Siete días han pasado desde que los ediles tomaron el Palacio de Gobierno de Veracruz como manera de presión para que les sean entregados los 200 millones de pesos enviados por el Gobierno federal y que desde agosto pasado no les han llegado. Colchonetas y catres se observan en el recinto que alguna vez fue la oficina desde donde despachó el ahora prófugo Javier Duarte de Ochoa y no están sólos, pues ciudadanos y empresarios se han solidarizado y han enviado alimentos para que la protesta continúe. Y desde ahí se enteraron del amago de la SHCP de saltarse al Gobierno del Estado y entregar directamente las participaciones a los presidentes mucipales inconformes.
Por Ignacio Carvajal.
Fotos: Yerania Rolón.
Xalapa, Veracruz, 2 de noviembre (SinEmbargo/BlogExpediente).– En un ambiente de romería se la pasan los más de 40 alcaldes veracruzanos del Partido Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y uno del Revolucionario Institucional (PRI) que desde hace siete días están acuartelados en el Palacio de Gobierno.
“Tengo más de 40 años vendiendo dulces en el parque Juárez y, desde entonces, no recuerdo que se haya presentado algo así” rememora un comerciante.
Lo único que la memoria colectiva de Xalapa recuerda, en tales dimensiones, fue la ocasión en que Rafael Hernández Villalpando le arrojó la basura en la puerta del palacio a Miguel Alemán Velasco, en sus tiempos de Gobernador del estado, por un conflicto sobre el manejo de los desperdicio y el relleno sanitario.
Lejos están los aires de soberbia y exclusividad que envolvieron al inmueble durante los años del duartismo, y ahora con Flavino Ríos como Gobernador interino; los alcaldes no le dieron tregua y se tuvo que ir a despachar a oficinas en Casa Veracruz y en su natal Minatitlán.
“Todo comenzó con una rueda de prensa que venimos a dar un grupo de 18 alcaldes del PRD porque nos deben como 600 millones de pesos de distintos fondos. Después de que dimos la rueda nos mandaron llamar los del Palacio. Venimos y nos tuvieron esperando, como siempre, como tres horas; de ahí nos fuimos a meter a la fuerza a la oficina del Gobernador, que no estaba, y nos atiende su particular, que de inmediato nos enlazó con Antonio Gómez Pelegrín, Secretario de Finanzas, pero ese señor no nos arregló nada, ahí nos tuvo hasta como a las 2 de la mañana, y se marchó, nos dejó ahí, pues, en la sala de juntas” relata Julián Luna, alcalde de Zacualpan.
De pronto, recuerda, los ediles comenzaron a platicar entre ellos, en medio de la noche, en la sala rodeada de la foto de todos los gobernadores que ha tenido el estado. “Decidimos quedarnos a dormir y ahí esperar a que nos atendiera el Gobernador interino”.
Durante toda la noche y madrugada y mañana eso no pasó.
Para la mañana, los ediles dormitaban cuando escucharon que llamaban a la puerta. Eran dos meseros del café de la Parroquia con sendas cartas y una docena de lecheritos con canillas.
“El Secretario de Finanzas dice que pidan de desayunar, que él paga”, dijo el mesero a los ediles desmañanados.
Con hambre y cansados por la jornada de diálogo infructuoso, “pues que le vamos hacer, vamos a comer, total, será un poco de lo que nos están robando”.
Y así, el grupo de ediles se vio en la comelitona con la esperanza de que las viandas resultaran una suerte de ofrenda de paz y que con lo mismo llegara la decisión del jefe de la Secretaría de Finanzas y Planeación del Gobierno del Estado de Veracruz (Sefiplna) de depositarles lo correspondiente.
Pero no. Pasaron otras cinco horas y los ediles permanecieron en pie de lucha. De los 18 sólo quedaban 14, pues cuatro se aburrieron y se marcharon a sus pueblos.
Para antes de las 2 de la tarde, de nueva cuenta, los meseros de la Parroquia arribaron con las cartas.
“Que dice el secretario de Finanzas pidan el almuerzo”.
“Ni hablar, volvimos a comer, pero para esto ya le habíamos llamado a varios compañeros, también a los del PRI y a los del PAN y espontáneamente se formó el primer bloque de ediles que viajaron de distintos puntos del estado para atrincherarse.
“Para la noche teníamos a otros 20 alcaldes en la misma situación: cansados y molestos por la falta del recurso que por ley nos debían haber entregado hace más de tres meses.
