Los restos de al menos ocho personas, seis de ellos osamentas y dos cuerpos en estado de putrefacción, fueron hallados ayer dentro de fosas en la población de Paraíso Novillero, que pertenece al municipio de Cosamaloapan, Veracruz. Es la región de la cuenca del Papaloapan en donde, hace menos de un mes, las autoridades encontraron los entierros clandestinos con al menos 31 cuerpos –algunas versiones hablan de 41– en el rancho “El Diamente” de Tres Valles. La prensa local reporta que al lugar llegaron elementos de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) del estado tras perseguir a una patrulla clonada en la carretera Cosamaloapan-Tuxtepec. Los tripulantes del vehículo abandonaron la unidad falsa cerca de un rancho, donde los elementos policiales encontraron rastros de que la tierra había sido removida de manera reciente. Al excavar dieron con los cadáveres. Otras versiones refieren que las autoridades llegaron al lugar por una llamada anónima sobre la presencia de delincuentes en un rancho. Al llegar, se realizó una inspección y localizaron las sepulturas clandestinas. Se informó que los cuerpos tenían tiro de gracia y huellas de tortura, como huesos fracturados. De acuerdo con las mismas versiones, afuera del Servicio Médico Forense (Semefo) de Cosamaloapan se ha concentrado un gran número de familiares de desaparecidos en busca de noticias y por si alguno de los cuerpos recién descubiertos corresponden a los de sus seres queridos. Ninguno de estos reportes ha sido negado o confirmado por autoridades veracruzanas. Esta es la crónica de esos hechos…
ANTONIO MUNDACA/Especial del blog.expediente.mx para SinEmbargo
Tierra Blanca, Veracruz, 3 de junio (SinEmbargo/Expediente).– Lunes. Martes. Miércoles. Helicópteros de la Marina Armada de México sobrevolaron casi a pie de tierra los municipios de Tierra Blanca, Tres Valles y Cosamaloapan. Por vía terrestre establecieron retenes en distintos puntos de la carretera federal 145. A dos kilómetros del Ingenio de Tres Valles, perteneciente al Grupo Promotora Industrial Azucarera, SA de CV (Piasa) detuvieron automóviles por la tarde y la noche. Buscaban de armas. Droga. Pistas sobre los rumores crecientes de más cuerpos sembrados de la lucha entre cárteles y el operativo blindaje que lleva semanas dejando rachas de desaparecidos sin apellidos en la Cuenca del Papaloapan, según reportan familiares de víctimas temerosas de la presencia del ejército.
Camuflados con bodegones de tierra, militares nerviosos hacían guardia en las entradas carreteras a la zona veracruzana conocida como la Cuenca Baja. Los helicópteros zumbaban bajo. Dispersaban con su ruido la amenaza de aguaceros. Insistieron los helicópteros armados sobre los sembradíos de caña y arroz. Lunes. Martes. Miércoles. Cayó la lluvia. Durante el recorrido de 76 Kilómetros desde Alvarado a Cosamaloapan el silencio intensificó la sensación de vacío.
Camionetas con elementos de Marina reforzaron la presencia en Tierra Blanca. En caravana con elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSP) se dispersaron por caminos rurales. El miércoles en la noche camionetas blindadas fueron reportadas por pobladores de Nopaltepec. Unidades de Forense. Las filtraciones. El jueves al medio día fuentes ministeriales confirmaban un nuevo hallazgo de forma extraoficial –tenemos miedo a perder el empleo– confiaban. Ocho cuerpos habían sido sacados de nuevas fosas en Cosamaloapan.
El silencio sepulcral se apoderó de nuevo de esta ciudad que llueve a cantaros. La humedad y el silencio. Las casas con techos laminados cerraron sus ventanas a las ocho de la noche. Las nubes negras anunciaban nuevos muertos. Un operativo de tres días efectuado por marinos en Plan de los Pájaros, en la frontera veracruzana donde el 30 de junio habían sido detenidos dos hombres armados con pistolas calibre 38 y 9 milímetros. Un operativo blindaje que alcanza los limites de Tuxtilla y Tlacojalpan. Zona al interior del Papaloapan también violentada. Con 6 desapariciones registradas de forma oficial entre enero y junio por Colectivos de Paz de Cosamaloapan.
KARINA NO ESTÁ EN LA ESTADÍSTICA
Las fuentes no quieren dar su nombre. No abren la puerta a los extraños. Te vigilan motocicletas si te acercas. Sus ojos son estacas. Viven normales. Como pueden. Entras a Ciudad Alemán y arcos de árboles verdes sombrean la extinta Comisión del Papaloapan. Un edificio viejo con paredes blancas y mugre que una vez fue bandera de desarrollo durante el sexenio de Miguel de la Madrid.
Una hilera de comercios y vulcanizadoras hacen su vendimia. Plátanos machos, picaditas de mole. Nadie espera les pregunten por las fosas. Nadie confía. Hay un peso terrible sobre sus espaldas. Tal vez la resignación –aquí todos nos conocemos de años– dice una señora. Te advierte que quizá no seas bienvenido. Que debes acelerar y marcharte. Hiela la sensación de que a metros de aquí encontraron dos decapitados con señas de tortura. Hace un año encontraron un cuerpo en El Saladero que tuvo que irse a la morgue. Nunca nadie lo reclamó. El 30 de mayo sobre la misma carretera fueron tirados tres cuerpos en el camino a un rancho conocido como Los Reyes.
Quien te quiere decir algo, lo dice con temor. No quieren que motociclistas de Gabino Barreda reporten nada. Aquí varios han perdido hijos. El dato devastador es la angustia en el rostro. Pocos han denunciado. Prefieren irse, cerrar los ojos. Una de las muertas de las fosas de Tres Valles era de Ciudad Alemán, fue encontrada muerta con su hermano. Un tipo mayor que ella que aseguraba ser del Distrito Federal, eran amantes y él le daba dinero.
