Contratistas que llevan jornaleros a EU operan sin reglas: líderes de trabajadores agrícolas; denuncian extorsiones

07/07/2014 - 12:04 am
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Campesinos migrantes laboran bajo el rayo del sol por largas jornadas, denunció Luis Magaña Acevedo, líder de la Organización de Trabajadores Agrícolas de California. Foto: Especial

Ciudad de México,  7 de julio (SinEmbargo).– En mayo de 2008, María Isabel Jiménez falleció luego de trabajar por más de nueve horas bajo el sol. La joven de 17 años de edad y con dos meses de embarazo que ingresó a Estados Unidos de manera ilegal, colapsó en un viñedo de Stockton, California, Estados Unidos.

El patrón que estaba a cargo de los trabajadores migrantes huyó y un juez de EU decidió declarar culpable a la empresa contratista que conectó a María Isabel en Oaxaca para llevarla a trabajar como agricultora al viñedo del país vecino.

El caso de la menor fue retomado por la prensa estadounidense y documentado por la televisión mexicana; campesinos se indignaron y protestaron por las malas condiciones en las que trabajan, sin embargo, luego de que la licencia de la empresa contratista fuera anulada por el gobierno estadounidense, María Isabel, su familia y los contratistas quedaron en el olvido.

“Los gobiernos no se fijan en quienes deberían”, explicó Luis Magaña Acevedo, líder de la Organización de Trabajadores Agrícolas de California (OTAC), quien aseguró que los intermediarios que se encargan de reclutar personas en México no están regulados por ningún gobierno, lo que permite que ocurran abusos y extorsiones por parte de estas personas que llegan con los campesinos mexicanos a ofrecerles trabajo.

“Hubo el caso de un joven indígena de Puebla, donde los contratistas negociaron con sus padres; con ellos acordaron que les iban a pagar 4 o 5 mil pesos y que acá no le iba a faltar nada”, narró Magaña Acevedo.

“El chico llegó a California pero un día se fugó. Los contratistas le dijeron a su familia que ellos serían quienes debían pagar por eso”, comentó.

El defensor de trabajadores migrantes de Valle de San Joaquín y Sacramento explicó que algunos de estos “ofrecimientos” derivan en extorsiones si algo sale mal, pues dijo que si los jornaleros que llegan a Estados Unidos deciden desertar, los contratistas presionan a sus familiares por “todo lo que invirtieron” para hacer llegar a una persona “al otro lado”.

El problema con los contratistas es que no están regulados por las empresas empleadoras y el gobierno mexicano no tiene conocimiento de cómo operan, que pueden cometer delitos o atropellos contra los trabajadores sin que nadie los vigile.

“Hace cuatro días me avisaron que una mujer se había desmayado por insolación y ¿Sabe qué hicieron?, a veces hay gente que se lastima y las llevan con las sobadoras, hasta con eso, los contratistas se hacen de sus propios sobadores, que son los mismos indígenas que cultivan”, comentó en referencia a las formas que tienen los capataces de manejar ese tipo de emergencias, ya que tener acceso a la salud en una clínica o un hospital de Estados Unidos, como agricultor migrante “es muy difícil”.

Luis Magaña explicó que los lesionados llegan a viajar tres horas para buscar a los sobadores “del sistema contratista”, y se pregunta «¿cómo romper con esto que es ilegal, si los mismos trabajadores están de acuerdo?».

El activista también denunció que los contratistas pueden disponer de los agricultores en la medida que lo requieran, “estos casos se ven sobre todo en invierno cuando las cosechas bajan, entonces un día pueden decirles, se requiere gente en Wasington, o mañana vamos a ir a tal lado, y tienen que hacerlo porque tienen que sobrevivir en las temporadas que no hay trabajo”.

Sin embargo, eso no es todo, el también agricultor acusó que los migrantes son extorsionados por el crimen organizado “un día llegan y les dicen, venimos por la cuota”.

El líder de los trabajadores aclaró que las extorsiones de grupos criminales no son frecuentes “pero sí hay casos”.

«Yo lo comenté con el cónsul y me dijo ‘oh no, eso no puede estar pasando aquí, es muy grave’, le dije que era cierto, pero no se ha hecho nada al respecto», comentó.

Detalló que la forma en que los comprometen a pagar «la cuota» es con amenazas, “les sacan el dinero aquí y les dicen que si no pagan, sus familiares la van a ver”, narró.

– ¿Cómo saben los criminales quiénes son sus familiares y en qué parte de México están y qué hacen?

“Hay redes para todo y nexos sofisticados”, explicó el representante de los trabajadores agricultores de Valle Central de Stockton.

