México, 6 Jun. (Notimex).- La causa principal de la trata de personas en México es resultado de un sistema político, económico y social que produce más desigualdad y exclusión de los derechos económicos, sociales y culturales, aseveró la especialista Alicia Mesa Bribiesca.
La directora Ejecutiva del Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos subrayó que el país ocupa el tercer lugar en Latinoamérica en los rubros de tráfico, explotación sexual y trata de personas y que en el barrio de La Merced es donde existe una mayor explotación sexual de mujeres y niñas en la región.
Durante la conferencia “El problema de la trata de las personas en México”, en la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que ese fenómeno se produce tanto en zonas urbanas como rurales del territorio nacional.
Dijo que en la zona de La Merced se encuentran coludidos policías y muchas instituciones gubernamentales que son cómplices por omisión.
La funcionaria de la organización no gubernamental que estudia el fenómeno de trata de personas en el Distrito Federal indicó que la causa principal de esa situación es estructural.
Planteó que el comercio de ese tipo es resultado de un sistema político, económico y social que produce cada vez más desigualdad y exclusión de los derechos económicos, sociales y culturales.
A ello se suma, dijo, un sistema patriarcal y adultocrático que toma decisiones y observa como cosas y mercancías a las mujeres, niñas y niños, y además las promueve en el mercado para su explotación sexual o laboral.
La especialista expuso que Veracruz, Tlaxcala y Chiapas son algunos de los estados donde las redes de tratantes de mujeres, adolescentes y niñas actúan para el enganche y posterior reclutamiento.
Refirió que en México se carece de una política adecuada de detección, prevención, atención, sanción y reparación de los derechos humanos de infantes que son utilizados para el turismo sexual.
Mencionó que las sentencias se dirigen más a “los padrotes” (o proxenetas) que a la industria del comercio sexual donde se incluyen hoteles, bares y acompañantes, entre otros.
La especialista consideró que la prevención de la trata, si bien se ha tomado como la difusión del delito, también debe ser estructural, pero no existe una política de prevención profunda que permita el acceso a los derechos económicos, sociales y culturales.
Debe tenerse, precisó, un marco normativo adecuado y homologado con los tratados internacionales que persiga y sancione el delito, incluyendo la reparación.
Mesa Bribiesca enfatizó que “mientras se siga lanzando a situaciones de sobrevivencia a las comunidades indígenas, rurales y urbanas, la trata seguirá siendo un caldo de cultivo para que los enganchadores de mujeres y niñas actúen de una manera más fácil”.