Karina, la chava que mataron era de Tres Valles, estudió en el Cecytev. Uno de sus hijos el más chiquito estudió en Ciudad Alemán.
–La chava sí era locochona, reventada pues , un día antes que la levantaran estuvo bailando en el Carnaval.
–No tenía mucho con su novio, era mayor que ella, los chavitos no eran de ese wey, casi siempre andaba sola. La levantaron, se la llevaron y dejaron a los niños.
La mamá fue a la Marina a denunciar porque el supuesto plagiario era su ex novio. La Marina una noche vino por él, lo detuvieron. A Karina y él los encontraron en la fosa. Estaban decapitados. La abuelita supo que se trataba de ella pero no quiso reconocer ya nada. Se llevó a los niños, dejó la casa abandonada. No hay estadísticas para el miedo.
OCHO CADÁVERES MÁS… Y CONTANDO
A 20 minutos de Ciudad Alemán se encuentra Nopaltepec, comunidad cañera con ciudadanos afiliados a la Unión General Obrera y Campesina (UGOCP) y el Comité de Defensa Ciudadana (CODECI). Ambas organizaciones con sus líderes sociales acribillados. Los dos son pueblos desiertos. Sus casas se levantan con comercios a orillas carreteras. Ahora es la tierra de las fosas. Los pueblos de miedo. A 31 cadáveres oficiales reconocidos por el gobierno veracruzano, se le suman otros ocho apenas descubiertos el jueves 3 de julio. Sin que la autoridad lo reconozca. Sin que la evidencia lo demuestre. Sólo quedan como reguero en la boca de los que viven en la zona. Y la espera para el pronunciamiento oficial en un estado donde nunca pasa nada.
–Aquí la vida sigue igual, anoche fuimos a cenar a Gabino Barreda, eran las 11 regresamos a media noche y como si nada, la gente en la calle.
–Todos aquí nos conocemos, de años. Luego luego se ve cuando alguien no es de aquí. Sabemos que han venido Marinos y se llevan a jóvenes.
–¿Qué hacen cuando saben de un levantado? –se pregunta.
–Es como un secreto a voces, nadie dice nada, nadie reclama nada; la vida sigue y ya, hay un muerto o un levantado, se comenta y ya, a lo que sigue.
En el tramo de Cosamaloapan a Nopaltepec entra el miedo al encender la luz del faro del automóvil. Horas antes marinos destacamentados en Tierra Blanca intentaron quitarte la cámara, fotografiarte. Sobre ellos pesa el rumor de las requisas desde el día que se supo la Cuenca del Papaloapan era una tierra de fosas. Recuerdas un exilio de meses cuando tocaste el tema del narcotráfico en candidatos a presidencias municipales. Encender focos en la noche es anticipar la desgracia. El sonido de disparos no es ajeno. Paraiso Novillero son unas pocas casas antes de llegar a las fosas. En el cuaderno de apuntes hay un mapa raquítico. Recuerdas que Veracruz es un agujero negro que lleva años tragándose familias. Está es una zona caliente de muertos fronterizos, donde mueren veracruzanos en Oaxaca, y oaxaqueños en las Peñitas, el Laurel, El cinco y Camino Marco, comunidades rurales de Cosamaloapan donde se arreglan las cosas con pistola y machete.
SIN CORRIDOS PARA NARCO HÉROES LOCALES
No hay enormes ciudades que hagan voltear los ojos a la zona fronteriza entre los estados de Veracruz y Oaxaca. A la prensa nacional le gusta el arquetipo del narco del norte. Bragados. Cantando banda y trocas gringas. La selva, es ajena, atrinchera a comandos armados, les permite sobrevivir, operar, camuflarse de los marinos hasta que empezando un año cualquiera de un gobierno próspero, las autoridades judiciales toman conocimiento del asesinato de cuatro personas originarias de Tierra Blanca en diciembre del 2012, localizadas en carretera federal 145 en el tramo la Tinaja-Ciudad Alemán, con huellas de tortura, tiro de gracia y mensaje, acusados de extorsionadores.
Cuatro meses después aparecen en hilera tres personas totalmente descuartizadas, abandonadas dentro de unas bolsas de polietileno, en el camino vecinal de terracería que conduce a San Antonio Texas, municipio de Cosamaloapan Veracruz.
Y en junio del año pasado en la comunidad de Villa Isla, dos vecinos de ese lugar son ejecutados cuando se encontraban en una fiesta familiar por un grupo armado que se pierde en los cañales recién podados. Días antes hombres armados abandonan cuerpos decapitados y destazados en el panteón municipal del municipio veracruzano de Villa Azueta, con narco mantas relacionadas con secuestro y narco menudeo y todas esas palabras que parecían ser exclusivas de la Sierra Norte.
En el sureste, el narcotráfico llegó y se quedó como una forma de vida distinta, no es un objeto de marketing. No hay tipos con camisas a cuadros, ni botas picudas, no hay corridos para narco héroes locales, apenas una capilla dedicada a la Santa Muerte en Santa Cruz, a unos pasos del Puente Caracol que parece controlado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que comunica con Oaxaca.
Los “narco héroes” locales parecen no existir, aunque datos de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) revelados en julio de este año digan que de las 30 organizaciones mexicanas a cargo del narcotráfico y de las 130 células de la delincuencia organizada, son alimentadas en su flota de sicarios por centenares de “sureños” principalmente originarios de Veracruz, Oaxaca y Guerrero.
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