Ciudad de México, 5 de diciembre (SinEmbargo/Agencias).– El ex Presidente sudafricano Nelson Mandela, un símbolo mundial de la paz y la democracia para el mundo, murió a los 95 años, según confirmó hoy el jefe de Estado Jacob Zuma.
“Nuestro país ha perdido un padre. Aunque sabíamos que este día llegaría nada puede disminuir el sentido de una perdida profunda”, dijo el Presidente Jacob Zuma al dar la noticia.
Además anunció que las banderas en el país se mantendrán a media asta durante las actividades a realizar en los funerales de Estado del también Premio Nobel de la Paz en 1993.
Mandela fue internado en el hospital de Pretoria el 8 de junio con una grave pulmonía, donde fue tratado durante casi tres meses. Desde principios de septiembre estaba de nuevo en su casa de Johanesburgo, donde lo cuidaban 22 médicos.
El ex líder sudfaricano pasó 27 años en la cárcel como opositor al régimen del Apartheid en Sudáfrica y en 1994 se convirtió en el primer Presidente negro del país.
“Nunca, nunca, nunca más puede ocurrir que este hermoso país vuelva a experimentar la opresión de unos sobre otros”, dijo en su discurso de toma de posesión ante líderes de todo el mundo en Pretoria.
Durante su Presidencia, Mandela allanó el camino para la paz y la reconciliación de las razas en Sudáfrica. Se convirtió en un icono global del autosacrificio y la lucha de resistencia contra el régimen de segregación racial del Apartheid durante los años que pasó en prisión y en un ejemplo de reconciliación y perdón tras su puesta en libertad.
Tras dejar el poder en 1999, continuó viajando e influyendo en cuestiones nacionales e internacionales, pero a partir de 2004 limitó sus apariciones públicas principalmente a campañas por los niños afectados de sida y evitando opiniones políticas.
Sin embargo, siguió siendo un hombre de su partido y apoyó al actual presidente Jacob Zuma en las elecciones generales de 2009. Su última aparición pública tuvo lugar en julio de 2010 en un estadio de fútbol en Johanesburgo durante el Mundial.
MADIBA, EL HÉROE DE UN CONTINENTE
Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, provincia perteneciente a la República de Transkei durante el apartheid en Sudáfrica. “Madiba” como los miembros de su clan, los Xhosa, se referían a él, ha sido durante las últimas décadas una leyenda viva debido a que su lucha contra la injusticia, la xenofobia racial y el imperialismo traspasó fronteras: llevó sus ideales hasta las últimas consecuencias y logró integrar una nación segmentada durante mucho tiempo por su diversidad racial.
Rolihlahla quedó huérfano de padre cuando apenas era un niño; estudió en la primaria Qunu y allí fue donde lo nombraron “Nelson”, pues todos los niños debían tener nombres cristianos. Mandela llegó a estudiar, sin concluir, las licenciaturas en artes en la Universidad de Fort Hare y derecho en la Universidad de Witwatersrand; no obstante, logró graduarse hasta 1989 por la Universidad de Sudáfrica mientras pagaba su condena a cadena perpetua en la isla Robben en Ciudad del Cabo.
Madiba estaba destinado a ser consejero de los Xhosa, derecho al que renunció en la década de los 40’s cuando fue expulsado de Fort Hare y viajó a Johannesburgo, en donde a los pocos años ingresó como miembro del Congreso Nacional Africano (ANC) para luchar por los derechos de la población de raza negra. Mandela fue arrestado en varias ocasiones por desobediencia civil, pero fue hasta 1962 cuando el régimen de Pretoria lo acusó de terrorismo y alta traición.
“Qué justicia es ésta en la que el culpable juzga a la víctima?”, dijo Nelson Mandela el 12 de junio de 1964 cuando en el Juicio de Rivonia fue sentenciado a pasar el resto de sus días en la cárcel: “África del Sur pertenece a todos sus habitantes, y no solamente a una fracción de ellos. No queremos una guerra racial, y hemos hecho todo lo posible por evitarla. Pero hace falta afrontar la realidad. ¿Qué ha aportado al pueblo surafricano medio siglo de lucha no violenta?: leyes más y más represivas, derechos cada vez más exiguos.”
Mandela contó con el apoyo de la comunidad internacional y de muchos sudafricanos, después de casi tres décadas las campañas a su favor dieron frutos y el 11 de febrero de 1990 Madiba volvió a sentir lo que era ser un hombre libre. En 1993 obtuvo el Premio Nobel de la Paz y en 1994 se convirtió en el primer Presidente negro de Sudáfrica. Fiel a sus ideales buscó la integración racial, así como erradicar el sida y la pobreza en su país; también fue mediador de conflictos en otros países del continente africano.
Madiba se retiró de la política en 1999 y pasó sus últimos años en su residencia ubicada en su ciudad natal Qunu, en compañía de su tercera esposa Graca Machel. Tuvo seis hijos de los cuales sobreviven tres: Pumla Makaziwe Mandela, hija de Evelyn Mase, su primera esposa; Zenani Dlamini y Zindzi Mandela, hijas de su segunda esposa Winnie Mandela. El ex presidente se retiró de la vida pública en el año 2004; sin embargo, la última vez que apareció ante el público fue en la clausura del Mundial Sudáfrica 2010. Asimismo, desde 2011 estuvo bajo observación médica.