Isabel Miranda de Wallace: activismo, escándalo y poder

06/10/2015 - 12:00 am

La señora Wallace se ganó el respeto de muchos mexicanos tras investigar por su cuenta el secuestro de su hijo. En el camino, se acercó al poder y también cosechó detractores.

Foto: Luis Barrón, Sinembargo
Isabel Miranda de Wallace niega que haya rechazado el informe de la CIDH en el caso Ayotzinapa. Lo que se niega a aceptar, dice, es la manipulación política. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

Ciudad de México, 6 de octubre (SinEmbargo).– En febrero de 2006 Isabel Miranda de Wallace protagonizó la búsqueda de los secuestradores y asesinos de su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda. Colocó espectaculares en las avenidas más importantes del Distrito Federal con las fotos de los hoy procesados en donde ofrecía 250 mil pesos de recompensa a quien le diera información sobre los autores del secuestro.

En 2005 su hijo fue secuestrado y la señora Wallace se ganó el respeto de los mexicanos y se convirtió en una “heroína”. Las portadas de los periódicos, los programas de radio y televisión, exaltaron su lucha y su coraje por encontrar una justicia, que le era negada por las instituciones mexicanas.

La opinión pública se volcó de forma favorable hacia Isabel. Era una madre desesperada que comprometió su vida para encontrar a su hijo Hugo Alberto y que no escatimó en esfuerzos para dar con sus victimarios.

Hoy, 10 años después de aquellos eventos, Isabel Miranda de Wallace despacha desde las oficinas de la organización civil que preside Alto al Secuestro al sur de la Ciudad de México. En su cochera hay dos camionetas blindadas y su despacho tiene un ventanal transparente desde donde puede ver a todos los que entran y salen de las instalaciones.

La imagen de la señora Wallace tiene claro oscuros. Para muchos de sus seguidores y admiradores, sigue siendo la mujer valiente que luchó en contra de la impunidad. Para otros, traicionó la causa que dice abrazar a través de su organización  para coquetear abiertamente con el poder.

En 2012 fue candidata del Partido Acción Nacional (PAN) a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Aunque ella no obtuvo la jefatura, ese mismo año su sobrino Andrés Sánchez Miranda ganó una diputación plurinominal y actualmente ocupa una curul en el recinto legislativo de San Lázaro.

Cuando fue candidata obtuvo apenas el 13.61 por ciento de los votos, por debajo de Beatriz Paredes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Isabel Miranda de Wallace perdió y nunca se afilió al PAN.

“Yo nunca entré a la política. Yo fui candidata independiente del PAN, yo nunca he militado en un partido, ni siquiera conozco a todas las personas del PAN, porque no soy militante, no soy de ningún partido. Ni conozco a todos los del PAN”, dice en entrevista con SinEmbargo.

Y responde a la pregunta sobre si participar en la política, desgastó su imagen como activista: “Cuando un ciudadano se mete en la política, parece que lo besó el diablo. Esa ya es historia vieja. Ya es cansado que te estén sacando a relucir algo que he explicado hasta el cansancio”.

Erick Dagoberto Fernandez Saldaña, coordinador de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana, explicó en abril a este medio digital que  el margen de las personas con intereses de la sociedad civil, no está en el esquema de los partidos políticos o del gobierno.

“El conflicto es el poder. Observan su participación civil como un trampolín. Los partidos políticos buscan el poder, mientras que la organización social no”, explicó.

El experto añadió: “Habría que preguntarse, ¿qué tanta reflexión realizan estos líderes antes de abandonar el campo tradicional de la acción social y convertirse en agentes inmersos en el esquema de los partidos políticos y el mismo sistema que en ocasiones critican?”.

Pero para Isabel a los activistas les ha costado mucho poder participar en la política, a través de candidaturas ciudadanas y no ve nada de malo en ello.

Isabel Miranda de Wallace
A la señora Wallace se le critica su cercanía con el poder político. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

WALLACE: ESCÁNDALOS Y PODER

En diciembre de 2010, un cuestionado Presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa, por las violaciones a los derechos humanos durante su gobierno, entregó el Premio Nacional de Derechos Humanos de ese año a Isabel Miranda de Wallace.

Los méritos fueron dijo: su lucha y combate al secuestro. Habían pasado ya cinco años de los sucesos en torno a su hijo y Wallace, la mujer que buscó con medios propios a Hugo Alberto porque las autoridades no resolvían el caso, recibió gustosa el premio de manos del panista Calderón Hinojosa.

Ese día, de acuerdo con CNNMéxico pidió “despolitizar” las acciones para combatir al crimen y “ciudadanizar” la toma de decisiones.

