Alfonso Enrique Contreras Espinoza, alias “El Poncho”, tenía un centro de operaciones en la habitación que ocupaba en el hospital Playamed de Cancún, Quintana Roo.
El fallecido líder de una célula del Cártel del Golfo tenía a su disposición equipos de cómputos, teléfonos celulares, una báscula digital y varias dosis de drogas como cocaína y crack, con los que, se presume, continuaba sus operaciones delictivas.
“El Poncho” ingresó al hospital privado desde el pasado 22 de agosto del 2017, y ante la poca vigilancia, montó en el cuarto su red de operaciones.
El pasado domingo 4 de marzo, el líder del Cártel del Golfo fue ejecutado por un comando de cuatro sujetos que ingresaron a la clínica privada y le dispararon tanto a él como a su pareja.
Ciudad de México, 6 de marzo, (PorEsto!/SinEmbargo).- Durante casi siete meses, Alfonso Enrique Contreras Espinoza (a) “El Poncho”, líder de una célula del Cártel del Golfo, utilizó la habitación que ocupaba en el hospital Playamed, localizado en Cancún, Quintana Roo, como un verdadero centro de operaciones del crimen organizado.
En dicha habitación se encontraron dosis de cocaína y crack, teléfonos celulares, una báscula digital, equipo de cómputo y listas con nombres y números telefónicos.
Tras haberse cometido la ejecución de Alfonso Enrique Contreras Espinoza (a) “El Poncho”, junto con su pareja sentimental en el hospital Playamed, salió a relucir que el nosocomio era utilizado por el ahora occiso como centro de operaciones criminales.
Y es que cuando los peritos criminalistas ingresaron a la habitación número 17 del hospital Playamed, encontraron varios indicios que dejaron en evidencia la libertad con la que “El Poncho” continuaba con sus operaciones delictivas; aun cuando se encontraba bajo proceso penal.
En interior del bóxer que vestía “El Poncho”, los peritos encontraron escondido, en el área genital, un teléfono celular de color negro y una hoja con nombres y números telefónicos.
En las vendas que tenía en la pierna derecha, se encontró una bolsita de plástico con cocaína.
Al revisar la habitación, los peritos encontraron al interior de un contacto de luz, una bolsa con fragmentos de la droga conocida como crack y una bolsa más con cocaína.
En un cuadro pegado a la pared, se localizó una báscula gramera digital y en el interior de un sillón, se encontró un disco duro de computadora.
Atrás de dicho sillón, se encontraron unas libretas y documentos diversos, a nombre de Alfonso Enrique Contreras Espinoza y en la bolsa de mano de la mujer que también fue ejecutada, se encontraron dos teléfonos celulares, una cartera con diferentes tarjetas bancarias a nombre de Nataly Guadalupe D. P, un chip para teléfono celular, una tarjeta de memoria y una computadora portátil.
Según declaraciones del director del Cereso de Cancún, Jorge Adrián López Valenzuela, “El Poncho” ingresó al hospital privado desde el pasado 22 de agosto del 2017, y así convirtió el nosocomio en su centro de operaciones delictivas, ante la relajada vigilancia por parte de autoridades carcelarias.
Y es que sólo un custodio se encargaba de la vigilancia de “El Poncho”, a pesar de ser considerado un reo de alta peligrosidad, quien permitía el ingreso de visitas a la habitación del interno, como si gozara de plena libertad.