“NEXOS SOFISTICADOS”

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Contratistas extorsionan a campesinos mexicanos porque no existe un órgano que regule sus actividades: Luis Magaña Acevedo, representante de la OTAC. Foto: Especial

El líder de los agricultores ha viajado a varios estados de la República Mexicana para promover los derechos de los agricultores migrantes en el extranjero, tiene contacto con la gente, es observador, lo que le ha permitido tener una «radiografía» sobre cómo actúan los contratistas.

“Están en México y allá les ofrecen trabajo, son redes de familias que conocen a otras que obtuvieron trabajo a través de ellos” y explicó que en muchos casos se trata de “compadrazgo”, de que todos se conocen y saben quienes son estos intermediaros.

Sin embargo, esa “amistad y lealtad” entre los agricultores puede tener consecuencias, pues de alguna manera esto es lo que los “obliga” a pagar a los contratistas si las cosas no funcionan.

“Como todos se conocen y allá andan los contratistas, así es como los enganchan o presionan”, aunque reconoció que no todos los intermediarios son extorsionadores, o simplemente, no siempre hay problemas.

Detalló que las personas que se encargan de hacer los contratos “se presentan como los grandes empresarios [….] y tienen contactos con líderes políticos que se hacen llamar de izquierda”.

Comentó que “esos líderes de izquierda” tienen contacto con los “grandes empresarios” y hasta se pasean por los viñedos.

“A mi me dicen, qué bueno que se defiendan los derechos de los trabajadores migrantes agrícolas”, expresó.

Luis Magaña advirtió que el problema de los intermediarios se extiende hacia los policías municipales quienes “también reciben dinero”.

Agregó que quienes se encargan de ofrecer los empleos mantienen una relación con los agricultores como de “amigos”, los tratan bien, mantienen comunicación, y «como dan trabajo, los campesinos difícilmente se atreven a decir algo”.

«SOMOS MÁS QUE MARIACHIS»

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Representante de agricultores migrantes de California acusó que mexicanos en EU discriminan a campesinos de su propio país. Foto: Cuartoscuro

César Estrada Chávez, campesino estadounidense y defensor de los derechos civiles de los jornaleros del país americano logró conformar el primer Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW, por sus siglas en inglés), sin duda uno de los mayores logros de los campesinos ante la opresión y maltratos de ese gobierno.

“En California tenemos leyes y leyes que hacen para los trabajadores agrícolas, pero no valorizan los valores culturales”, explicó el líder de la OTAC.

Esta organización, como otras en distintos estados del país norteamericano, ofrece servicios a los jornaleros y procura sus derechos como trabajadores agrícolas, exige pagos justos y que se les trate con dignidad, sin embargo, a diferencia de otros grupos civiles, se preocupa por un derecho que “nadie ha volteado a ver”, el derecho cultural.

Luis Magaña explicó que en los campos de Stockton, donde las manos de indígenas de Oaxaca, Guerrero, Veracruz o Puebla que cultivan cebolla, espárrago, tomate verde y cerezas “tienen mucho que ofrecer”.

“Estas comunidades nómadas son un mosaico de culturas, de lenguas como mixteco o náhuatl”, las cuales “se tiene que respetar”, aseveró.

El líder de los jornaleros de Valle Central agregó que las autoridades estadounidenses “no reconocen sus derechos como trabajadores agrícolas de expresar sus creatividades”.

Magaña explicó  que de aquel lado de la frontera hay un espejismo dominante de la sociedad del consumo, que no respeta, es superficial y discrimina.

Destacó que migrantes mexicanos que llegaron a Estados Unidos como jornaleros y que se regularizaron con la Reforma Migratoria de 1980, se volvieron capataces o patrones y son uno de los sectores que más discrimina a los indígenas.

Comentó que hay comunidades que saben hacer artesanías, tejer, trabajar madera, hacer mole, con lo que podrían ofrecer otra “alternativa de producción y conservar sus tradiciones”.

Explicó que si existe esa cohesión social y son reconocidos como tal, y no sólo como jornaleros, se refuerza la identidad de los grupos, se reproduce el conocimiento, se crean lazos, y sobre todo, tienen mayor presencia.

“Son tan importantes nuestra tradiciones y nos une, porque hace sentir que ese trabajador no es un limosnero y lo fortalece”.

“Somos más que mariachis y campesinos con sombrero que cantan El Rey”, expresó.

Luis Magaña dijo “es cierto que hay una compensación económica pero se está perdiendo mucho su identidad  y también la pierden otros mexicanos, no sólo las comunidades; como pueblo mexicano, no importa si estamos aquí o allá”.

Comentó que las autoridades de EU manejan un discurso en torno a la “diversidad”, pero –se pregunta –  «¿Por qué no aceptan la diversidad de la migración con todos sus valores? Nuestra cultura también es milenaria”, finalizó.

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