Gabriela vendía productos por catálogo. Una llamada la sacó de su casa y fue privada de la libertad y desde el 10 de diciembre de 2010 no se sabe de ella.
Una banda de personas dedicadas al secuestro ligada al caso fue detenida, pero el presunto autor del plagio de la joven de 29 años también desapareció. La PGR ofrece un millón y medio de pesos por quien dé datos que lleven a su localización y la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe tiene activa una Alerta Roja para dar con su paradero.
María, su madre, no ha dejado de buscarla y hoy se encarga del cuidado de su nieto: “Yo le pido a las autoridades que se sensibilicen porque esto [la desaparición forzada] esta creciendo alarmantemente, y eso puede acabar muy mal. Los padres están molestos, indignados y al gobierno no le importa, parece que no les importa. Hay niños que han quedado desamparados completamente, huérfanos que los cuida la abuela. Hay abuelitos que tienen hasta cuatro, porque la mamá está desaparecida”.
Ciudad de México, 4 de junio (SinEmbargo).– Gabriela Martínez Reyna bajó cinco pisos para salir del edificio donde vivía en Tlatelolco, en la Delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, tras recibir una llamada. Era la noche del 10 de diciembre de 2010. Esa fue la última vez en que su madre María Cristina Reyna Brito la vio y hoy –pasados más de siete años– aún la busca.
El reloj marcaba las diez quince de la noche. Gabriela recibió una llamada a su teléfono celular y salió de su vivienda.
“Ella vendía perfumes, y varios artículos por catálogo, no sé si era un pedido o a qué bajo”, aún se pregunta la señora María Cristina.
La joven tenía 29 años el día que desapareció, en ese tiempo estaba en proceso de divorcio. Vendía productos por catálogo, acababa de renunciar a su trabajo de oficinista a petición de la madre, quien le recomendó que pasara más tiempo en casa debido a que su hijo aún estaba pequeño.
Ahora la señora Cristina, de 67 años de edad, es quien se hace cargo de su nieto, quien tenía 8 años de edad cuando no supo más de su madre y ahora ronda los 15 años.
“Becas no me dan, porque la Secretaria de Educación Pública (SEP) dijo que no había presupuesto, y en la escuela donde va mi nieto también me quisieron ayudar, pero no se pudo porque aparte mi nieto tiene Trastorno de Deficit de Atención (TDA) y se medica, entonces su promedio no es muy bueno, pero por ser niño víctima debería tener apoyo pero no lo tengo”, reclama.
La madre afirma que esa noche pidió a su hija que subiera y entrara al departamento, ya había pasado cerca de media hora desde que había salido.
–Ya súbete porque ya me quiero dormir– recuerda la madre que le dijo.
–Sí, ya voy– le respondió.
Los minutos pasaron y Gabriela no regresaba a casa. “Le llamé después de las once pero el teléfono me mandó a buzón y ya jamás me he vuelto a comunicar con ella”, lamenta la señora Reyna Brito.
La madre emprendió una búsqueda exprés con familiares y amigos sin tener respuesta, luego acudió a las autoridades a interponer la denuncia correspondiente por la desaparición.
“En CAPEA [Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes] el primer Ministerio Público que me atendió le echó muchas ganas”, reconoce Maria Cristina. Detalla que el funcionario solicitó las sabanas de llamadas de Gabriela e hizo entrevistas, y que fue así fue como tuvo conocimiento del número telefónico que contactó a su hija a la hora que salió del edificio.
Pero el servidor público que la auxiliaba duró cerca de seis meses en el puesto y después fue removido. “Luego me cambiaron a varios ministerios públicos”, comenta.
Pese a la inestabilidad en la permanencia de los responsable de la investigación, la revisión al historial de llamadas del teléfono investigado arrojó que su hija fue privada de la libertad por un hombre vinculado a una banda dedicada al secuestro de personas.
Meses después, en julio de 2011, las autoridades de la Ciudad de México capturaron al grupo dedicado a ese delito, pero él supuesto responsable de la desaparición de Gabriela no fue detenido y está desaparecido.
“Parece ser que por órdenes del cabecilla de la banda lo desaparecieron [al secuestrador de Gabriela]. Ahí se perdió una pista de mi hija”, dice la madre.
Añade que los hombres capturados fueron procesos por otros delitos y que en sus declaraciones negaron tajantemente tener conocimiento del paradero de Gabriela, pero ella cree que mienten.
“La sabana de llamadas muestra que ellos, [los celulares que usaban] se conectaron” y llamaron varias veces con el celular que se contactó a Gabriela el día de los acontecimientos, sostiene.
En 2013, la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC por sus siglas en inglés) incluyó a Gabriela Martínez Reyna en el Sistema Alerta Roja. La alerta tiene como objetivo “localizar y rescatar a mujeres y niñas reportadas como desaparecidas, extraviadas o ausentes, así como brindar protección y asistencia a víctimas y personas ofendidas por el resultado de la presencia del crimen organizado en los delitos en materia de trata de personas”.
A los cinco años de la desaparición, Cristina asegura que el CAPEA archivó su caso, “ahora sólo lo atiende la Procuraduría [General de la República]”.
En enero de 2015, la Procuraduría General de la República publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) una lista de personas secuestradas por las que ofreció hasta un millón y medio de pesos como recompensa a quien ayudara a la localización. Entre las 17 personas del listado se encuentra Gabriela.
De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública durante 2010 se perpetraron a nivel nacional mil 222 secuestros, es decir, que se abrió ese número de carpetas de investigación. En ese año, el Estado de México fue la entidad con mayor número de plagios investigados con un total de 171, seguido por Michoacán con 136; Chihuahua con 130; Coahuila con 97 y la Ciudad de México reportaba 60 carpetas de investigaciones abiertas por este delito.
Se estima, según cifras oficiales, que en la Ciudad de México se ha registrado al menos mil 657 secuestros desde el 2001 a abril de 2018.
María Cristina espera que con la integración del Sistema Nacional de Búsqueda y la Comisión Nacional de Búsqueda se pueda localizar a Gabriela.
“Yo le pido a las autoridades que se sensibilicen porque esto está creciendo alarmantemente, y eso puede acabar muy mal. Los padres están molestos, indignados y al gobierno no le importa, parece que no les importa. Hay niños que han quedado desamparados completamente, huérfanos que los cuida la abuela. Hay abuelitos que tienen hasta cuatro, porque la mamá está desaparecida, imagínese yo no puedo con uno de 15 años”, advierte la señora Reyna Brito.
