Un acercamiento a la antipoesía de Nicanor Parra, hoy en su cumpleaños número 98

05/09/2012 - 12:00 am

Son ya 98 años de Nicanor Parra, el antipoeta. Nacido un día como hoy, pero de 1914, en San Fabián de Alico, Chile.  Uno de los máximos representantes de la literatura latinoamericana.

Hablar de Parra implica hacer un recorrido por el mundo de las letras en Chile en el siglo XX. Junto a Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro es considerado una de las piezas fundamentales de la cultura en el país andino.

Su labor literaria inició en 1937, aunque además del oficio de la escritura se agrega a su extenso currículum las matemáticas y la física. Fue hasta 1954 con su poemario “Poemas y antipoemas” que fue catalogado como revolucionario tras abandonar el estilo simbólico que hasta entonces lo había caracterizado. La ironía principalmente se hizo presente a partir de entonces y se volvería en un elemento infaltable en la obra del escritor.

La antipoesía planteaba un punto de contraste a la solemnidad achacada a la poesía y su sacralización; es descrito como un contradiscurso lírico de entonaciones urbanas que se opone a la tradición poética que planteaba la obra de Pablo Neruda, el máximo representante de las letras chilenas a mediados del siglo pasado.

“Artefactos” representó un nuevo giro a su obra y reafirmó su fama de vanguardista. Aunque fueron creados en 1974, también son considerados como antipoemas; la serie es catalogada como reescritura en sí, un ejercicio de conjuntos semióticos en donde el autor juega descaradamente con elementos visuales producto de la cultura popular y sus equivalentes.

Pareciera que la obra de Parra no corresponde a la época en la que fue concebida. La actitud del antipoeta chileno, así mismo, dista mucho de ser la de un hombre maduro que casi alcanza el siglo de vida. La falta de solemnidad podría ser la respuesta para estar vigente tantos años.

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