabajar como auditores. Cualquier persona de condición humilde puede transformarse en un auditor si tiene ayuda técnica, no necesitas ser un contador público para auditar. Eso es lo que quieren pensar los autoritarios. A mí me gustaría que vieran en Google los videos de los brasileños, cómo auditan, campesinos auditan sus presupuestos, siempre hay un catalizador de algún ciudadano que sabe de contabilidad, pero eso se puede a nivel ciudadano, que eleve al pueblo a la condición de auditores técnicamente capacitados, y para eso el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial pueden colaborar muchísimo para capacitar auditores, para eso están estos inservibles en Washignton, para venir acá, eso lo pueden hacer. Lo hicimos en Paraguay, con el Banco Mundial, íbamos a Paraguay y capacitábamos a la sociedad civil uruguaya para que audite presupuestos, gente humilde, en Asunción (…) Esto se ha hecho en otros países con muchos menos recursos humanos y financieros. Entonces, eso es algo que el Gobernador puede hacer ya: impulsar legislación abierta después implementarla con grupos de sociedad civil y mucha gente. Hay recursos humanos, financieros. Falta esa vocación política de dejar al lado el putinismo ruso, el autoritarismo de Miguel Alemán.
–¿Cómo visualiza a un ciudadano mexicano de auditor?
–En una asamblea ciudadana no todos tienen que auditar. La asamblea ciudadana elige a cuatro o cinco miembros que por su condición, porque conocen algo de contabilidad y después otras personas que pueden ser operativas, ir a pedir datos al Gobierno municipal, donde pueda exigir esos datos, esas personas van a las asambleas ciudadanas, presentan los presupuestos del ejercicio previo, cómo lo modificarían, van rubro por rubro de inversión, se los presenta la asamblea ciudadana a la municipal, se genera la discusión, y una vez que llegan a un acuerdo, se comienza a ejecutar y ese mismo órgano de auditoría va monitoreando la ejecución del presupuesto.
–¿Todos son ciudadanos; no es una función?
Es la asamblea. Esos ciudadanos que serían los auditores tienen que dedicarle más tiempo, no todo el día, porque la gente trabaja. La república como división de poderes y las democracias como mecanismo de traducción de preferencias en acciones de Estado requieren que el ciudadano le invierta tiempo al sistema; el ciudadano no puede ser un ente pasivo que solamente aplauda o condena: el ciudadano debe ser parte del proceso público de ejecutar acciones públicas, el ciudadano tiene que invertirle tiempo, gratis, a México. Tiene que haber una inversión de su tiempo, no dejando de lado su trabajo y sus hijas y sus hijos. No requiere que le invierta todo el día todos los días; una o dos horas, tres veces a la semana, y el monitoreo de ejecuciones es muy importante, por todo lo que se refiere a licitaciones y desvíos de fondos públicos que alimentan los fraudes electorales, pasan también por ahí, a nivel municipal y estatal.