Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).– Las marchas y mítines de protesta contra el primer año de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto se realizaron en paz y tranquilidad en la capital del país, en una jornada que, sin embargo, fue tensa por la presencia de miles de elementos de las Policía Federal (PF) y capitalina, así como del cuerpo de granaderos, resguardando las principales avenidas y calles del centro de la Ciudad de México.
Luego de las 14:00 horas y justo cuando todo apuntaba a una jornada blanca, el grupo de los autodenominados anarquistas repitieron la fórmula violenta que han utilizado en diversas ocasiones en el Distrito Federal, desde los enfrentamientos del 1 de diciembre de 2012.
Luego de las marchas y manifestaciones de diversos sindicatos y organizaciones civiles, que culminaron compartiendo su descontento en el mitin de Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo, los anarquistas partieron hacia Televisa Chapultepec, por la calle de Izazaga, donde arrojaron piedras, hicieron pintas en comercios y edificios, y provocaron destrozos a su paso. La policía aprehendió al menos a 14 personas, entre ellas siete menores de edad. 10 de ellos fueron liberados horas después.
La extrema vigilancia interpuesta por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) y los cercos que estableció en distintos edificios gubernamentales funcionaron para que la marcha de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) y la otras organizaciones sindicales transcurriera en paz, desde su salida de El Ángel de la Independencia, a las 11:00 horas, hasta su llegada a la Plaza de la Constitución.
En tanto, el mitin del ex candidato presidencial de la izquierda contra la Reforma Energética, que comenzó casi al mediodía, se desarrolló sin disturbio alguno, incluso cuando los contingentes de maestros disidentes y sindicatos se unieron a los simpatizantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en la plancha de la mayor plaza pública del país, donde también arribó un grupo de unos 40 anarquistas.
PROTESTA PACÍFICA CONTRA REFORMAS: AMLO
Andrés Manuel López Obrador logró reunir ayer a miles de personas de forma pacífica y sin mayores contratiempos. El tabasqueño citó a las 10:00, pero el mitin en contra de la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex) comenzó casi dos horas después.
Durante la espera y mientras el Zócalo se llenaba poco a poco, algunas delegaciones de Morena del Distrito Federal presentaron grupos musicales y parodias sobre la vida política del país y en especial sobre el Presidente Enrique Peña Nieto.
Cuando el número concluyó, hizo su arribo el Comité Ejecutivo Nacional de Morena y su Presidente Martí Batres Guadarrama, así como algunos políticos como los senadores Alejandro Encinas Rodríguez, David Monreal Ávila, Manuel Bartlett Díaz, la Senadora Layda Sansores San Román y el diputado Ricardo Monreal Ávila.
A López Obrador también lo acompañó en el estrado Rubén Muñoz, profesor y líder de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Cuando llegó su momento, AMLO tomó el micrófono y propuso que antes de privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex) se haga una limpia a lo que llamó: “las bandas que operan al interior de la paraestatal”.
El tabasqueño dijo, ante un Zócalo lleno, que con sacar a los allegados de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón Hinojosa y el Presidente Enrique Peña Nieto de Pemex, se ahorrarían miles de millones de pesos.
“Les propongo que la demanda central de nuestro movimiento siga siendo que se consulte a los mexicanos y pido reforzar acciones para impedir la Reforma Energética”, expuso.
ANUNCIA CERCOS: «YO ESTARÉ AHÍ»
El ex candidato a la Presidencia de la República anunció que durante la dictaminación de la Reforma Energética sus seguidores realizarán cercos alrededor del Senado de la República, de la Cámara de Diputados y de los congresos locales, donde él, personalmente, participará.
“Todas las acciones se llevaran bajo el principio de la no violencia. Ninguno de los manifestantes debe ir encapuchados. Todas las manifestaciones se darán pacíficamente y debe tratarse de evitar infiltrados. No queremos nada de encapuchados, estén muy alertas de que nuestro movimiento no se infiltre por provocadores enviados por el gobierno”, dijo López Obrador.
