Ciudad de México, 4 de ene (SinEmbargo).- Hoy se celebra en México el Día del Periodista. A pesar de que sus orígenes son inciertos y variados, se toma como principal referencia el aniversario luctuoso de Manuel Caballero, considerado "el iniciador del reporterismo" en el país, y quien falleció un día como hoy, pero de 1826 en la Ciudad de México.
Sin embargo, en un escenario que debiera ser de celebración, no solo para los profesionales de la información, sino para los defensores de la libertad de expresión, esta fecha en el país tiene un dejo de tristeza y sobre todo dudas. Rodeado de continuas agresiones y atentados a los comunicadores, esta fecha es interpretada por muchos como un recordatorio funesto en lugar de un motivo de celebración.
En los albores de 2013, pareciera que no queda espacio para la esperanza. El periodismo en México fue duramente minado en un lapso de 10 años y su recuperación, aunque no es imposible, se vislumbra lenta.
DÉCADA NEGRA
De 2010 a 2011 la organización no gubernamental Campaña Emblema de Prensa (CEP) ubicó a México como el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo. Por si fuera poco, como parte del evidente clima de incertidumbre para la labor informativa Reporteros Sin Frontera también publico el año pasado una lista con los 10 puntos que representan mayor riesgo para ejercer esta profesión.
En esta suerte de top ten publicado por la ONG francesa, se ubicó al estado de Veracruz como uno de los focos más letales para el periodismo en el mundo entero, compartiendo la lista con lugares como Damasco o la plaza Tahrir de El Cairo, en donde ocurrieron notables conflictos bélicos.
Para finalizar, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) ubicó a nuestro país en 2012 como el cuarto lugar en peligrosidad para periodistas, por debajo de naciones como Pakistán, Irán y Libia.
VIOLENCIA INCREMENTADA
De acuerdo con el blog Article 19, desde el año 2000 la violencia contra quienes ejercen la actividad periodística se incrementó en México. De 1983 a 1999 la Comisión Especial de Seguimiento a Agresiones a Periodistas y Medios de la Cámara de Diputados reportó 33 asesinatos, mientras que a partir del 2000 registró 77, duplicándose el número de periodistas asesinados en la última década. Sin embargo, fue a partir del sexenio de Felipe Calderón que las agresiones incrementaron de manera notable.
En el año 2003 se documentaron 76 agresiones contra profesionales de la comunicación y en seis años esta cifra se incrementó más de un 300% al registrarse 244 casos. No obstante, no sólo el número de agresiones aumentó sino también la gravedad de las violaciones a derechos humanos cometidas contra quienes ejercen el periodismo. De los 10 casos registrados de profesionales desaparecidos desde el 2000, 80% de ellos tuvieron lugar entre el 2006 y el 2010.
Para mediados del año pasado, con la desaparición de Stephanía Rodríguez Cardoso, reportera de Zócalo Saltillo, el número de periodistas víctimas de rapto aumentó a 16, según dio a conocer la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). No obstante, aunque la eventual desaparición de Rodríguez Cardoso restituyó la cifra a 15, la CNDH recordó que es obligación del Estado prevenir cualquier acto que viole la libertad de expresión.
¿ESPERANZA?
Aunque para algunos el año nuevo prometa un cambio de panorama, los números con los que terminó el 2012 no fueron nada positivos. Se sumaron los asesinatos de ocho comunicadores, cuatro desapariciones y nueves casos de ataques con explosivos en contra de medios de comunicación, de acuerdo con el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos), lo cual culminó con un repliegue forzado de periodistas, según publicó Noticiasdetamaulipas.com.
De acuerdo con el portal, los estados más azotados por esta situación de violencia en la República son Veracruz, Morelos, Sinaloa, Coahuila, Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Estado de México, Guerrero, Zacatecas y Oaxaca, lo que representa más del 30% de las entidades del país y más de la mitad del territorio nacional.
Dentro de todo este porcentaje la labor periodística sigue siendo de las más afectadas; pero, aunque las denuncias vayan en aumento, las acciones por parte de la justicia y del el Gobierno Federal se quedan cortas, ya sea por su incompetencia o porque fueron superadas desde hace mucho por un problema que ya rebasó a las autoridades en todos sus niveles.