“Ante el presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, así como el titular de Gobernación, José Francisco Blake Mora, y el presidente de la CNDH, Raúl Plascencia Villanueva, hilvanó un discurso con algunas críticas al sistema de seguridad y justicia y pidió que no se tome su crítica como alusión al Ejecutivo Federal. ‘Tome mi crítica como una reflexión hacia todas las autoridades de los tres Poderes y de los tres órdenes de gobierno, y también como un llamado a la responsabilidad de todos los ciudadanos que, con su apatía, hemos permitido que estemos viviendo el México inseguro que tenemos’”, dice la nota.

Miranda de Wallace empezó a verse cercana al poder durante la administración de Calderón. Una de sus principales detractoras es la periodista Anabel Hernández, quien en su libro “México en Llamas” la califica como una “comparsa incondicional que saboteó diversos movimientos sociales”. De acuerdo con Hernández Calderón y Genaro García Luna [ex Secretario de Seguridad] la cobijaron a cambio de inmiscuirse en el movimientos como el de Alejando Martí, en 2008, y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) de Javier Sicilia Zardain, en 2011.

Según Hernández, la señora Wallace se presentó en mayo de 2011 en la Paloma de la Paz, en Cuernavaca, Morelos y declaró a los medios “el gobierno podrá tener negligencias, ineptitudes, pero no es el asesino”.

La periodista recuerda en su libro que Wallace se volvió crítica del movimiento de Sicilia y lo acusó de estar politizado. Luego en octubre de 2011 para el segundo diálogo entre  el movimiento de Sicilia y Calderón, el Gobierno federal nombró a Wallace como “defensora ciudadana del Presidente de la República”, dice Hernández en su libro.

La periodista asegura que su crítica al MPJD le valió a Wallace la candidatura a la jefatura de gobierno del DF por el PAN en 2012, a pesar de que había voces al interior del partido que no estaban de acuerdo.

En 2012 el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN designó a Wallace como su candidata y no a través de un proceso abierto como se había acordado. En ese momento había varias apuestas en la mesa: Alejandro Martí, María Elena Morera e Isabel Miranda. El partido argumentó que buscaba darle un rostro ciudadano a la candidatura que competiría contra Miguel Ángel Mancera Espinosa.

José Luis Luege Tamargo, ex Director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), fue uno de los principales críticos de la designación de Wallace.

El político consideró que el PAN “entregó la plaza” en el Distrito Federal, al designar como candidata a Isabel.

Como apuesta del PAN Wallace apoyó al entonces Secretario de Seguridad Pública García Luna en el caso de Florence Cassez.

La señora Wallace sostuvo hasta el último momento la culpabilidad de Cassez, acusada por secuestro, y abogó porque no fuera declarada en libertad.

El año pasado, Anabel Hernández puso en duda el secuestro y muerte del hijo de Wallace en la revista Proceso, donde publicó que había otra acta de nacimiento de Hugo Alberto.

“En el momento en que se fecha el secuestro y homicidio de Hugo Alberto, el 11 de julio de 2005, tenía otra acta de nacimiento. De acuerdo con ese documento oficial, cuya copia certificada fue obtenida por Proceso, su nombre es Hugo Alberto Miranda Torres y nació el 12 de octubre de 1969 en el Distrito Federal. En 1975 la misma persona obtuvo otra acta de nacimiento con el nombre de Hugo Alberto Wallace Miranda”, escribió Hernández.

Pero Isabel Miranda de Wallace no se dejó. Inmediatamente salió a los medios de comunicación para desmentir la publicación y asegurar que Hernández escribió con dolo, por lo que sus abogados interpondrían una demanda por daño moral en su contra.

No era la primera vez que Proceso publicaba un reportaje sobre la señora Wallace. En 2012 en la edición 1849, la revista dio a conocer que Isabel ingresó al Reclusorio Norte el viernes 17 de julio de 1998, en donde permaneció detenida durante cinco días.

La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) habría acusado a Wallace de homicidio en grado de tentativa, daños en propiedad ajena y resistencia a particulares, afirmó la revista.

Wallace fue detenida porque se opuso a retirar un espectacular de publicidad, según la publicación.

La señora Wallace también desmintió esa información y aseguró que la de la foto del fichaje publicada por Proceso, era falsa y se trataba de un montaje.

Isabel Miranda de Wallace
Isabel Miranda detalla lo que considera conflictos de interés en el caso Iguala y la participación de Emilio Álvarez Icaza Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

LA SEÑORA WALLACE: AYOTZINAPA

Isabel Miranda es una mujer que opina sobre casos polémicos: Nestora Salgado García, Florence Cassez y ahora la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos (Ayotzinapa).

