Mancera reconoce que es impopular, pero lo atribuye a una sola causa: el programa “Hoy No Circula”

04/08/2014 - 12:01 am
Mancera dio dos opciones para recuperar su imagen: hacer anuncios que no causen molestia o seguir implementando acciones en beneficio de la ciudadanía. Foto: Cuartoscuro.
Mancera dio dos opciones para recuperar su imagen: hacer anuncios que no causen molestia o seguir implementando acciones en beneficio de la ciudadanía. Foto: Cuartoscuro.

Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).– El Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, reconoció por primera vez en sus 18 meses de gobierno que una decisión tomada por él, como es el caso del “Hoy No Circula”, ha ocasionado el descontento de los capitalinos. Sin embargo, a lo que atribuyó como el motivo del deterioro de su imagen es sólo uno de los factores que han sido criticados tanto por la ciudadanía, como por los organismos que la representan.

“Por supuesto que siempre la opinión de la gente hay que tomarla en cuenta, sabemos que no hay una situación en donde la gente esté muy contenta por el ‘Hoy No Circula’, pero son instrucciones de gobierno, hay que implementarlas y así como cuando recuperamos un área ambiental también la gente se enoja, pero el ejercicio de gobierno continúa”, señaló el mandatario el sábado pasado.

Declaró que existen dos opciones para recuperar la imagen que se ha mermado ante la ciudadanía: hacer anuncios que no causen molestia o seguir implementando acciones en beneficio de los capitalinos.

Sin embargo, la inseguridad, la represión de las protestas y el anuncio de otras políticas impopulares también son parte del deterioro de su imagen. De acuerdo con activistas, el talón de Aquiles de la administración de Mancera Espinosa es la seguridad y los derechos humanos.

Con respecto al problema de la violencia en la capital del país, el caso de los jóvenes de los 13 jóvenes de Tepito que fueron “levantados” el pasado 26 de mayo de 2013 en el bar Heaven de la Zona Rosa es el que más ha marcado su administración.

El hecho de que Mancera no quisiera reconocer que se trataba de secuestros, sino de “personas ausentes” fue algo muy criticado. Otro aspecto en su contra fue el desapego que, aseguran las familias de los jóvenes encontrados muertos tres meses después, tuvo con respecto al caso.

También se le cuestionó cuando negó la presencia del crimen organizado en la capital del país a pesar de que a principios de este año fueron detenidos en el DF dos miembros del crimen organizado. Mancera ha insisto en que no hay narcotráfico en el DF. Sin embargo, el Congreso de Estados Unidos presentó en 2011 un informe donde indica que en la capital mexicana operan no uno, sino los siete principales grupos del crimen organizado.

Al respecto, Mancera dijo en junio del año pasado que “una operación de un cártel en la ciudad no lo tengo reportado por las autoridades federales, que son quienes tienen el mapeo de esta situación”.

Y agregó en esa ocasión: “De las propias detenciones en que se ha capturado a capos de estas organizaciones delictivas han declarado que no operan en la Ciudad de México, lo que hay son narcomenudeo y operaciones de bandas delictivas. No se trata de negar o minimizar la presencia de bandas delictivas, eso es parte de una ciudad”.

LOS DERECHOS HUMANOS

En cuestión de los derechos humanos, activistas como Jesús Robles Maloof y Francisco Cerezo Contreras, integrante del Comité Cerezo, coinciden que durante las protestas en las calles del Distrito Federal el mandatario hizo a un lado estas garantías.

Es el caso de la última marcha conmemorativa del 2 de octubre que dejó múltiples heridos y detenciones arbitrarias, del desalojo a la fuerza de los maestros de la plancha del Zócalo, así como de las manifestaciones que han sido encapsuladas por miembros de la Secretaria de Seguridad Pública del DF.

“No tomó a los derechos humanos como base de su actuar, estableció una política de cero diálogo social, de nula posibilidad de un diálogo y recurre sistemáticamente a la fuerza”, ha denunciado Robles Maloof. Por su parte, Francisco Cerezo lo ha vinculado con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que pertenece el Presidente Enrique Peña Nieto. “Tiene que jugar bajo las reglas del PRI [Partido Revolucionario Institucional] y del gobierno federal, por eso está modificando leyes”.

Miguel Ángel Mancera Espinosa ganó la Jefatura de Gobierno de la ciudad más poblada del país, el Distrito Federal, con 66.56 por ciento de la votación total y con niveles de aceptación que superaban el 70 por ciento, según las encuestas de finales de 2012.

Pero en año y medio de gobierno revirtió la idea que los ciudadanos tenían de él: la última encuesta del periódico Reforma, publicada la semana pasada, lo ubica con la mayor desaprobación a su trabajo. Durante los últimos tres meses pasó de 49 a 60 por ciento.

Si bien la cuestión se debe a la inseguridad que perciben los ciudadanos de la capital y a la represión de las protestas que han protagonizado sus fuerzas policiales, otros factores sin duda han sido el aumento en la tarifa del Sistema del Transporte Colectivo (STC) Metro y las nuevas restricciones del “Hoy No Circula” a vehículos con más de 15 años de antigüedad.

Aunque es sólo en esta última política a la que Mancera atribuye la caída abrupta de su imagen. El alza en la tarifa del Metro fue otra decisión que le trajo fuertes criticas de la ciudadanía que mediante las redes sociales organizó la campaña #PosMeSalto.

En un principio el Jefe de Gobierno aceptó como parte de la inconformidad de la gente, sin embargo en abril la postura de tolerancia de Mancera cambió cuando envió a la Asamblea Legislativa del DF (ALDF) una iniciativa para reformar la Ley de Cultura Cívica que contemplaba multas de 21 a 40 días de salario mínimo o arresto de 25 a 36 horas, a quienes hagan uso del servicio público de transporte como el Metro, sin cubrir su pasaje.

Activistas denunciaron que la propuesta de Miguel Ángel Mancera Espinosa para reformar la Ley de Cultura Cívica en el Distrito Federal y castigar a quienes no pagan el transporte público demuestra su incapacidad para solucionar los problemas de fondo y su tendencia autoritaria para gobernar.

 

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