El reto para México en los próximos años es alcanzar la seguridad hídrica, definida como la capacidad de una población para salvaguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas del vital líquido y de calidad aceptable para el sostenimiento de la vida.
Especialistas concuerdan en que el problema del desabastecimiento del agua se debe a la escasez, contaminación, administración, falta de ordenamiento territorial, impacto del cambio climático sobre el ciclo hidrológico y poca inversión en el desarrollo tecnológico en materia hidráulica, razones por las que urgieron a las autoridades a apostar por una reforma total que implique proveer de agua de buena calidad.
Ciudad de México, 4 de abril (SinEmbargo).- Para el año 2030, la mayor parte del territorio mexicano encontrará estrés hídrico, escasez o escasez absoluta de agua, advirtieron especialistas en materia. Por ello, afirmaron, la problemática debe ser abordada como un tema de seguridad nacional desde el Gobierno.
Durante la mesa de discusión “Seguridad Hídrica en México”, realizada en la UDLAP Jenkins Graduate School, la doctora Gabriela Moeller Chávez, especialista en calidad y tratamiento de agua, explicó que el reto que enfrenta el país es alcanzar la seguridad hídrica definida como la capacidad de una población para salvaguardar el acceso sostenible a cantidades adecuadas del vital líquido y de calidad aceptable para el sostenimiento de la vida.
En el mismo sentido, el ingeniero Humberto Marengo Mogollón, especialista en hidráulica, por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que el territorio nacional presenta un “gravísimo problema en la disponibilidad del agua” que merma lograr satisfacer la demanda de sus habitantes ocasionada principalmente por escasez, contaminación, administración, falta de ordenamiento territorial, impacto del cambio climático sobre el ciclo hidrológico y poca inversión en el desarrollo tecnológico en materia hidráulica.
En el asunto de la calidad del agua, la doctora Moeller Chávez indicó que se determina con la medición y el análisis de ciertas características mediante parámetros físicos químicos y biológicos y en determinadas concentraciones. Con ello es posible identificar si el vital líquido es idónea para los requerimientos de calidad asociados a un uso determinado, por ejemplo, el consumo humano, la agricultura, actividades industriales, etcétera.
Sin embargo, criticó, las normatividades en el país no toman en cuenta la existencia de contaminantes que aún en cantidades bajas son nocivos para la salud y el medio ambiente.”[Los parámetros] son demasiado laxos al declarar la condición cualitativa del cuerpo de agua”, dijo.
Aunado a lo anterior, indicó, el saneamiento es inexistente o inadecuado. Incluso, recordó, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha señalado que muchos de los ríos de México tienen contaminación grave.
“Uno de los mayores desafíos hídricos en México es la calidad del agua que se encuentra sumada a la baja cobertura de tratamiento de aguas residuales”, apuntaló al respecto.
Por si fuera poco, indicó que la sobreexplotación de los acuíferos ha ido en aumento durante las últimas décadas en la República Mexicana, por lo que citó cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). De los 653 acuíferos con que cuenta el país, los sobreexplotados han ido al alza: de 32 que había en 1975, creció a 36 en 1981, después a 97 en 2001, 101 en 2008, para llegar a 105 sólo hasta 2015.
En su oportunidad, el doctor Polioptro Martínez Austria, especialista en ingeniería hidráulica por la UNAM, añadió además de la escasez y la contaminación del agua, otros retos a los que se enfrenta el país gobernado por Enrique Peña Nieto: extremos hidricometeorológicos, conflictos por el vital líquido, así como el deterioro ambiental de cuencas y acuíferos.
¿QUÉ HACER?
Los expertos en asuntos hídricos recomendaron realizar una reforma total en el sector que van desde proveer suficiente agua de buena calidad, lo cual implica tomarla de una fuente segura que cuente con un tratamiento adecuado y suficiente para el uso de la población en primer lugar, como agua potable y después para otros usos.
Otra de las propuestas giró en torno a ofrecer un saneamiento adecuado ya que el agua ha sido utilizada para así devolverla a la naturaleza con la calidad con que fue tomada y finalmente destinarla a un nuevo uso.
También urgieron a determinar el nexo que existe entre la calidad del agua y la salud pública y a reclutar recursos humanos calificados, presupuesto suficiente y constante capacitación para operar.
“Tendríamos que estar revisando el tema de la seguridad hídrica en el país que debería ser un tema de seguridad nacional […] Tiene que venir un cambio de fondo, un cambio de mentalidad”, urgió el doctor Marengo Mogollón.
“Necesitamos una reforma completa del sector hídrico en México […] Ya no se puede parchar con cosas impredecibles, lo tenemos que reformar todo, tenemos que corregir montones de cosas. Necesitamos una reforma completa que involucre aspectos de gobernanza, legales e institucionales, financiamiento del sector porque su financiamiento es muy pobre, formación de capital humano que nos hace falta, obras ambientalmente viables y una revisión de las políticas públicas que hoy en día no están funcionando adecuadamente”, comentó el doctor Martínez Austria.