Durante el 2016 fueron 33 los periodistas asesinados en América, en comparación con los 27 de 2015, los 25 de 2014 y los 18 de 2013, de acuerdo con cifras de la Relatoría de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En el casi de México, la CIDH resaltó que lo crímenes contra periodistas "son inaceptables", y añadió que dos actores fundamentales de esta violencia contra la prensa son el crimen organizado y las mafias contratadas para que agreda al comunicador.
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Por Cristina García Casado
Washington, 3 may (EFE).- Los asesinatos, la violencia, la persecución judicial y la impunidad son las grandes amenazas a la libertad de prensa en Latinoamérica, según explica en una entrevista con Efe el relator de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en este tema, Edison Lanza.
La CIDH tiene "una preocupación muy fuerte por la prevalencia de la violencia contra los periodistas" en algunos países de la región: sobre todo México, Honduras, Guatemala, algunas zonas de Brasil y la frontera de ese país con Paraguay.
En 2016 fueron 33 los periodistas asesinados en América, en comparación con los 27 de 2015, los 25 de 2014 y los 18 de 2013, según recoge el último informe de la Relatoría de Libertad de Expresión de la CIDH, publicado el pasado viernes.
Los niveles de impunidad de estos crímenes, sobre todo en México, "son inaceptables", indica Lanza.
Los "dos actores fundamentales" de esta violencia contra la prensa son el crimen organizado y los "dirigentes locales" que, en ocasiones, contratan "a una mafia" para que agreda al comunicador.
En estos países donde ser periodista supone arriesgar la vida, hay zonas "que se han vuelto muy peligrosas" y en las que los Gobiernos "deben tomar acciones adicionales", señala el relator.
Es el caso del estado de Tamaulipas, en México, donde son frecuentes tanto los atentados contra los medios como los ataques a "tuiteros" por expresar opiniones o compartir información a través de la red social.
En Honduras, otro de los países más peligrosos para ejercer la profesión, los periodistas se enfrentan a "una gran precariedad", al crimen organizado, a trabajar "con fuentes riesgosas" y "sin protección de sus medios".
En el país centroamericano se aprobó en 2016 una ley de protección de periodistas, defensores de derechos humanos y operadores de justicia.
Con este tipo de normas, aunque son un paso positivo, muchas veces lo que se logra es proteger "a los más conocidos", mientras que los demás siguen siendo vulnerables, apunta Lanza.
En Guatemala, aunque la situación mejoró ligeramente en el último año, la violencia contra los periodistas persiste, vinculada a la corrupción política y a la "facilidad para contratar a gente del crimen organizado" para agredir a los comunicadores.
En Brasil, las zonas más peligrosas para los periodistas son el interior y la frontera con Paraguay, debido a la operación de las mafias y el crimen organizado en los últimos diez años, indica el abogado y periodista uruguayo.
Un caso a destacar es el de Colombia, donde la violencia contra los periodistas "se redujo en los últimos tres años", si bien en 2016 aún se dieron algunas modalidades como el secuestro por algunos días de comunicadores.
En Venezuela, "se ha dado un salto negativo muy importante hacia un autoritarismo y represión mayor" con "detenciones arbitrarias de periodistas", "algunos liberados rápido y otros que permanecen en prisión", la "censura directa" y el "hostigamiento permanente" a la prensa.
En Bolivia, en 2016 hubo "un contexto de polarización debido al referendo" constitucional, en el que triunfó el "no" a la reelección del presidente, Evo Morales.
"Se dio una fuerte ofensiva y ataque de sectores del Gobierno contra los medios de comunicación, a los que se acusó de deshonestos, y se abrieron algunos casos penales que no prosperaron", indica Lanza.
"Estas medidas tuvieron un efecto inhibidor, algunos periodistas emigraron, otros fueron despedidos", agrega.
En Ecuador, en el marco de la aplicación de la Ley Orgánica de Medios de Comunicación de 2013, hay una "serie de normas ambiguas que han permitido sanciones, por ejemplo, este año a siete medios por no publicar una noticia" sobre el excandidato presidencial opositor Guillermo Lasso.
Edison Lanza, que es relator de la CIDH desde 2014, llama la atención también sobre Cuba.
"A veces lo damos por hecho, porque hay un régimen autoritario, una dictadura. Pero ha habido un cambio en la modalidad de la represión en los últimos dos años, ahora ya no se les hace un juicio a los periodistas sino breves detenciones a los que hacen periodismo en medios no oficiales, porque el régimen cree que eso tiene menos coste", explica.
Y todo esto cuando EU, un país que tradicionalmente ha sido "modelo en la región" para la libertad de prensa, tiene un presidente, Donald Trump, que ataca con frecuencia a los medios.
Sin embargo, en EU, a diferencia de muchos países del continente, la prensa sigue siendo muy fuerte y goza de sólidas protecciones legales, por lo que sus medios "tienen capacidad para enfrentar este reto", concluye Lanza.