Los costos de salud derivados de la contaminación del aire ascienden a más de mil 600 millones de pesos cada año, esa cantidad podría financiar poco más de 25 kilómetros de Metrobús, equivalente al 92 por ciento de la Línea 1, según datos del IMCO.
Ciudad de México, 6 de abril (SinEmbargo).– Permanente durante años, la contaminación ambiental en la capital del país y el Área Metropolitana ha provocado cifras tan espesas como la propia polución que se aloja actualmente en el aire. De acuerdo con estimaciones del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), en 2015 sólo en el Valle de México murieron mil 823 personas, 4 mil 494 requirieron hospitalización por causas respiratorias y enfermedades cardiovasculares, además, 247 mil 729 acudieron a consultas médicas por infecciones respiratorias, asma y padecimientos isquémicos del corazón.
El problema de contaminación que afecta principalmente a la Ciudad de México tiene repercusiones importantes en la salud de sus habitantes, que van desde irritación en los ojos, asma, bronquitis, hasta daño en los pulmones, afectaciones al sistema nervioso, e incluso infartos y distintos tipos de cáncer.
Los costos que lo anterior genera, ascienden a más de mil 600 millones de pesos cada año, esa cantidad podría financiar poco más de 25 kilómetros de Metrobús, equivalente al 92 por ciento de la Línea 1.
Las medidas tanto del Gobierno de la Ciudad de México, como de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) han sido muy limitadas y sólo se han enfocado al corto y mediano plazo, denunció el instituto.
Las acciones inmediatas que las autoridades capitalinas han implementado son: el protocolo por Contingencia Fase I, la aplicación del Hoy No Circula generalizado, el arranque de los trabajos para norma emergente de verificación a cargo de la Semarnat, pero enfocado únicamente en tecnología y no en cambiar los límites máximos de contaminantes.
En cuanto a las medidas de mediano y corto plazo, el Gobierno se ha limitado a prohibir la circulación de todos los automóviles un día a la semana desde ayer y hasta el 30 de junio; ha destinado inversión para el mejoramiento de sistemas de monitoreo de la megalópolis; ha reducido los niveles de concentración para declarar contingencias y ha anunciado un eventual programa de movilidad megalopolitano.
Sin embargo, esta medida –en caso de ser implementada a el largo plazo– podría resultar contraproducente, ya que se significaría un despunte en la congestión por el aumento en el parque vehicular.
Gabriela Alarcón, directora de Desarrollo Urbano del IMCO y Fatima Masse, consultora en el mismo instituto, denunciaron que el presupuesto en movilidad ha favorecido el uso del automóvil, por ejemplo, en 2014 el 58 por ciento del total fue asignado a la infraestructura vial y pavimentación, mientras al transporte público se le otorgó sólo el 8 por ciento. La infraestructura peatonal recibió el 12 por ciento, el espacio público fue beneficiado con el 20 por ciento y la infraestructura ciclista ha sido siempre la más olvidada.
Otras políticas públicas de desarrollo urbano que han promovido el uso del coche, son el Reglamento de Construcción de la CDMX, el cual requiere que oficinas, centros comerciales y viviendas cuenten con un estacionamiento por cada 30 metros de construcción, lo cual representó el 42 por ciento del espacio construido entre 2009 y 2013, de acuerdo con un estudio.
Por ejemplo, en los edificios comerciales que fueron construidos en las zonas de Polanco, Reforma e Insurgentes y que ocupan ahora 1.3 millones de metros cuadrados, fue necesario cimentar cerca de 44 mil cajones de estacionamiento que significaron un gasto de 7 mil 700 millones de pesos, con ello sería posible financiar 15 mil bicicletas, 110 kilómetros de ciclovías, 100 mil cajones de parquímetros, 20 kilómetros de calles secundarias y 45 kilómetros de líneas del Metrobús.
Por ello, las expertas del IMCO exigieron a las autoridades de la capital y del Estado de México, revertir las reglas que incentivan la construcción de cajones de estacionamiento e implementar cobros por congestión en las zonas con mayor tráfico.
En la capital, de los 49 millones de viajes que se realizan diariamente, el 34 por ciento se hace en transporte concesionado, o sea, en micros y autobuses. Este sector está totalmente desorganizado y utiliza unidades contaminantes: más de 30 mil de estas tiene una edad promedio de 17 años, no cuenta con áreas de ascenso y descenso; además de autogestionar sus rutas.
La tecnología de los vehículos ligeros y pesados que transitan por la capital cuentan con tecnología obsoleta, ya que en promedio, nuestro país permite estándares hasta 8 veces más altos de emisiones, que los permitidos en la Unión Europea y Estados Unidos.
En México se utilizan vehículos con dos generaciones de retraso, lo cual implica que los automotores aquí emitan entre un 70 y 80 por ciento más de óxidos nitrosos (NOx) y hasta 98 por ciento más de partículas (PM), esto en el caso de los vehículos pesados, comparados con los que circulan en EU y la UE, algo similar a lo que ocurre con los vehículos ligeros.
El parque vehicular pesado de la capital es sumamente viejo: en 2014, se reportó la existencia de mil 722 camiones recolectores de basura que superaban hasta entonces los 40 años de edad, mientras el 68 por ciento del total de 738 "unidades nuevas" operaban desde hace más de 16 años, de acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), retomados por el IMCO.
Según el instituto, si la Norma 044 –detenida por la Semarnat desde hace dos años– comenzara a ejecutarse, las emisiones de partículas finas PM2.5 llegarían a reducirse hasta en un 80 por ciento para el año 2030, lo cual se vería reflejado en la salud de los capitalinos, ya que podrían evitarse cerca de 4 mil 400 muertes para entonces.
Con el objetivo de tener unidades menos contaminantes, el IMCO exhortó a la Semarnat a acelerar el proceso de actualización de la NOM 044; a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a apresurar la publicación de la norma que regula la calidad de los combustibles y a incentivar el uso de distintivos en los puntos de venta donde se distribuye Diesel Ultra Bajo Azufre (UBA); y a los gobiernos estatales de la megalópolis solicitó la aplicación de la norma emergente de verificación, así como establecer mecanismos claros para la rendición de cuentas de los verificentros.
Las especialistas en urbanismo acusaron que aunado a los problemas mencionados, los mexicanos no han adquirido conciencia de los riesgos que la contaminación provoca, lo cual se hizo visible durante el protocolo de contingencia el pasado 14 de marzo, y en días recientes, principalmente en redes sociales, usuarios han mostrado su descontento tras las medidas anunciadas por las autoridades.
El IMCO urgió a los mexicanos a "cambiar la mentalidad con respecto a los modos de transporte de la ciudad y exigir lo necesario para que estos se diversifiquen". Asimismo, recomendó aumentar el costo político de acciones que favorezcan el cuidado del medio ambiente, por ejemplo, la construcción de segundos pisos vs. mejor transporte público.
A los gobiernos estatales de la megalópolis pidió que aumenten el presupuesto destinado a transporte público y a modos de transporte no motorizados; ordenar el transporte concesionado, con la integración de rutas y la sustitución de unidades. Asimismo, exhortó al Gobierno federal a cofinanciar la ampliación de cobertura de Metrobús y Metro, tanto en la capital como en la zona conurbada.