Mayela Sánchez y Shaila Rosagel
Ciudad de México, 6 de noviembre (SinEmbargo).– Los días que pasan sin que se conozca el paradero de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos no son lo único que se va acumulando en el país. También son más las protestas en las calles y, en ellas, cada vez son más las personas que se suman a la exigencia de que los estudiantes –desaparecidos forzadamente desde el pasado 26 de septiembre– aparezcan con vida.
También son cada vez son más los estudiantes que se solidarizan con los compañeros y familiares de los 43 desaparecidos (115 escuelas se fueron a paro, de acuerdo con datos de la Asamblea Interuniversitaria).
En la Ciudad de México, cada vez resuena más fuerte el grito de los manifestantes en las calles; cada vez son más las pancartas y los carteles que los protestantes alzan en brazos; cada vez es más notorio el hartazgo de los ciudadanos que salen a marchar; y cada vez, también, el tono de las consignas es más alto.
Si en las primeras dos movilizaciones –del 15 y 22 de octubre pasados– al imprescriptible “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!” le acompañó la exigencia de renuncia de Ángel Aguirre Rivero (ahora Gobernador de Guerrero con licencia) y de Enrique Peña Nieto, en la marcha de ayer a la consigna de “Fuera Peña Nieto” le alcanzó el “que se vayan todos” y hasta el señalamiento de “Narco Estado”.
Realizada a un día de la detención de José Luis Abarca Velázquez –Edil con licencia de Iguala y señalado de presuntamente haber ordenado el ataque a los normalistas– y su esposa, la multitudinaria marcha dejó en claro que dicha acción no alteró un ápice la exigencia esencial que 43 familias y estudiantes normalistas en Ayotzinapa han hecho desde hace 41 días: que sus hijos y compañeros aparezcan con vida.
Si el paso de los días sin que haya resultados ha llevado a que más personas se sumen a esa demanda, también ha hecho que las formas de protestar en las calles tomen nuevos matices. La constatación de ello son las pintas en negocios, bardas, banquetas, jardineras y paradas de autobús que fueron quedando al paso de la masiva marcha por Paseo de la Reforma, la principal avenida de la capital del país, y que no se habían visto, en esa magnitud, en las anteriores protestas por Ayotzinapa.
La multitudinaria manifestación de ayer, realizada durante la tercera Jornada Global por Ayotzinapa, fue una movilización como no se había visto desde aquella de junio de 2004 contra la inseguridad o incluso de aquellas que provocó el desafuero de Andrés Manuel López Obrador.
Si en la marcha del pasado 22 de octubre los contingentes seguían arribando a la plancha central del país cuando el mitin ya había comenzado, en la marcha de este miércoles 5 de noviembre la multitud fue de tal dimensión que cuando la vanguardia llegaba al Zócalo, el último contingente apenas cruzaba por la Estela de Luz, en la entrada del Bosque de Chapultepec. Según el Gobierno del Distrito Federal, sólo fueron 20 mil personas…
Aunque estaba previsto que la movilización comenzara desde Los Pinos, la casa presidencial fue rodeada por distintos grupos policiales; por eso, la marcha inició frente al Auditorio Nacional alrededor de las 16 horas, con algunos miles de manifestantes, pero a lo largo de Paseo de la Reforma distintos contingentes se fueron sumando en la retaguardia.
De nueva cuenta, fueron los familiares de los 43 normalistas desparecidos quienes encabezaron la movilización. A su paso, la gente apostada en las aceras de Paseo de la Reforma, les refrendaba su solidaridad. “Estamos con ustedes”, les decían.
“Porque tengo hijos y me preocupa que salgan a las calles ¡Fuera el mal gobierno!”, escribió María Elena Ibarra, de 46 años, en la pancarta que sostenía sobre el pecho. Ella ha asistido a las tres movilizaciones de apoyo con Ayotzinapa. Lo que la mueve, dijo, “es la indignación como madre, como estudiante [de Pedagogía] y como ciudadana”.
Al igual que ella, ahí estuvieron, como en las marchas anteriores, los distintos contingentes de facultades y colegios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de la Universidad Iberoamericana, de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), de las escuelas normales.
También se sumaron organizaciones civiles como Greenpeace y Amnistía Internacional, HIJOS México, el Comité Cerezo, el Sindicato Mexicano de Electricistas, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y hasta un numeroso contingente del Frente Popular Francisco Villa Independiente.
