Ciudad de México, 2 de julio (SinEmbargo).- El estadounidense Jeff Koons, quien en enero próximo arribará a los 60 años de vida, no pierde su brillo ni su influencia en el mundo del arte contemporáneo.
Tanto así que, en un hecho inédito para la historia del recinto, el Museo Whitney de Nueva York le dedica las cuatro plantas a una retrospectiva que causará seguramente sensación entre aficionados a la obra del ex esposo de la estrella del porno italiana Cicciolina y también a muchos curiosos, como corresponde.
Junto con Damien Hirst, con Prince, Koons es reflejo del desquiciado universo del arte contemporáneo, donde valor y precio se confunden, donde ciertos figurones se convierten, como él en verdaderas estrella de rock.
Por lo pronto, el Whitney estuvo lleno en la presentación este lunes de la muestra que se abrirá al público el viernes y se cerrará el 19 de octubre, donde Jeff, padre de siete hijos y un amante de Nueva York, donde vive, mostró su satisfacción por poder “reunir a la familia”, que no es otra cosa que el conjunto de su obra inclasificable y ecléctica.
La exposición viajará en noviembre al Centro Pompidou, en París, y al Guggenheim de Bilbao del 5 de junio al 27 de septiembre de 2015.
En 30 años de carrera, con piezas que transitan desde lo kitch a lo monumental, Koons ha redefinido el concepto de cultura pop, incorporando al estilo Warhol discursos de los mass media, de la televisión, la música y el cine al arte.
Son icónicas sus esculturas dedicadas a Michael Jackson y Popeye, que convierten el rígido acero en material inflable, al igual que el “Dog Ballon”, con el que batió el récord de 58 millones de dólares en subasta en 2013.
“Eso es lo que quería en mi momento de 59 años, compartir mi viaje, mi diálogo con el arte con otros artistas, con la comunidad en general”, dijo este lunes a la prensa convocada en el Museo Whitney, que en octubre sale de la avenida Madison –donde estuvo 48 años- para instalarse en el sur de Manhattan.
“Esta exposición en realidad es sobre el futuro y espero que me queden al menos otras tres décadas para crear arte”, dijo Koons, para quien la expresión estética constituye una vía para ejercitar y expandir la libertad individual.
Nacido en Pennsylvania en 1955, el estadounidense despojó de erudición una obra provocadora y difícil de categorizar, con la que pretendió siempre llegar a la mayor cantidad de público posible.
Desde unas aspiradoras dentro de una vitrina y rodeadas de tubos fluorescentes, pasando por un tren de acero relleno de bourbon, hasta la explícita traslación artística de su peculiar matrimonio con la actriz húngara Ilona Staller, conocida como Cicciolina, en la sección titulada “Made in Heaven”, todo está en la retrospectiva neoyorquina.
EL ARTE COMO TRASCENDENCIA
“Esta exposición me ha dado la oportunidad de enseñar cuál es mi entendimiento de la crítica y el juicio. Enseña cuán maravilloso y trascendente puede ser el arte en las vidas de la gente y cómo no deben ser intimidados por las obras. No hace falta que saquen nada encima de la mesa, solo tienen que estar frente al objeto y dejarlo trabajar como un transportador y sentir el arte que hay en él”, dijo exultante, seguro de sí mismo, consciente de su poder y fama.
No se olvidó de quien considera su maestro, Salvador Dalí, al que homenajea en una langosta colgante en la cuarta planta y a quien recuerda como la persona que le enseñó que “el arte puede cambiar tu vida y tú como artista puedes cambiar la vida de otros”.
“Sobre mi cama cuelga un estudio de Tigre con Lenin disfrazado de chino“, agregó mencionando un famoso cuadro del pintor catalán.
“El arte sirve para sentir tu existencia, expandir tus parámetros y hacerte mejor como ser humano”, dijo también, sin ocultar su satisfacción por el hecho de que, además, le haya servido para hacerse multimillonario, especialmente después de haber rozado la bancarrota: “No soy ingenuo y entiendo que hay aspectos muy positivos para la preservación de mis obras”, concluyó.
Además de la exposición del Whitney, el tributo a Koons se completará con una escultura vegetal gigante titulada “Split-Rocker” que se situará en la entrada del Rockefeller Center, además de estrenarse en verano como inspiración para la moda en un convenio con la cadena de ropa H&M, que venderá a partir del 17 de julio un bolso con el “print” de su “Ballon Dog (Yellow)”.
El pasado 15 de mayo, la casa de subastas neoyorquina Sotheby’s vendió su famoso “Popeye”, una estatua de casi dos metros del marinero del cómic con una pica en la boca y su lata de espinacas en la mano derecha, a 28,2 millones de dólares, por encima de los 25 millones en que estaba valorada.
Se trataba de la estatua número tres de las tres que el estadounidense (el artista vivo más caro del mundo) hizo entre 2009 y 2011.
En la retrospectiva donde el Whitney se despide del edificio diseñado por Marcel Breuer y que pasará a formar parte del Metropolitan, podrán verse más de 150 piezas, entre las que se destaca “Play Doh”, una montaña de aluminio gigantesca que imita un montón de plastilina que uno de sus hijos hizo hace dos décadas, que fue comenzada en 1994 y concluida a principios de este año.
También está “Gorilla”, una escultura de granito de 6 mil 800 kilos, necesitó un equipo de más de 100 trabajadores para poder ser trasladado del estudio de Koons en Manhattan al Museo Whitney.
Genio de la mercadotecnia o artista verdadero o las dos cosas, Koons apareció desnudo en la portada de la reciente Vanity Fair, fotografiado por Annie Leibovitz mientras levantaba pesas en su gimnasio.
Todo sea por promover la retrospectiva que en años anteriores quiso hacer el Guggenheim y no pudo por los altos costos y que será sin duda uno de los acontecimientos culturales del siglo, ahora en el corazón del Upper East Side.
Mientras tanto, se ha sabido que Koons podrá construir una megamansión en una de las zonas más exclusivas de Nueva York, según informó el New York Post.
Tras varios años de planes y solicitudes, el artista podrá finalmente unir dos casas de su propiedad, compradas expresamente con el objetivo de unirlas, en la calle 67 Este, a apenas a unos pasos de la Quinta Avenida y Central Park, en la zona más cara del vecindario del Upper East Side de Manhattan.
El artista había comprado las dos casas en contratos separados firmados en 2009. Una primera solicitud para unirlas, presentada en 2010, fue rechazada por el departamento municipal de edificios, aunque la revisión del plan inicial fue finalmente autorizada en abril.
Las obras tienen un presupuesto de 4,85 millones de dólares y la mansión contará con piscina, gimnasio y dormitorios para el servicio.
Las dos casas tienen ahora un total de 2 mil 20 metros cuadrados de espacio interior, aunque tras las obras la cifra bajará a mil 800 metros cuadrados.
Con información de agencias