SANTA MUERTE: UN CULTO EN MEDIO DE LA CRISIS

06/11/2012 - 12:00 am

En la base social de este culto caben los delincuentes, narcotraficantes drogadictos y prostitutas, pero también las familias empobrecidas. La marginalidad y el riesgo son comunes para quienes la adoran. Ambos factores, generados por la crisis

Tiene el estigma de ser adorada sólo por criminales, narcotraficantes, prostitutas, drogadictos y en general por cualquiera que esté fuera de la ley. Sin embargo, la fe en “la santísima”, “la niña blanca” o “la Flaquita” –como también le llaman- es mucho más compleja que la simple veneración a una imagen oscura ligada a la maldad.

La mayoría de quienes conforman la base social del culto a la Santa Muerte han sido excluidos de los mercados formales, el sistema jurídico, el acceso a la educación o la seguridad social y tienen en común un sentido de marginalidad y riesgo.

Ahí caben los delincuentes, pero también las familias empobrecidas, los taxistas, ambulantes, albañiles, policías y cualquiera que se sienta en desamparo o en peligro constante.

Cada primero de mes en el barrio de Tepito es día de rezar el rosario para “la Niña Blanca”. Miles pasarán frente a ella para pedir o agradecer un favor. La vida y la muerte se unen en su fe y esta es del tamaño de su desesperanza. Porque el manto que los cubre a todos es la crisis.

 

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