Ante la mayor presencia de universitarios, organizaciones civiles e incluso de prensa nacional y extranjera, las autoridades montaron un discreto aparato de seguridad para dar seguimiento a una movilización que estaba llamada, como las anteriores, a desarrollarse en paz.
Si bien en la manifestación anterior de solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa se reportaron algunas pintas en negocios, no se habían visto tantas como las de la tarde-noche de ayer. Así lo reconoció una estudiante de la ENAH, que no accedió a ser identificada pero quien estuvo entre aquellos que hicieron pintas con aerosoles y, en algunos casos, auxiliados con esténciles.
Ella y un compañero suyo, también estudiante de la ENAH y quien pidió ser identificado como “Yohuali”, hacían sus pintas con un estencil con la leyenda: “Justicia para Ayotzinapa”, que iban dejando cada tanto con aerosol color rojo sobre bardas y vidrios de negocios. La joven dijo que el estencil lo habían hecho en su escuela.
A decir de “Yohuali”, se trató de una medida de presión, pues han visto que únicamente con las marchas no ha bastado para que el gobierno haga caso a las exigencias sociales.
Otro joven que también hacía pintas, quien se identificó únicamente como estudiante de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, dijo que eran otras formas de expresarse y señaló que la mayoría de quienes estaban haciendo pintas eran estudiantes de diseño.
Lo cierto es que no era un solo grupo el que lo hacía, sino varios –de dos, tres o cuatro chicos– y de forma espontánea.
Y aunque hubo algunos jóvenes que cubrieron sus rostros para no ser identificados, también hubo quienes no lo hicieron y así fueron dejando a su paso, y ante la mirada curiosa de quienes los veían, mensajes como “Queremos justicia”, “México los busca, ¿dónde están?”, “Despierta pueblo”, “Ni un muerto más”, “Gobierno asesino”, “Peña asesino”, “Estamos en la lucha porque hablando no nos escuchan”, entre otros.
Algunas pintas tenían el símbolo anarquista de la “A” circulada; otros estaban firmados por la UAM Iztapalapa o por el Instituto de Educación Media Superior (IEMS).
La mayoría era de autores anónimos, como lo fueron también las pegatinas con las imágenes de los 43 normalistas desaparecidos o con la leyenda “Nos faltan 43. Y 22,000 más…”, que fueron dejadas en las paradas de autobús o en bardas de edificios conforme el numeroso contingente avanzaba lento desde las inmediaciones de la residencia oficial de Los Pinos hasta el Zócalo.
Uno recurrente fue el mismo que en la marcha del pasado 22 de octubre se iluminó en el Zócalo capitalino durante el mitin final de la manifestación, y que simple y llanamente decía: “Fue el Estado”.
Otro, aún más llano y más contundente, acusaba: “Narco Estado”.
Y un mensaje más anunciaba: “Ni PRI ni PRD ni PAN los aparecerán. Sólo la lucha de un pueblo radical”.
PADRES NO ACEPTARÁN QUE ESTÁN MUERTOS
Los padres y familiares de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, secuestrados el pasado 26 de septiembre, llegaron al Zócalo de la capital del país, arropados y alentados por la solidaridad de miles de universitarios, preparatorianos, maestros, trabajadores, campesinos, grupos de la sociedad civil organizada y ciudadanos espontáneos que invadieron la Avenida Reforma y el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Al tomar la palabra, en el mitin organizado ya en el Zócalo, los padres de los normalistas exigieron al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto la presentación con vida de los jóvenes y, aseguraron, que hoy las autoridades preparan un informe en el que se dirá que los muchachos están muertos.
“Se va de gira el Presidente Peña Nieto con la cara de vergüenza porque no ha sabido gobernar a un pueblo de bien. Ya los mataron y los aventaron a las fosas, ya los mataron y los aventaron al basurero de Cocula, hoy. ¿Qué muerte les van a dar para que Peña Nieto diga en su gira que México es un país para inversionistas? Para nosotros están vivos nuestros hijos. Queremos decirles que no vamos aceptar que salga el Presidente, en una conferencia que está por anunciar, para decir que nuestros hijos están muertos”, dijo Felipe de la Cruz, padre de uno de los normalistas ausentes.
“Nada más decirle al señor Peña Nieto que iba a firmar un convenio para que entre la búsqueda internacional, y no lo han hecho”, reclamó Mario César González, otro de los papás.
Los padres y las familias de los normalistas aseguraron que no aceptarán la versión de que los normalistas están muertos. “En una reunión que tuvimos con el Procurador [Jesús Murillo Karam] nos dicen que Abarca [José Luis Abarca Velázquez] es inocente, que porque estaba dormido y no se dio cuenta de nada”, dijo César González.
