Óscar de la Borbolla
03/07/2017 - 12:00 am
¡Esto sí es vida!
Aunque indudablemente estamos vivos todo el tiempo mientras no llegue la muerte, no siempre la experiencia de estarlo nos hace exclamar ¡esto sí es vida! Me llama la atención el subrayado que imprimimos a la vida con dicha frase, pues parece que todos identificamos distintos grados de estar vivo: no es igual ir pasándola vegetativamente […]
Aunque indudablemente estamos vivos todo el tiempo mientras no llegue la muerte, no siempre la experiencia de estarlo nos hace exclamar ¡esto sí es vida! Me llama la atención el subrayado que imprimimos a la vida con dicha frase, pues parece que todos identificamos distintos grados de estar vivo: no es igual ir pasándola vegetativamente que señalar un momento y declarar gustoso que eso es vida.
¿A qué nos referimos? ¿Qué clase de experiencias nos orillan a decir -estando ininterrumpidamente vivos- que algo sí es vida? Será una mera manera de hablar y ese “sí” de nuestro enunciado un mero giro enfático con el que proclamamos que así es como nos gusta, que nos la estamos pasando muy bien, requetebién, y no sólo pasándola?
Si algo le he aprendido a Heidegger es esa atención meticulosa a las frases de uso corriente, a esas frases que nadie cuestiona porque parece que todo el mundo las entiende, cuando, la verdad, es que dicen mucho más de lo que advertimos normalmente. Si decimos “esto sí es vida” estamos afirmando que lo anterior no lo es y lo posterior tampoco, que la vida dura sólo ese momento privilegiado en algún sentido: o porque estamos en mitad de un banquete, o en alguna locación del mundo que nos resulta excepcional, o riendo con los amigos, o pasando la tarde con la familia, o recuperando la conciencia tras habernos zambullido en el océano del placer sexual.
Esto sí es vida es la verbalización de una incontable diversidad de vivencias, la puede decir el vengativo mientras está cumpliendo con su venganza, pero también el actor inclinado que recibe andanadas de aplausos o incluso el público que se revienta las manos para agradecer al actor ese momento sublime que le hace sentir desde su asiento que eso sí es vida.
Pero volvamos a lo que la frase afirma simultáneamente: que lo demás no es vida. Ya Séneca lo había descubierto: “Hay más tiempo que vida”, porque no todas las horas ni todos los días ni todos los años que vivimos, vivimos. Vivimos solamente aquellos en los que la intensidad de la vida es tan incuestionable que nos hace reconocer lo que sólo entonces es obvio, que eso sí es vida.
Decía Séneca en su opúsculo Sobre la brevedad de la vida, que los seres humanos se quejan por lo poco que les dura la existencia, cuando son ellos los responsables de vivir tan poco, pues en lugar de hacer lo que los colma hacen lo que pueden o deben, transformando la vida en mero tiempo.
Un examen autobiográfico para compilar los momentos en los que hemos declarado “¡esto es vida! podría darnos una idea muy exacta de cuánto hemos convertido en tiempo, de cuánto ha sido vida más allá de los años que cada quien tenga.
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@oscardelaborbol
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