Deere, experta en políticas de tierra y reforma agraria, señaló que "la pregunta del censo, que solamente tiene en cuenta a una persona, distorsiona el proceso de la toma de decisiones al nivel del hogar y la finca y de ahí la invisibilidad de la mujer rural".
Noelia F. Aceituno
Asunción, 3 ago (EFE).- Los censos agropecuarios realizados por las organizaciones internacionales excluyen el peso de la mujer en estas actividades debido a la formulación de las preguntas, lo que repercute en la elaboración de las políticas públicas relativas a la tierra, según explicó a Efe la economista Carmen Diana Deere.
Deere, experta en políticas de tierra y reforma agraria, señaló que "la pregunta del censo, que solamente tiene en cuenta a una persona, distorsiona el proceso de la toma de decisiones al nivel del hogar y la finca y de ahí la invisibilidad de la mujer rural".
En su opinión, la solución pasa por "mejorar las preguntas para tener en cuenta la participación conjunta de hombres y mujeres y saber realmente cómo es la división del trabajo y la toma de decisiones".
Los datos actuales asocian al propietario de la tierra con la figura del hombre, pero su experiencia de campo durante los últimos 40 años le demostró a Deere que cuando se formulan las cuestiones de manera diferente se descubre que las mujeres también deciden en la utilización del terreno.
La economista se refirió en concreto a un estudio realizado en Ecuador, con el que querían probar "la hipótesis de que la percepción de hombres y mujeres sobre la participación era diferente".
"Vimos que las mujeres informaban de que participaban en muchas más decisiones que los hombres, por lo que importa a quién se entrevista, ya que las mujeres dan un resultado mucho más amplio", comentó durante la celebración de un coloquio internacional organizado en Asunción por la FAO y ONU Mujeres.
Esta modificación en los formularios censales ha sido la reivindicación de Deere de los últimos 40 años y "por fin están en las recomendaciones de la FAO para la Ronda 2020".
Deere subrayó que la importancia de este cambio en las preguntas, que tan solo consiste en repreguntar sobre la posesión de la tierra, no es solo una cuestión de igualdad, sino que cambiaría el enfoque de las políticas públicas.
De esta forma, se podría "medir el impacto de las políticas, porque sin una buena base uno está ciego y no sabe si está perjudicando a un grupo especial".
El hecho de conocer quién se encarga de la tierra también ayudaría a "conceder programas de crédito, asistencia técnica y acceso a los insumos, ya que si hay desigual acceso a los recursos no va a tener el mismo acceso a los mismos resultados productivos".
La posesión de la tierra en el caso de las mujeres suele darse por herencia o por copropiedad con el marido y representa para ellas la "propiedad de activos" al mismo tiempo que les da "poder de negociación"
"La mujer que tiene tierra, si el hombre es abusivo, lo manda al carajo, pero la que no tiene carece de poder de negociación, no tiene una posición de retirada", señaló la economista.
Deere habló también del papel de la mujer como garante de la seguridad alimentaria de la familia, puesto que "la madre no deja que el hijo se muera de hambre", lo que la convierte en "muy buena para pagar cualquier deuda".
Esta idea de que las mujeres cumplen con sus pagos las hizo destinatarias principales de las microfinanzas y los microcréditos, una práctica mundial cuestionada por algunos sectores feministas y criticada por conceder "montos muy pequeños" que limitan la capacidad de actuación.
Para esta economista feminista, los microcréditos, los bonos y los programas de transferencias se dirigen a las mujeres como "canal para mejorar la situación" de las futuras generaciones, "pero eso no significa empoderamiento".
Las mujeres rurales, si bien buscan "la seguridad alimentaria del hogar", también saben ver las "posibilidades de la tierra en un sentido rentable", opinó Deere.