Ciudad de México, 5 de septiembre (SinEmbargo).- Los mexicanos empiezan a ver en el Presidente Enrique Peña Nieto a un “político al viejo estilo” que hace recordar al PRI [Partido Revolucionario Institucional] que controló al país durante casi todo el siglo pasado, lo que influye en la caída de sus niveles de popularidad más que la falta de resultados en la economía y la falta de aceptación a sus reformas, dice hoy The Economist.
También dice que Presidencia ha lanzado una “ofensiva de encanto” para reposicionar a Peña Nieto entre las clases populares.
En sus primeros 21 meses de gobierno, los principales partidos de oposición han sido uno de los principales factores para que el Presidente Peña Nieto elevara su popularidad y haya podido sacar delante sus 11 reformas estructurales, algunas de las cuales estuvieron atoradas durante al menos dos sexenios.
El apoyo del Partido Acción Nacional (PAN) en las cámaras de Diputados y de Senadores y de la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el llamado Pacto por México, también ayudó a impulsar la popularidad del Presidente que ahora está en declive, publica el semanario inglés The Economist en su edición que sale a la venta este fin de semana.
Para el semanario, detrás de la imagen transformadora que Peña Nieto mostró durante sus primeros dos años de gobierno, empieza a emerger “el político al viejo estilo”, que más allá de la falta de resultados en la economía, empieza a despertar cierto rechazo entre los mexicanos.
Hace énfasis en que una parte de los mexicanos “ve hacia adelante, a través de las reformas, a un futuro económico más brillante. El otro mira hacia atrás, a la mayor parte del siglo XX, cuando el PRI ejercía un control casi total en México”.
De acuerdo con un documento presentado por Fundar y Artículo 19, en su primer año de gobierno, Enrique Peña Nieto gastó 4 mil millones de pesos para promocionar su imagen, sin embargo, según el artículo de la publicación, titulado “El Presidente de México; cambiado el encanto”, aseguró que sigue siendo un reformador “carismático”, pero con problemas de popularidad.
“La mayoría de los mexicanos se sienten menos ‘cálidos’ hacia el señor Peña. En recientes encuestas de opinión su índice de desaprobación ha estado por encima del 50 por ciento -no mal para los estándares internacionales, pero mucho peor que la de su predecesor después de un periodo de tiempo similar en el cargo. Los mexicanos mejor educados se encuentran entre los más grandes escépticos, a pesar de que se podría esperar beneficiarse más de sus reformas”, citó la publicación.
De acuerdo con el semanario, para asegurarse de que sus reformas tenga una mejor aceptación, los “ayudantes” del Presidente han dividido al público en dos categorías: el “círculo rojo” y el “círculo verde”.
El primero comprende los líderes de opinión como columnistas, que son generalmente críticos de las reformas, y la comunidad empresarial.
EL ROJO Y EL VERDE
El “círculo verde” son las masas, que son menos propensas a ser informados sobre las reformas -o simplemente no les interesa. “A este círculo se trató de llegar recientemente a una entrevista presidencial pregrabada que salió al aire durante cinco días en un popular programa de la televisión matutina, en el que los presentadores fueron los que dieron el toque común: “’¡Guau!’” Y ‘¡Qué maravilloso!’ Fueron algunas de sus intervenciones más incisivas”.
The Economist se refiere a la entrevista que el Presidente otorgó a mediados del mes de agosto al programa “Hoy”, de Televisa, cuando en Palacio Nacional recibió a los conductores Andrea Legarreta y a Raúl Araiza, quienes hicieron al mandatario una serie de preguntas a propósito de las reformas surgidas del Pacto por México, en lo particular la Energética, la Financiera, la de Telecomunicaciones y la de Transparencia.
Dicho programa, clasificado como “de revista”, registra regularmente contenidos relativos al medio del espectáculo, las telenovelas, consejos de belleza y otros, destinados principalmente a amas de casa.
Guillermo Valdés, experto electoral en GEA, dijo a la publicación que la caída en la popularidad de Peña es principalmente porque la economía tiene un rendimiento inferior desde que asumió el cargo, más que por las propias reformas. “Las preocupaciones sobre la economía ahora son muy superiores a los de la delincuencia y la violencia. Hasta el momento, los mexicanos no parecen creer en la promesa del gobierno de que las reformas ayudarán a la economía a crecer más rápido que lo ha hecho durante décadas”.
“Gente cercana a Peña insiste en que su ‘prioridad absoluta’ a partir de ahora es la implementación exitosa de las reformas, como poner fin a una prohibición de 75 años sobre la inversión extranjera en la industria del petróleo y el fortalecimiento de la competencia en la industria de telecomunicaciones de México. Pero el reloj electoral ya está en marcha a las elecciones legislativas de julio de 2015 cuyo resultado dependerá de la ‘ofensiva de encanto’ del Presidente”, analizó el semanario.