En tanto, una de las madres de familia afirmó que Peña Nieto quiere cerrar el caso para irse de gira.
“Hacemos un llamado a toda la ciudadanía para que no nos dejen solos, queremos vivos a nuestros hijos, queremos justicia”, gritó.
Desde el templete instalado en el Zócalo a un costado de la entrada central del Palacio Nacional, los padres se unieron en un coro: “Que Peña Nieto se vaya de Los Pinos”.
“Yo le digo al pinche Peña Nieto que quiere guerra y la va a tener. Ya hubo un Lucio Cabañas, yo me apunto, soy hombre”, dijo con la voz temblorosa otro hombre que tiene dos hijos desaparecidos.
“Que se largue a la basura donde ha tirado a nuestros hijos, queremos que se vaya. Que se largue, se ve que no hay un gobierno que se preocupe por nuestro país”, dijo otro de los papás de los normalistas.
Uno de los estudiantes, Omar García Velázquez, estudiante de la Normal de Ayotzinapa recordó lo ocurrido el 26 de septiembre. “Es crimen de Estado póngale el nombre que quieran ponerle. No sólo Abarca y su esposa, hay más involucrados. Somos pobres quizás por eso no nos entregan a nuestros compañeros, utilizan al crimen organizado”, dijo.
El joven denunció que ayer golpearon a un grupo de estudiantes de Ayotzinapa.”Los golpearon y les dijeron que le bajaran, que dejáramos de buscar”, dijo.
Fueron sicarios de Tixtla los que los golpearon a cinco minutos de la escuela, añadió. Familiares y estudiantes indicaron que sólo aceptarán las pruebas de los peritos argentinos y rechazarán la versión de que sus hijos y compañeros están muertos.
También expresaron que sus vidas corren peligro y pidieron investigar al Alcalde de Tixtla quien, acusaron, está coludido con el crimen organizado y amenaza a los normalistas y a los familiares de los 43 desaparecidos. Además denunciaron que hay sicarios contratados por los alcaldes de Guerrero amenazando a la población.
Por todo ello, los padres convocaron a una nueva movilización nacional con epicentro en la Ciudad de México. “Para que cuando llegue Peña Nieto encuentre otro país”, dijo otro de los padres al micrófono.
Durante el mitin liderado por los padres de los jóvenes desaparecidos, participaron representantes de organizaciones civiles y estudiantiles.
Abraham Fraijo Razcón, padre de la niña Emilia Fraijo fallecida en el incendio de la Guardería ABC, preguntó: “¿No están hasta la madre de que los muertos los pongamos nosotros?”. Hace cinco años de la muerte de 49 niños, los números aumentan y ellos sentados en sus sillas, porque no son ellos los que están poniendo la sangre. Han muerto niños, bebés, estudiantes, trabajadores, agricultores, ¿qué más necesitamos para que este país cambie, para que todos nos levantemos?”, preguntó a la multitud congregada en el Zócalo capitalino.
Un grupo de actrices leyó un comunicado emitido por 131 organizaciones que participaron en la movilización.
“Estamos aquí, porque la guerra y violencia que vivimos, la represión que sufrimos, la impunidad con que se nos gobierna ha rebasado sus límites”, dice la declaración de las organizaciones.
“Ayotzinapa no hubiera sido posible si no hubiera existido una política represiva, anclada en el autoritarismo y régimen clientelar, caciquil y corrupto que aún vive el estado de Guerrero”, sigue.
Las organizaciones señalaron que Ayotzinapa no es un problema local de seguridad, sino la expresión más aguda de la crisis y descomposición del Estado mexicano.
“Debido a la política neoliberal de desmantelamiento del normalismo, por el Estado represor e impune que se vive en Guerrero, por las numerosas omisiones de diversas instituciones gubernamentales, así como la colusión y penetración evidente del crimen organizado en esferas institucionales del Estado, Ayotzinapa es responsabilidad del Estado mexicano y exigimos justicia”, indica el documento.
UN DÍA DE INDIGNACIÓN
A la marcha en la capital del país se sumaron las actividades de protesta realizadas a lo largo del día por estudiantes de al menos 115 universidades públicas y privadas, instituciones de educación superior y medio superior de diferentes estados del país, como Guerrero, Oaxaca, Michoacán, Querétaro, Hidalgo, Morelos, Zacatecas, Veracruz, Coahuila y Nayarit, donde en los planteles se inició un paro de dos días en repudio a la desaparición de los normalistas.