En el caso de Nestora, Wallace es una de las principales opositoras a su libertad, pues la considera una secuestradora. Para Isabel no hay usos y costumbres que valgan en el caso de Nestora, porque, asegura, es norteamericana, no indígena.

También se opuso a la libertad de la ciudadana francesa Florence Cassez y en el caso de Ayotzinapa, opina que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), deben sacar las manos del caso.

La razón, argumenta: un conflicto de interés porque fue el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el mexicano Emilio Álvarez Icaza, quien los eligió.

“El tema por el que yo pedí que los expertos dejaran el caso, fue no por los expertos, sino el manipuleo político que ha tenido Álvarez Icaza y lo sesgado que están siendo las opiniones y las investigaciones. Por eso hay reglas que marcan que no debe haber conflicto de interés. Él viola el derecho de abstenerse por ser connacional, no puede conocer de casos, otros mexicanos se ha excusado por ser mexicanos. Emilio le está dando un uso político a su cargo”, explica.

En entrevista con SinEmbargo, Isabel detalla su postura. Asegura que no está a favor de la “versión histórica” de la Procuraduría General de la República (PGR), pero lee en el tratamiento de los expertos al caso, un trasfondo político.

Para ella buscan exculpar a un gobierno: al de los perredistas José Luis Abarca Velázquez y Ángel Heladio Aguirre Rivero, Alcalde y Gobernador en turno cuando ocurrió la desaparición de los 43, para culpar al Gobierno federal.

“El secuestro incumbe al Gobierno estatal y dónde está Aguirre. Por qué no se le llama a cuentas, era el gobernante en turno y le dieron salvoconducto y enfilan todas sus pilas al Gobierno federal”, expone.

Álvarez Icaza, agrega, tiene un segundo conflicto de interés por su simpatía por el PRD, y porque fue ese partido quien lo propuso para presidir la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

Un tercer conflicto, detalla, se da porque las fundaciones que llevan en caso de los normalistas, son fondeadas por la organización Open Society Foundations, que a su vez da recursos a varias organizaciones que Emilio fundó y dirigió.

“Que sean de verdad expertos independientes los que tomen el caso:  que lo formen la UNAM [Universidad Nacional Autónoma de México) o de la ONU [Organización de las Naciones Unidas], que ahí sí tienen peritos de drogas y crimen”, propone.

Miranda de Wallace asegura que no tiene interés en “defender al Gobierno federal”, pero que al politizarse el tema, se pierde la oportunidad de conocer la verdad.

Wallace asegura que tiene una parte de la averiguación previa de Ayotzinapa y que pronto tendrá todos los tomos. Revela que en el expediente no hay 43 averiguaciones por la desaparición de cada normalista.

“Los expertos vienen a coadyuvar como lo dice el convenio, para ayudar a esclarecer, entonces, ¿por qué nunca llevaron a los padres de familia a iniciar la averiguación previa de los hijos? No tenemos 43 denuncias de las padres donde digan: ‘mi hijo no llegó a dormir’, ‘yo hablé con mi hijo cuando les cerraron el paso’. No lo hicieron. No hay una sola denuncia en el expediente, no tenemos lo más importante”, lamenta.

La señora Wallace critica además el hecho de que el convenio para coadyuvar en el caso se firmara el 18 de noviembre de 2014  y los expertos llegaran a México hasta marzo de 2015, cinco meses después.

“¿Por qué no vinieron de inmediato? ¿No que mucha prisa por los derechos humanos? ¿Por qué se tardaron cinco meses en venir a trabajar?”, cuestiona.

Meses, dice Wallace, en los que se perdió evidencia importante, como las grabaciones del Palacio de Justicia de Iguala.

Otra de las opiniones polémicas que Miranda de Wallace ha dado en torno al caso de los 43, es que no se trata de una desaparición forzada, sino de un secuestro. Esto en base, explica, a la legislación  mexicana y a los tipos penales en materia de secuestro.

A pesar de que hayan intervenido fuerzas del estado, lo hicieron coludidas con el crimen organizado, lo que en la ley se traduce como secuestro, argumenta.

Wallace asegura en el caso Ayotzinapa habrá varios responsables: el municipio, el estado de Guerrero y la Federación.

“La Federación la tendrá si se prueba que la Policía Federal actuó y que el Ejército estuvo ahí y no actuó. Esa parte está por revelarse y será importante las declaraciones de los militares”, dice.

Jaime Tamayo Rodríguez, experto en Movimiento Sociales de la Universidad de Guadalajara (UDG), indica que Isabel Miranda de Wallace no tiene autoridad para hablar en el caso Ayotzinapa.