El tabasqueño prosiguió: “Los convoco a estar atentos al llamado para que inicien los cercos. Será cuando inicie el dictamen de la Reforma Energética”.
López Obrador pidió a los miles de seguidores reunidos en el Zócalo informar a toda la población sobre la propuesta del Partido de la Revolución Institucional (PRI) de reformar los artículos 27 y 28 de la Carta Magna para abrir Pemex a la inversión privada.
También llamó traidores al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y al Partido Acción Nacional (PAN) por firmar el Pacto por México y, a través de ese acuerdo, negociar la privatización de Pemex con el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“El Pacto por México lo hicieron pensando en privatizar el petróleo, el PAN es un hipócrita con su oposición a la Reforma Hacendaria porque esa Reforma y la Energética forman parte de un mismo paquete”, dijo.
Además, AMLO anunció un apagón en protesta de la reforma para el próximo 7 de diciembre de 19:00 a 20:00 horas.
También expuso que este lunes enviará una carta a los empresarios de México para informarles que la propuesta de Peña también les afectará a ellos.
Agradeció el apoyo de los manifestantes no sólo a su persona, sino a la causa de la defensa del petróleo, y planteó que la manifestación en el Zócalo fue convocada para “evitar un gran atraco”.
“Esta es una revolución de las conciencias, ustedes representan la voluntad honrada”, expuso el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Cada vez, dijo, está más claro “lo que quieren hacer estos rufianes”, pero nosotros luchamos por convicción “sin darle oportunidad al desencanto, la opresión o el fatalismo”, añadió.
Obrador siguió: “Es sublime que hombres y mujeres estén dispuestos a luchar por el futuro de la Nación”.
El OTRO 1-D: UN AÑO DE PROTESTAS
La escena de los destrozos no fue la misma que hace un año. Incluso, a las 14:00 horas se creía que el saldo sería blanco y el ciclo de la violencia en torno al poder presidencial, no sería cumplido. Porque el contingente que la mañana de ayer salió de El Ángel de la Independencia llegó al Zócalo capitalino sin contratiempos y en paz. Caminaban ahí miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hablaría en el estrado de la Reforma Energética, pendiente en el Congreso de la Unión y el hilo por el que se rompió el Pacto por México. Sólo algunos ciclistas, a la altura de avenida Juárez, habían discutido con integrantes de la CNTE, pero nada impidió la marcha, ni su arribo a la plaza pública más importante del país.
Pero cuando los reportes de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal indicaban calma, un grupo de unos cincuenta embozados le prendió fuego a la reja de la estación Isabel la Católica del Metro y rompió la tienda 7-Eleven en la esquina de Izazaga y Bolívar. Los anarquistas, otra vez, propinaron su dosis y estilo que en los meses pasados han puesto en jaque a los cuerpos de seguridad del Gobierno del Distrito Federal y que, según activistas, exhibe falta de preparación. Para entonces, el mitin de López Obrador, ya había terminado.
Los encapuchados avanzaron hacia Balderas y le lanzaron piedras al edificio de Televisa Chapultepec. El asfalto no resultó ileso a su paso: lo rompieron y en algunas partes, lo quemaron. Otra vez –como ocurrió hace un año desde el 1D de 2012- surgieron los palos, las piedras, las bombas molotov y las corretizas. El cuerpo de granaderos de la SSP capitalina persiguió al grupo hasta el parque de La Ciudadela. Ahí ocurrieron 14 detenciones, dos de ellas difundidas por el ritmo del tiempo real de las redes sociales. Natalia Alejandra Rodríguez, de 21 años, estudiante de Periodismo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y reportera en la campaña #RompeelMiedo de la Organización no Gubernamental, Artículo 19 y la de otra joven, Alma Delia García García.