A la jornada, denominada “de acción global por Ayotzinapa”, se sumaron también ciudadanos que realizaron diferentes actos de protestas en ciudades del extranjero, como Nueva York, Phoenix, Filadelfia, Londres, Oxford, Edimburg, Brighton, París e incluso Jerusalén.
Este día de protestas fue convocado desde el pasado 29 de octubre por la Asamblea Interuniversitaria, que aglutina a estudiantes de las principales universidades públicas de la Ciudad de México (Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto Politécnico Nacional, los cinco campus de la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México).
Presente en el campus Santa Fe de la Universidad Iberoamericana, el padre de uno de los estudiantes desaparecidos exigió justicia no sólo para los hijos de los otros padres de familia, “sino para todos los que han fallecido por los gobiernos corruptos”.
En Guerrero, las marchas empezaron desde las 10 de la mañana e incluyeron movilizaciones en sucursales bancarias, bodegas y comercios en la ciudad de Tixtla, municipio en el que se encuentra la escuela Normal Rural a la que pertenecen los jóvenes desaparecidos.
En Michoacán, colindante con Guerrero, estudiantes de la Coordinadora de Universitarios en Lucha (CUL) iniciaron un paro desde temprana hora, en escuelas y facultades de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo aparecieron lonas y pancartas confirmando su adhesión al paro nacional convocado desde la Ciudad de México.
En Oaxaca, estudiantes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) tomaron las instalaciones de la Casa de Estudios en solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa.
A su vez, alumnos y maestros del Instituto Tecnológico de Querétaro y de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Querétaro decretaron un paro de 24 horas; acción acompañada por mantas y cartulinas con mensajes de apoyo a los estudiantes colocadas en los accesos a los planteles.
En Morelos, el Rector de la Universidad Autónoma del Estado declaró que, en atención a la convocatoria nacional, el Colegio de Directores de la máxima casa de estudios se sumaría a la protesta no con paro, pero con actividades alusivas al caso de Ayotzinapa, como conferencias, foros, mesas informativas y distintas formas de manifestación para expresar la solidaridad con los familiares de los normalistas.
Por su parte, alumnos del Instituto de Artes (IDA) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) tomaron las instalaciones para sumarse al paro nacional y, en declaraciones a la prensa, dijeron que las instalaciones .
En Zacatecas, al paro se sumaron integrantes del sindicato del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado (CECYTEZ) Plantel Río Grande, la Universidad de Zacatecas, la Universidad Tecnológica de Zacatecas (Utzac) y la Escuela Normal Rural General Matías Ramos.
En Coahuila, pararon los estudiantes de Ciencias Políticas y de la Normal de Torreón y la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde también se agendaron actividades destinadas a crear conciencia social en los y las universitarias.
En Nayarit participaron en la protesta estudiantes de la Unidad Académica de Agricultura; en Veracruz, la Escuela Secundaria y de Bachilleres Artes y Oficios (ESBAO) y la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENM).
En Chiapas, los normalistas de Tuxtla Gutiérrez cumplen ya dos semanas en paro de labores en solidaridad con sus compañeros de la Escuela Normal “Rural Isidro Burgos” y, este miércoles, programaron diferentes acciones en distintas partes de la entidad para exigir la presentación con vida de los alumnos normalistas.
El llamado a expresar repudio contra los hechos registrados en Iguala, México, se expandió por diferentes países del mundo, desde Estados Unidos hasta Europa e incluso Medio Oriente.
En España, alumnos del Instituto Sorolla de Valencia pegaron pancartas para mostrar su solidaridad con los familiares de los normalistas; también en Filadelfia, en el estado norteamericano de Pennsylvania, diversos estudiantes y ciudadanos mexicanos urgieron al gobierno federal respuesta ante la desaparición masiva de jóvenes.
Desde el Muro de los Lamentos, en Jerusalén, Israel, dos mujeres también hicieron su protesta sosteniendo una bandera mexicana y una pancarta en la que se lee: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
En Inglaterra hubo actos de repudio contra el crimen de los normalistas en Londres, Oxford, Edinburgh y Brighton. Y, en Puerto Rico, alumnos de la Universidad de Puerto Rico pegaron las fotografías de los 43 normalistas en las butacas de su institución académica.
Varios colectivos en París, Francia, se sumaron a la manifestación mundial. Muchos jóvenes realizaron performances basados en los hechos violentos de Iguala, Guerrero, en los cuales murieron seis personas y 43 normalistas fueron desaparecidos forzadamente.