Durante su tradicional Fiesta del Maíz, celebraron los logros que han tenido en los tribunales en defensa de la tierra, bosques y agua, y también pidieron, en sus rituales por que haya más lluvias y mejores cosechas ante un mal pronóstico y la incertidumbre provocada por un año en el que hubo escasez de maíz.
Ciudad de México, 5 de diciembre (SinEmbargo).- Rarámuris de la comunidad Bacajipare en Urique, Chihuahua, destacaron en su tradicional "Fiesta Maíz” la ardua lucha plagada de sufrimientos en defensa del territorio, de sus bosques y agua, y celebraron los logros han tenido para retomar fuerza para los retos del futuro.
"Las comunidades rarámuri de la Barranca del Cobre, han demostrado durante décadas esta capacidad de convertir las adversidades en retos que vencer, y así lo han ido haciendo: la lucha que llevan en los tribunales se ha intensificado y a pesar del costo que ello significa, celebran sus triunfos, como antesala de los que están por venir”, señaló la Red Defensa Tarahumara en un comunicado emitido.
La Fiesta del Maíz se realiza con el acompañamiento de Consultoría Técnica Comunitaria (CONTEC), como una “esperanza para un mejor porvenir”.
La conmemoración inició desde el pasado jueves 30 de noviembre, cuando comenzaron a llegar autoridades y habitantes de casi una decena de comunidades rarámuri de la zona de la Barranca del Cobre, de los municipios de Urique, Carichí y Bocoyna, para celebrar el final del ciclo agrícola, los logros obtenidos y pedir a Onorúame que bendiga el próximo ciclo con lluvia y una abundante cosecha.
Fueron integrantes de las comunidades de Bacajípare, Huetosachi, Cuiteco, El Churo, Bosques de San Elías Repechique, Tewerichi, Norogachi, San Alonso y Mogotavo, quienes se reunieron en el Salón Comunitario, donde un representante de cada una de las comunidades mencionadas, habló a las y los asistentes sobre las acciones de defensa que realizaron durante el último año.
Este 2017 destacaron los logros obtenidos como la sentencia de la Segunda Sala Civil del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Chihuahua, que reconoció a la comunidad de Huetosachi los derechos de propiedad sobre su territorio ancestral y que había sido reclamada bajo amparo por un particular, y también la clausura del vertedero de aguas negras del Hotel Mirador, ubicado en Areponapuchi que afectó seriamente a la comunidad de Bacajípare y por el que lucharon por más de cinco años.
"Entre los niños presentes hubo algunos que sufren en su rostro las huellas de este agravio; también este año se obtuvo el primer pago del Fideicomiso para la comunidad Bosques de San Elías Repechique, luego de que ganaran un amparo ante la construcción del Aeropuerto de Creel por el Gobierno del Estado, violando el derecho a la consulta libre, previa e informada de la comunidad”, destaca la organización defensora de los rarámuri.
Bosques de San Elías Repechique, también obtuvo este año la suspensión de permisos de aprovechamiento forestal en su territorio, gracias a un amparo y diversas manifestaciones pacíficas que la comunidad realizó para impedir que se sigan talando árboles desmedidamente en sus tierras, abundó
"Hay en la cultura rarámuri un espíritu inquebrantable, que suficiente se ha ilustrado por los deportistas que han puesto en alto el nombre de su gente a nivel internacional; pero el principal aspecto de esa tenacidad se encuentra en el trabajo que día a día realizan para sobrevivir: el trabajo de la tierra exige grandes atenciones y esfuerzos, misma energía que inyectan a su defensa territorial, del bosque y de sus derechos humanos”, destacó la organización civil.
Como parte de las actividades que efectuaron, el viernes por la mañana se realizó el saludo a la Cruz, que consiste de persignarse ante ella desde los cuatro puntos cardinales y saludar a todas las personas que atienden la ceremonia; luego, las y los gobernadores indígenas y otras autoridades tradicionales presentes, hablan ante la concurrencia y se da la palabra para quien quiera decir o agradecer algo ante la Cruz, según explica Red de la Defensa Tarahumara.
Ese día, las comunidades hablaron de las actividades de defensa que llevaron a cabo durante el año; este 2017, los principales temas fueron: la defensa del territorio, la defensa del derecho al agua y al medio ambiente frente a la tala inmoderada del bosque.
PREOCUPANTE ESCASEZ DE MAÍZ
Por su parte, Contec, quien ha acompañado y asesorado jurídicamente a las comunidades en todas estas luchas, realizó una encuesta sobre las cosechas de maíz y frijol que levantan las comunidades y esta información es devuelta a ellos mismos. La situación que imperó en este año fue la la escasez del maíz.
"Las principales causas de la falta de cosecha de maíz fue la falta de lluvias, la deforestación y el cambio climático", detalla la Red de Defensa.
De acuerdo a las comunidades, las primeras lluvias del ciclo llegaron muy tarde y se fueron muy temprano, "dejando tras de sí, milpas siniestradas o mazorcas infantiles en las cosechas”
El maíz es la base de la alimentación de estas comunidades: las tortillas, los tamales, las gorditas, el pinole, son platillos que todos los días consumen las y los integrantes de las comunidades.
"el maíz entonces, es un aspecto de la identidad indígena, pues su cultivo ha permitido su sobrevivencia hasta el día de hoy y su uso y aprovechamiento, encierra diversos aspectos de la cultura rarámuri”, enfatizó la organización ciudadana.
Los pronósticos para la temporada invernal no son bueno, pues la incertidumbre abraza a las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara, por lo que se espera que la migración a Estados Unidos aumente.
Sin embargo, - de acuerdo a la Red de la Defensa de la Tarahumara- la situación adversa no merma del todo el l ánimo de las comunidades, ya que, la fiesta del maíz es precisamente, para pedir bendiciones a Onorúame, para que llueva y el próximo año haya una mejor cosecha, dándoles la oportunidad de conservar su estilo de vida y su cultura; dándoles la oportunidad de continuar viviendo en las barrancas y en los bosques, entregándose a su otra religión que pasa casi inadvertida por el resto de la población mexicana: el trabajo de la tierra, precisaron.
"Pero en medio de toda la adversidad, la violencia y el infortunio, el ambiente sigue siendo de fiesta: las mujeres y los hombres enseñan con orgullo el fruto de su trabajo: maíces azules, blancos, blandos y duros; papas, quelites y frijol; orejones de durazno, hierbas medicinales, wares y pulseras, aretes y llaveros y toda clase de artesanía”, agregaron.
Finalmente, la organización defensora de los indigentes en Chihuahua destacó que el colorido - visto en los trajes típicos de las muejres rarámuri, parece anteponerse ante la desesperanza, así como el trabajo y la gestión incansable de las comunidades,"pues les fortalece y nutre la lucha que durante décadas han librado en los tribunales para ser reconocidos como dueños legítimos de sus tierras y como guardianes herederos de los bosques”.