53 millones de pobres en México, 20 años de fracasos de la política contra el hambre: del Pronasol al Prospera

03/09/2014 - 12:05 am
En su Segundo Informe de Gobierno, el Presidente Enrique Peña Nieto cambió el nombre de Oportunidades a Prospera. Foto: Presidencia
En su II Informe de Gobierno, el Presidente Enrique Peña Nieto cambió el nombre de Oportunidades a Prospera. Foto: Presidencia

Ciudad de México, 3 de septiembre (SinEmbargo).– El hambre volvió a danzar ayer como tema político en el Segundo Informe de Gobierno. El Presidente Enrique Peña Nieto se deshizo de la palabra “Oportunidades” para renombrar al programa gubernamental de abatimiento a la pobreza como “Prospera”. Así, cumplió con el ritual de los últimos cuatro sexenios para dirigirse a los pobres que en estos momentos alcanzan la cifra de 53 millones, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Desde que Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) lo impulsó en 1991, el Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol) ha sido rebautizado por cada Presidente con la justificación de que tal como está, no tiene ninguna utilidad ni rendimiento. Las modificaciones no han ido más allá del nombre porque la estructura del programa ha sido tocada sólo con la ampliación en cobertura.

“Y desde hace 10 años el número de pobres no ha descendido. La fuentes pueden ser oficiales o académicas. Los métodos de medición pueden ser uno u otro según cada cual. Pero nadie acepta un descenso”, expuso Alfonso Sánchez Almanza, especialista en Pobreza del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en cuanto conoció el anuncio del Presidente.

Hizo una proyección funesta: “En un país con desaceleración económica, la población objetivo del programa va a crecer. Y los recursos no serán suficientes. Ahora mismo hay errores de exclusión e inclusión. Sólo sin manipulación política, podrían verse las bondades del programa; pero la experiencia indica que a ello está supeditado”.

En su mensaje de ayer, el Presidente Enrique Peña Nieto no omitió la explicación de que tal como estaba, Oportunidades no era funcional. De paso, rompió con el nombre que le significó su primera crisis política cuando en 2013, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) amagaron con abandonar el Pacto por México debido al uso electoral que le había dado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Veracruz a esa estrategia social.

“Las limitaciones de Oportunidades son cada día más evidentes porque la proporción de la pobreza en México se mantiene prácticamente en los mismos niveles desde hace 30 años. Por ello, Prospera seguirá con las mismas políticas de apoyo asistencial, pero con énfasis en nuevas acciones para incorporar a sus beneficiarios a la vida productiva”, explicó Peña Nieto.

La ampliación a la que se refirió el Jefe del Ejecutivo se concentra en incorporar a los hijos de las familias inscritas en el padrón de Oportunidades para que reciban becas para estudios universitarios o técnicos superiores. Además, brindará atención a la salud reproductiva.

Eduardo Huchim, experto en el sistema político mexicano, vio un riesgo en el incremento de los censos de los programas de los pobres por la utilización que se les ha dado en las elecciones. La beca a cambio del voto se volvió un tópico del fraude contemporáneo, dijo el analista. Sánchez Almanza, a su vez, apuntó que es bueno el acceso a la universidad, pero la generación de empleo es muy baja, ¿a dónde van a ir a parar los egresados? –se preguntó.

Un cálculo del investigador Julio Boltvinik, del Colegio de México, arroja que en los primeros 21 meses de gestión peñanietista ya se añadieron unos dos millones al universo de la pobreza, en promedio 105 mil cada mes, si se considera el índice laboral del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Es decir, hay más pobres porque el ingreso es cada vez menor. El investigador de la misma institución, Gerardo Esquivel, planteó justo que el freno económico ha deteriorado al poder adquisitivo de los trabajadores sin que haya por el momento expectativas de aceleración.

El Presidente Enrique Peña Nieto no había presentado una política para los pobres. Hasta ahora, los esfuerzos gubernamentales se centraron en la Cruzada Nacional contra el Hambre, programa anunciado el 21 de enero de 2013 en Las Margaritas, Chiapas, y dirigido sólo a los mexicanos en crisis alimentaria y ubicados por municipio.

Adolfo Sánchez Almanza es uno de los investigadores que en ese momento advirtió que la atención no debía focalizarse sólo a los pobres extremos porque ello implicaba el descuido del conglomerado total. Dos años después y en el marco del Segundo Informe de Gobierno en el que el Presidente presentó el programa Prospera, el académico exclamó: “Si son 53 millones de pobres al día de hoy, algo se está haciendo mal”.

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salinas
Es 1994 y concluye el sexenio de Carlos Salinas de Gortari después de una serie de convulsos acontecimientos como el estallamiento de la guerrilla del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del PRI a la Presidencia de la República y Francisco Ruiz Massieu, dirigente del mismo partido. Los ánimos se revuelven. Durante el sexenio se había prometido un panorama distinto, más luminoso, más próspero. Incluso, con insistencia y a través de la televisión, se dijo que habría menos pobres gracias a la aplicación del moderno Programa Nacional de Solidaridad, iniciado en Valle de Chalco en 1991. Pero es 1994 y hay 47 millones de mexicanos en esa circunstancia, un millón más de los que había hace seis años. Es un resultado paradójico porque para la hemeroteca quedarán los números históricos del estudio “Solidaridad, seis años de trabajo”, editado por la Secretaría de Desarrollo Social, una dependencia que el mismo Presidente Salinas decretó. Según la dependencia, el alcance de las acciones del programa durante cinco años de operación fue un promedio de 855 municipios que representaron el 77.6 por ciento del total nacional en 31 entidades federativas.

zedillo
Es diciembre de 1994 y acaba de asumir la Presidencia de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000). Está transcurriendo la mayor crisis financiera en el país de la que se tendrá memoria. El gobierno acaba de devaluar el peso frente al dólar. Pasan los meses, algunos años. El número de pobres se incrementa en un flujo incontenible. Para 1996 ya son 63 millones, el 69 por ciento de la población. El Presidente Zedillo sostiene que la culpa de la hecatombe no es suya; sino de Salinas de Gortari que infló cifras, expectativas y esperanzas. Zedillo transforma al Pronasol en Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) como símbolo de su rompimiento con todo lo que se hizo en el sexenio anterior.

fox
Marzo de 2002: el primer Presidente de la Alternancia política, Vicente Fox Quesada, del PAN, anuncia que el Progresa cambiará de nombre, a Programa de Oportunidades y que a partir de este momento se incluirá a los que habitan en zonas urbanas y viven con menos de cuatro salarios mínimos, unos 175 pesos. En 2005 anuncia que en este programa se apoyará a adultos mayores de 70 años o más con una beca de 250 pesos. De paso, Fox se permite cambiar la semántica. Los que padecen hambre ya no son “miserables”; sino individuos en “pobreza extrema”. Al final, presenta la cifra más baja de pobres desde 1990: 45.5 millones de mexicanos; es decir, 42 por ciento de la población. Pero se han incrementado los individuos en pobreza extrema.

calderon
Han pasado tres años desde que tomó posesión y apenas expondrá su política para los pobres. No le cambia el nombre al programa, pero anuncia una arista: Pisos Firmes, una táctica para sustituir pisos de tierra por pisos de concreto para disminuir las enfermedades infecciosas en las vías respiratorias, intestinales y problemas en la piel. Números más, números menos, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) informa que entre el último año calderonista y el primero de Enrique Peña Nieto, un millón de personas se sumaron al universo de la pobreza en México. El investigador Julio Boltvinik del Colegio de México señala que la política concentrada en el combate al crimen organizado descuidó a los pobres del país de manera que crecieron sin medida.

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