Según la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y la propia Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, siete son menores de edad; 10 fueron llevados al juzgado cívico de la coordinación territorial Álvaro Obregón 2 y cuatro más al Ministerio Público Miguel Hidalgo 1.
El escenario no fue la Avenida Juárez, como hace un año, cuando el corredor de comercios lujosos fue derruido y la recién remodelada Alameda, pintarrajeada. Ayer, el Centro padeció la gresca en su parte oriente, donde no hay emblemas históricos que pagaran la fuerza de las pintas o las piedras.
Aunque hay edificios prehispánicos, como el del Salto del Agua, esa zona no ha sido remodelada, como sí lo fue el primer cuadro. En 2002, cuando Andrés Manuel López Obrador era jefe del Gobierno del Distrito Federal y el empresario Carlos Slim presidía el comité ejecutivo del Consejo Consultivo del Proyecto de Rescate y Rehabilitación del Centro Histórico, el Centro fue remozado sólo desde la plancha del Zócalo hasta el Palacio de Bellas Artes.
La manifestación de ayer se distingue porque tuvo menos ingredientes de violencia y el número de detenidos fue menor. La del 1 de diciembre de 2012 dejó 107 personas detenidas, de las cuales 69 fueron encarceladas. Fueron liberados en forma paulatina, pero todos –de acuerdo con los abogados- han tenido que iniciar procesos terapéuticos.
En agosto, el movimiento magisterial de la CNTE instaló un campamento en el Zócalo y entonces, se inició una serie de manifestaciones a lo largo de 27 días con finales en los que los enfrentamientos violentos se hicieron típicos. Su desalojo, el 13 de septiembre, implicó el despliegue de cientos de elementos de la Policía Federal, así como del cuerpo de Granaderos del GDF. Los enfrentamientos, entre fuego, piedras y gases, duraron unas dos horas. Hubo decenas de detenidos en el Eje Central, pero aquellos que presentaron credencial de maestro fueron liberados.
Luego ocurrió la emblemática marcha del 2 de octubre, agendada en el calendario de la memoria nacional. Este año, la honra a los estudiantes fallecidos en la masacre en Tlatelolco en 1968 se diluyó por los enfrentamientos entre grupos identificados como anarquistas (la cara tapada) y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF). En esta marcha de luto nacional, este año resultaron con lesiones 32 policías, 13 periodistas y cuatro defensores de derechos humanos. Hubo decenas de detenciones.
En El Ángel, a la vanguardia de la manifestación, los oradores emitían discursos que se desapegaron de la herida del 2 de octubre. Por ejemplo, Félix Hernández Gamundi, integrante del Movimiento del 68, pidió la desaparición del Cuerpo de Granaderos y criticó el secuestro del Centro Histórico luego del desalojo de los maestros. Y mientras él hablaba, algunas tiendas de conveniencia, a lo largo de la avenida Reforma, eran apedreadas y saqueadas.
En 2012, la manifestación del 1-D crecería tanto que le impediría a Peña Nieto llegar puntual al Congreso de la Unión a tomar protesta. Ayer, el Presidente decidió conmemorar su primer aniversario como primer mandatario del país con la entrega del Premio Nacional de Deportes y el Premio al Mérito Deportivo 2013, al lado del gabinete ampliado. Fue en la Residencia Oficial de Los Pinos. Cerca del otro recinto del poder, el Palacio Nacional, hablaba Andrés Manuel López Obrador, dirigente nacional de Morena. Peña Nieto reconocía a los partidos políticos, los legisladores, los empresarios y la sociedad civil por los avances en su primer año y destacaba las reformas aprobadas en ese lapso. López Obrador le hablaba a un Zócalo lleno y pedía detener la Reforma Energética. El mitin concluyó. Parecía que por primera vez, todo había transcurrido en paz, pero vinieron los disturbios de Izazaga. Así se completó un año de gobierno peñanietista en el que las manifestaciones sociales en el núcleo del Centro Histórico y más allá de esos límites, concluyeron todas en caos.