“Merece todo el respeto en términos de que busque el castigo para los que secuestraron a su hijo, pero ella no tiene ninguna autoridad para hablar en materia de luchas sociales. Ella justifica la criminalización de los movimientos y luchas sociales, como es el caso de Nestora y Ayotzinapa. Es lamentable que se ha convertido en una voz de la sociedad civil para justificar las mentiras y engaños del gobierno federal”, dice.

Para Tamayo la crítica a los expertos y la insistencia en asegurar que la desaparición de los normalistas es secuestro y no desaparición forzada, es para exonerar de toda culpa al Estado.

“Ella no tiene ninguna credencial ni académica, ni científica para hablar de estos temas, puede hablar de su hijo y de las víctimas, no es represente de las víctimas, pero más allá de eso no tiene ni derecho, ni autoridad”, dice.

Isabel Miranda de Wallace
En el caso Ayotzinapa hay varios responsables: el Gobierno en el municipio de Iguala y en el estado de Guerrero, pero también la Federación. Foto: Luis Barrón, SinEmbargo

WALLACE: NESTORA SALGADO

Otro de los temas polémicos en donde Wallace no ha dudado en opinar, es sobre la Comandanta de la Policía Comunitaria de Onilalá, Guerrero Nestora Salgado García, presa acusada de secuestro.

El 9 de agosto de este año Nestora afirmó a La Jornada: “Hay una mano poderosa que no me deja salir de la cárcel. Se llama Isabel Miranda de Wallace. ¡Soy inocente! ¿Por qué sigo aquí? Por ella”.

Wallace revira: “Nestora Salgado estaba presa año y medio antes de que me metiera. Tenemos declaraciones de su propia gente que relatan que ella les decía que pidieran dinero para liberar a las niñas. A mí me buscaron las niñas. Ella no es Dios, ni siquiera está en el mapa de usos y costumbres. Ella es americana, ¿cómo va a venir a alegarnos a los mexicanos? No sé si en su país se acostumbren usos y costumbres. Pero aquí que se atenga a nuestras leyes”.

Isabel habla enérgica y da “gracias a Dios” que Nestora siga presa y no le hayan dado la amnistía que los diputados perredistas proponían, dice.

Porque para Miranda de Wallace la Comandanta de Onilalá es una secuestradora que tenía adolescentes en condiciones miserables, mezcladas con hombres.

“Las niñas de 14, 15 años fueron manoseadas sólo porque a esta mujer le dio la gana encerrarlas con una bola de hombres. Se ha empoderado tanto a los delincuentes, antes corrían y ahora salen a pelear sus derechos humanos”, argumenta.

Para Cuauhtémoc Ruiz, coordinador del Comité Nestora Libre, Mirada de Wallace representa sólo los intereses del gobierno en turno.

Primero del ex Gobernador Ángel Aguirre, luego los de Felipe Calderón y ahora los de Enrique Peña Nieto, dice.

“En el caso de Nestora tuvo el atrevimiento de decir que es secuestradora. La señora Miranda es la fachada del gobierno, para que pueda salir adelante con sus políticas más atroces. La señora estuvo ligada al gobierno de Aguirre a través del ex Subprocurador de Atención a Víctimas de Guerrero, Ricardo Martínez Chávez, que fue su abogado. Miranda ayudó a justificar el encarcelamiento de Nestora y de 12 policías comunitarios más”, plantea.

Ruiz asegura que las adolescentes que se refiere Wallace, las llevó con Nestora su madre, porque había una red de pederastas  que las estaba acosando.

“Hay firmas donde las señora entrega a las hijas. Eso de que estaban mezcladas es falso y no es exactamente un cárcel en donde estaban. Las casas de justicia en la modalidad que tiene en Guerrero son diferentes. No estaban mezcladas con hombres y recibían un trato que ya quisieran muchos”, indica.

El coordinador del Comité Nestora Libre asegura que el encarcelamiento de Nestora Salgado obedece a motivos políticos: al miedo de que las policías comunitarias se extiendan por Guerrero y tomen fuerza.

Esa es, para el activista, la verdadera motivación de la cárcel para Salgado. Se trata de un escarmiento para el resto de pobladores que deseen organizarse para protegerse del crimen organizado.

Para Isabel Miranda de Wallace, la libertad de Nestora significaría un mensaje negativo a la sociedad y a todos los delincuentes presos por secuestro.

“Además yo no la estoy acusando. Si ella es inocente que se vaya a su casa a dormir. Yo no determino si es culpable o inocente, es un juez”, advierte.

Isabel se defiende de sus detractores y asegura: “No me importa que me critiquen y que me digan. Los delincuentes tienen que aprender que si alguien comete un ilícito, debe pagar. Nunca voy a salir a decir algo si no tengo pruebas. No voy a decir yo pienso, yo creo”.

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