Guatemala, 3 sep (EFE).- El Presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, acusado de corrupción, renunció al cargo con el fin de “mantener la institucionalidad del Ejecutivo”, informó hoy una fuente oficial.
Pérez Molina, el primer Presidente desaforado de la historia del país, está acusado de liderar la red de corrupción aduanera “La Línea” y desde ayer miércoles pesa sobre él una orden de captura.
El portavoz oficial de la Presidencia, Jorge Ortega, precisó a Efe que el Presidente firmó la carta de renuncia a las 19:00 hora local del miércoles (01:00 GMT del jueves).
El objetivo, aseguró, es “mantener la institucionalidad y el orden que corresponde dentro del Estado”, además de enfrentar “de manera individual” el debido proceso en su contra.
La renuncia del Presidente se encuentra en manos del Congreso del país centroamericano, que deberá avalar o no su dimisión, y en caso de concretarse, nombrar al vicepresidente, Alejandro Maldonado, como nuevo mandatario, según establece la ley guatemalteca.
La Constitución indica que el Congreso, formado por 158 diputados, deberá decidir si acepta o no la renuncia del Presidente, y comprobar “la autenticidad” de la carta de dimisión, que según el portavoz de Pérez Molina, Jorge Ortega, ya se encuentra en la sede del Parlamento.
El Organismo Legislativo, presidido por el opositor Luis Rabbé, de la agrupación Libertad Democrática Renovada (Lider), deberá posteriormente “dar posesión” de la Presidencia al ahora vicepresidente Maldonado.
La ley ordena el nombramiento “en caso de ausencia absoluta o temporal” del Presidente y, de acuerdo a la misma normativa, Maldonado “desempeñará la Presidencia hasta la terminación del período constitucional”.
Maldonado fue nombrado vicepresidente del país el pasado 14 de mayo, después de que Roxana Baldetti dimitiera salpicada por el mismo escándalo de corrupción el día 8 del mismo mes.
Guatemala celebrará elecciones generales el próximo domingo en medio de la mayor crisis institucional de su democracia.
Pérez Molina, presentó hoy su renuncia mediante una carta a la presidencia del Congreso de la República de Guatemala a la que tuvo acceso Efe.
A continuación la carta íntegra:
“Señor Presidente:
Desde el inicio de mi carrera profesional y después política, he venido luchando por la democratización, la paz y el bienestar del pueblo de Guatemala.En la situación actual y teniendo en cuenta sobre todo el interés del Estado, me corresponde continuar con el debido proceso y por lo tanto presentarme ante la justicia y dirimir mi situación personal; con la convicción de hacer lo correcto, me dirijo a usted y al honorable Congreso de la República para presentar mi renuncia al Cargo de Presidente de la República de Guatemala.
Con los principios y valores en los cuales me he formado, enfrentaré con la conciencia tranquila los procesos correspondan. Hoy más que nunca, mi compromiso con el pueblo de Guatemala es someterme con toda entereza, mediante el debido proceso, al imperio de la ley y desvirtuar los señalamientos que hoy se me hacen.
Hago un llamado a los guatemaltecos y guatemaltecas, para que dejando por un lado los odios y rencores, y en el marco del Estado de Derecho, contribuyamos todos, para hacer las transformaciones profundas que el Estado demanda, para enfrentar los grandes retos que procuren la construcción de nuestra Guatemala, que sea expresión de la Justicia, la Seguridad, la Paz y el Desarrollo, especialmente de los mas desposeídos.
Tengo la convicción y la fe en dios, que el futuro es promisorio, que nuestros tiempos han de venir, en los que habremos de escucharnos como Nación de la cual, la satisfacción de las necesidades y una vida digna para todos, sea una realidad.
Agradezco a la Iglesia Católica y a la Iglesia Evangélica por sus múltiples informaciones y a los millares de guatemaltecos que confiaron y siguen creyendo en que juntos habremos de construir una Guatemala mejor”.
El general retirado perdió su inmunidad y privilegios el martes tras el voto unánime de 132 diputados, después de que el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) lo acusaran el 21 de agosto de corrupción.
De acuerdo con la investigación de más de 18 meses de ambas entidades, Pérez Molina supuestamente dirigía la red clandestina dentro de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), con la complicidad de al menos 28 personas, incluida la exvicepresidenta (2012-2015) Roxana Baldetti, en prisión desde el 21 de agosto.
El portavoz Presidencial manifestó que la decisión de Pérez Molina “sí” fue difícil pero que, a pesar de ella, el Presidente sigue defendiendo su inocencia.
No obstante, agregó, el desarrollo de los eventos lo obligaron a tomar esta decisión.
La carta de renuncia ya fue entregada al Congreso a las 23:58 hora local del miércoles (04:58 GMT del jueves) y, por la coyuntura política, el “escenario está claro” y esperan que el pleno la acepte.
El juez Miguel Ángel Gálvez, a cargo del Juzgado B de Mayor Riesgo, dictó ayer miércoles una orden de detención contra el mandatario.
