Aleira Lara****

Qué mejor manera de conmemorar el Día nacional del maíz que refrendando nuestro compromiso con su defensa y conservación, recordando que desde hace más de 8 mil años nuestros antepasados lo honraron y lo diversificaron, brindándonos la posibilidad de sembrar maíz a lo largo y ancho del país, de disfrutarlo en múltiples formas, colores y sabores.

Por octavo año consecutivo, este 29 de septiembre celebramos a nuestro principal alimento, en esta ocasión en Teotihuacán, al pie de la pirámide de la Luna, junto con compañeros y compañeras danzantes realizamos una ceremonia como refrendo de compromiso con nuestros ancestros a seguir protegiendo nuestra riqueza genética de las empresas transnacionales que anteponen sus intereses económicos a la conservación de nuestra comida sana y de nuestra cultura.

Son más de 20 años que la industria de transgénicos, encabezada por Monsanto, ha tratado de reconfigurar nuestra agricultura tradicional -por definición ecológica- por monocultivos de transgénicos. Sin embargo la lucha de varios sectores de la sociedad: campesinos, investigadores, ambientalistas, abogados, ha sido mucho más fuerte que el gran capital de las empresas.

Hoy más nunca se requiere de la unidad de los hombres y mujeres de maíz. La reciente fusión de Bayer-Monsanto nos plantea un gran reto. La concentración del poder corporativo tiene como meta determinar lo que cultivamos en los campos y los alimentos que llenan los anaqueles de supermercados. Dicha fusión representa el 30 por ciento del mercado mundial de semillas y el 25 por ciento de la producción de plaguicidas.

ChemChina y Syngenta acordaron fusionarse, lo mismo ocurrió con DowAgro y Dupont, ahora Bayer-Monsanto. La industria busca fortalecer el control de nuestros alimentos.

México posee 59 razas y miles de variedades de maíz nativo, que lo colocan, probablemente, como la nación del mundo con mayor diversidad de este grano. El 50 por ciento de los sembradíos de esta semilla en nuestro país corresponde a variedades nativas; mientras que entre 25 y 30 por ciento es de híbridos modernos.

Los 62 grupos étnicos de México son los creadores legítimos de las variedades del maíz y quienes con su trabajo han conservado la biodiversidad de éste.

De autorizarse la siembra de semillas transgénicas el centro de origen del maíz se pondrá en riesgo ya que está demostrada la imposible coexistencia entre semillas transgénicas y nativas por el flujo del polen vía viento e insectos y el intercambio de semillas, práctica común en la agricultura mexicana.

El Día Nacional del Maíz tiene lugar en medio de una lucha en tribunales contra la siembra de maíz transgénico. En marzo pasado, un juez federal levantó la suspensión a las siembras experimentales de organismos genéticamente modificados, pero negó la siembra comercial de estos. Lo último fue celebrado por las casi 300 organizaciones que componen la campaña nacional Sin Maíz No Hay País y por todos los orgullosos consumidores de maíz mexicano.

Mantengamos la lucha en pie.

****Aleira Lara es coordinadora del programa de Agricultura y Alimentación de Greenpeace México.

Greenpeace

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