Durante la presentación del Atlas de la Salud Mental, la agencia sanitaria de Naciones Unidas advirtió sobre la vulneración que los pacientes con enfermedades mentales padecen cuando los países no cuentan con la inversión adecuada en personal ni en programas específicos.
Ginebra/Ciudad de México, 6 de junio (EFE).- La falta de inversión en personal y programas adecuados para tratar a los enfermos mentales tiene un enorme coste económico en los países y consecuencias directas en el bienestar de los pacientes, por lo que esta situación debería ser revertida, según abogó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La agencia sanitaria de Naciones Unidas presentó hoy el Atlas de la Salud Mental, el quinto de su género, y que hace una evaluación de cómo los países abordan el creciente problema de las enfermedades mentales.
Se estima que una de cada diez personas en el mundo necesitará en algún momento de su vida tratamiento para una dolencia mental, y una de cada cuatro, el 25 por ciento de la población, padecerá a lo largo de su vida un desorden mental.
A pesar de ello, el asunto no se trata con la suficiente urgencia, según explicó en rueda de prensa la directora de programas del departamento de Salud Mental de la OMS, Tarum Dua.
"La mayoría de los países que tienen programas de salud mental no los apoyan con los recursos humanos y financieros necesarios", afirmó.
En los países en desarrollo, la proporción de trabajadores de la salud puede llegar a ser de 2 por cada 100 mil habitantes, mientras que en los países desarrollados asciende a 70 por 100 mil habitantes.
El gasto en dolencias mentales en los países de ingresos bajos y medios ronda 1 dólar per cápita, mientras que en los países ricos asciende a 80 dólares.
"Pero en todos los casos es insuficiente. Quien invierte un 1 por ciento del gasto sanitario debería invertir un 5 por ciento, quien invierte un 5 por ciento debería invertir un 10por ciento, el gasto debe aumentar globalmente".
Además, Dua destacó que "la mayoría" del gasto se invierte en hospitales mentales, lo que va en contra de la política de integrar a los enfermos en la comunidad o en centros sanitarios regulares.
Menos de la mitad de los 139 países que han establecido programas nacionales de salud mental cumplen con las directrices establecidas por la OMS de socializar a los pacientes mentales en lugar de encerrarlos en instituciones especializadas.
La proporción global de camas en hospitales mentales es seis veces mayor que la proporción de camas en las áreas de salud mental de centros hospitalarios regulares.
El informe de la OMS incide además que aumentar el gasto en salud mental no es un dispendio sino una inversión, dado que se ha calculado que por cada dólar invertido en tratar enfermedades mentales comunes como la depresión y la ansiedad se obtiene un retorno de 4 dólares en la habilidad para trabajar.
No hacerlo tiene un efecto devastador. Según un estudio realizado en 36 países del mundo con niveles socioeconómicos variados, la falta de reconocimiento y de tratamiento a las enfermedades mentales comunes puede derivar en una pérdida de 1 billón de dólares cada año.