Ortega declaró que no sabe si este u otro fue el detonante para que Pérez Molina decidiera dejar el cargo.
El abogado personal del Presidente, César Calderón, indicó ayer a Efe que para evitar que Pérez Molina sea llevado “a la fuerza” por las autoridades, acudirán de forma voluntaria ante el juzgado esta mañana, aunque no especificó la hora.
OTTO, EL GENERAL RETIRADO QUE PROMETIÓ “MANO DURA”
Pérez Molina es un general retirado que llegó a la Presidencia de Guatemala en 2012 con la promesa de “mano dura” contra la delincuencia, afronta además desde el miércoles una orden de captura.
Fue investido el 14 de enero de 2012 para un período de 4 años con la promesa de combatir con “mano dura” la violencia en un país donde cada año son asesinadas 6 mil personas, aunque las cifras de homicidios descendieron menos del 2 por ciento según datos oficiales.
El exmilitar, de 64 años, fue elegido en las elecciones de 2011 junto a Roxana Baldetti, su vicepresidenta, también acusada de dirigir la supuesta red de corrupción, lo que le costó el cargo en mayo pasado y la mantiene detenida a la espera de saber si será enjuiciada.
Católico, con una maestría en política y relaciones internacionales y una carrera militar de más de 30 años, Pérez Molina destacó como combatiente de las fuerzas insurgentes que permanecieron en guerra con el Estado guatemalteco entre 1960 y 1996, pero también como propiciador de la negociación de paz.
El general retirado firmó el 14 de enero de 2012 el Libro de Oro que desde 1892 han suscrito todos los mandatarios que han gobernado este país, y que permitió al “Comandate Tito”, como era conocido en tiempos de guerra, alcanzar uno de sus sueños: dirigir el país.
Su tranquila estancia en la Casa Presidencial, sin embargo, fue interrumpida en 2015 cuando el Ministerio Público (MP) y la Cicig, dependiente de la ONU, desarticularon una organizada red de corrupción en el ente recaudador de impuestos.
La trama se adueñó de millones de dólares y era presuntamente dirigida por Pérez Molina en complicidad con Baldetti y al menos otras 49 personas entre altos funcionaros y particulares, según las investigaciones.
Nacido el 1 de diciembre de 1950 en Ciudad de Guatemala, el gobernante del Partido Patriota (PP) inició su carrera militar en 1966 como caballero cadete en la Escuela Politécnica, en la que se graduó con honores, a partir de lo cual escaló diversas posiciones en las Fuerzas Armadas.
Pérez Molina contrajo nupcias en 1971 con la maestra Rosa María Leal, con quien tuvo dos hijos: Otto, actual alcalde del municipio capitalino de Mixco, y Lisseth, cuya pareja sentimental, Gustavo Martínez, está en prisión acusado de otro escándalo de corrupción que salpicó al mandatario.
También fue jefe del desaparecido Estado Mayor Presidencial durante el gobierno de Ramiro de León Carpio (1993-1996), así como jefe de la temida Dirección de Inteligencia Militar.
Ambas unidades castrenses, según organizaciones de derechos humanos, fueron las responsables de cientos de asesinatos y desapariciones de opositores durante los 36 años de la guerra interna que padeció el país.
En representación del Ejército, Pérez Molina negoció y firmó los acuerdos de paz con la antigua guerrilla izquierdista el 29 de diciembre de 1996, poniendo fin a un conflicto armado que dejó 200 mil muertos y 50 mil desaparecidos, según cifras oficiales.
Una comisión que investigó posteriormente la guerra interna determinó que el 90 por ciento de las masacres en poblados indígenas fueron obra del Ejército de Guatemala.
Aunque estuvo en una de las regiones más conflictivas del país, el área Ixil, en el noroeste de Guatemala, su participación en crímenes de guerra no fue probada ante los tribunales, pese a las constantes denuncias de opositores políticos y activistas de derechos humanos.
En 1982, como oficial del Ejército, fue clave para el relevo del general golpista José Efraín Ríos Montt, quien afronta actualmente un juicio por genocidio tras la muerte ese año de mil 771 indígenas ixiles.
También se le atribuye a Pérez Molina especial protagonismo en el rescate del sistema democrático en 1993 tras el fallido autogolpe de Estado promovido por el Presidente Jorge Serrano Elías.
En 1996 fue Inspector General del Ejército y entre 1998 y 2000 estuvo en la Junta Interamericana de Defensa con sede en Washington.
Al retirarse de la institución castrense en 2000, organizó el derechista Partido Patriota, con el que se presentó por primera vez a la Presidencia en 2007, cuando perdió en los comicios frente a Álvaro Colom (2008-2012).
Propietario de fincas en el Caribe donde se cultivan plantas de hule y limón, se cría ganado y pescado para la exportación, Pérez Molina se enfrentará ahora a la Justicia.
Por primera vez en su vida el militar retirado podría sentarse en el banquillo de los acusados, donde deberá rebatir las 88 mil escuchas telefónicas y miles de documentos que supuestamente le incriminan en la trama de corrupción.