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Diego Petersen Farah

05/10/2018 - 12:02 am

Gobierno madrugador

El que madruga, Dios lo ayuda, dicen los creyentes es eso de levantarse temprano.

El Gobierno en ciernes de López Obrador creyó en lo primero y cayó en lo segundo. Foto: Cuartoscuro

El que madruga, Dios lo ayuda, dicen los creyentes es eso de levantarse temprano. El que madruga, comienza a hacer tonterías desde temprano, sostienen, por el contrario, los pragmáticos y los amantes del buen dormir.

El Gobierno en ciernes de López Obrador creyó en lo primero y cayó en lo segundo. Quisieron madrugarle al ejercicio del poder, pensando que algún Dios se encargaría de premiarles el esfuerzo de comenzar a tomar decisiones antes de tiempo, pero lo que han logrado es solo entrar al desgaste y a cometer errores antes de que amanezca.

El caso del famosos oficio de Conacyt es solo una evidencia más de que los lopezobadoristas quieren gobernar sin tomar posesión y meter goles antes de que comience el partido. Se requiere mucha soberbia y más torpeza para hacer un oficio como el de la próxima directora del Conacyt, María Álvarez-Buylla Roces solicitando que el señor Cabrero no haga su trabajo porque ya va a llegar ella. Aun suponiendo que las decisiones que toma la actual administración no son las correctas, los tiempos y los requerimientos de la Ciencia no son los de la política. Se requiere, además, mucha ingenuidad para pensar que un documento público con un contenido absurdo no será divulgado.

Más allá del contenido del oficio, que podríamos resumir en detengan el mundo porque ya llegué, la actitud de la próxima directora del Conacyt (cuyos méritos para dirigir la institución, hay que subrayarlo, no están en duda) es producto de un ansia del poder con el que el presidente electo ha enfrentado este periodo. Nombrar al gabinete con tanta anticipación lejos de ayudar a una transición más tersa ha generado mucho ruido innecesario y, pero aún, degaste político antes de tiempo.

No hay semana sin escandalito. Es la prensa fifi y los ardidos por la derrota, sostienen los defensores a ultranza del presidente electo, argumento que por supuesto no comparto. Pero, aunque tuvieran razón, son ellos los que se pusieron en la zona del golpeteo. Pecan de una ingenuidad preocupante si es que por algún momento pensaron que por haber ganado por más de 50 por ciento no tendrían oposición, no habría una prensa vigilante y, sobre todo, que ganar los hace moralmente superiores.

Nadie está preparado para asumir el poder. Aún alguien con la experiencia y el tiempo de preparación de López Obrador se va a enfrentar a cosas inimaginables cuando se siente en la silla presidencial, no digamos sus colaboradores. Es cierto que el periodo de transición es muy largo, pero mucho mejor hubiese sido que el equipo de Andrés Manuel usara ese tiempo para prepararse para el ejercicio del poder y no para equivocarse y desgastarse antes de que salga el sol.

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