Los gobernantes comenzaron a organizar, pues, guardias y rondas en donde cada uno se haría cargo de traer personas de sus pueblos para “hacer bulto” y evitar ser echados por la fuerza pública ante las tentaciones de Flavino Ríos, quien se adjudicó la golpiza a los pensionados del IPE en diciembre pasado.
Es así como el palacio desde entonces luce atestado de personas que durante el día se ocupan en pasear por las calles o estirar las piernas en el parque Juárez y por las noches sacan colchonetas, cobijas, colchones y almohadas para tenderse adormir entre los fríos y gruesos muros que durante más de 80 años albergaron a la clase gobernante del tricolor.
Mientras los alcaldes pasan el tiempo en la sala principal de juntas deliberando y analizando las acciones a tomar para recibir el recurso, las personas que trajeron se arremolinan en los rincones en pláticas que duran horas y recorriendo los pasillos y oficinas del palacio como si se tratara de un museo.
“Cuentan que hay habitaciones con camas, todas de lujo, hasta con tubo, en donde las mujeres que buscaban trabajo hacían table dance a Vicente Benítez y a Javier Duarte cuando estaban en el poder otros más cuentan que hay oficinas secretas con pasadizos que llevan al estacionamiento para salir con la mayor discreción y hasta una cocina en donde le preparaban sus platillos favoritos a Javier Duarte”, dice un ciudadano venido de Perote.
Hasta los policías que resguardan el inmueble se han solidarizado y entregaron la vigilancia a integrantes del movimiento. “Cuando nos percatamos de cómo venía esto llamamos a la SSP para pedir apoyo; nunca llegó, así que mejor liberamos todo y no les objetamos nada. Ellos hacen lo que quieren y se meten a donde quieren o llegan”, cuenta un gendarme que con otros compañeros portan el uniforme azul marino pero ya no vigilan; se pasan el día viendo narcoseries en un pequeño televisor.
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Cada 20 minutos, ante el bullicio de quienes vienen y van con zarapes, colchonetas y toda clase de bártulos, en promedio, se escucha el sonido de un claxon, aplausos, gritos de apoyo y manifestaciones a favor de los alcaldes y sus seguidores.
“Les estamos dando en el mero corazón, en el punto neurálgico, y los ciudadanos de Xalapa lo agradecen, pues no estamos tomando las calles ni bloqueando la vialidad. Las personas entienden que no podemos seguir así y no lo han expresado”, cuenta el alcalde de Álamo, Ricardo Serna.
“Al cuarto día de esto los empresarios de la ciudad y algunos anónimos nos mandaron maquinitas de café, botellas de agua, pan, galletas, etcétera, para la gente porque son conscientes de que esto que hacemos es para beneficio de todo el estado”, relata el edil, quien no para de dar entrevistas para medios de comunicación de cobertura nacional.
En el palacio puede faltar dinero para pagar las obras reclamadas por el grupo de manifestantes, sin embargo, la comida constantemente se está sirviendo para alimentar a unas 500 personas que están de manera permanente desde el domingo pasado.
El primer domingo, ya con los refuerzos del PAN, Ricardo Serna se trajo de Álamo dos zacahuiles con los cuales alimentó a unas 250 personas; hasta sobró y se repartió entre quienes paseaban en el parque Juárez. El Alcalde de Tenochtitlan lo hizo con varias cazuelas rebosantes de adobo de armadillo, “todos comieron, hasta quienes no sabían que era ‘eso’, al otro día, por la mañana, otro alcalde nos trajo dos peroles hasta el copete de gorditas del mercado Jáuregui, también sobraron, el alcalde de Xico trajo pan de leña y así muchos se han ido sumando.
También hubo otro que aportó las cartulinas para pegarlas en las paredes del edificio frente al parque Juárez, junto al bolero de los gobernadores. Son de varios colores y en todas se leen protestas, reclamos y consignas contra el gobierno estatal. Es el muro de los lamentos.
Y aunque Flavino Ríos y el resto de integrantes del gabinete ya no vienen a sus oficinas, “sí mandan a sus espías. A cada momento hacemos revisiones y checamos quienes están, pues hay infiltrados; ya hemos sacado como a cuatro que andan con teléfonos y equipos de grabación halconeando a los alcaldes para pasarle reporte a Flavino, los primeros que sacamos eran de acción social y otros eran policías” cuenta un panista encargado de la logística.