Ciudad de México, 2 de marzo (SinEmbargo).- Los retrasos en el gasto público federal son una de las razones del pobre desempeño económico de México en 2013, criticaron analistas económicos.
México es la segunda mayor economía de América Latina pero, a pesar de esto, el año pasado tuvo un pobre crecimiento de 1.1 por ciento (2.4 por ciento menos que el año anterior), lo cuál –según estadísticas del Instituto Nacional de Geografía en Informática (Inegi)– apenas fue suficiente para crear 200 mil empleos, una cifra muy por debajo del millón de nuevas plazas que necesita el país al año.
“Los datos de crecimiento fueron un balde de agua fría al optimismo con el que empezó a gobernar el Presidente Enrique Peña Nieto en diciembre de 2012. En lugar del crecimiento de 3.5 por ciento previsto para su primer año en el cargo, el país se expandió al ritmo más lento desde la recesión de 2009”, destacó el diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) en un reportaje publicado esta semana sobre el gasto del gobierno.
Menciona que, en distintos foros, el mandatario mexicano ha atribuido la crisis al cambio de gobierno y la caída en las exportaciones hacia Estados Unidos, su principal socio comercial, y cuya recuperación económica ha sido más lenta de lo esperado.
Sin embargo, el diario especializado en economía y finanzas ubica otros factores como la recesión por la que atraviesa el sector de la construcción ante el alto nivel de deuda que muestran las empresas de vivienda. La falta de suministro de gas natural también perjudicó la actividad en ciertas regiones. Y muchos inversionistas pospusieron decisiones hasta ver el resultado de las reformas de Peña Nieto en el sector de energía y las telecomunicaciones, aprobadas por el Congreso.
“Definitivamente, fue la tormenta perfecta”, dijo al rotativo Jonathan Heath, economista mexicano independiente.
LA CAÍDA EN EL GASTO
Otros expertos aseguran que el gobierno es responsable por el manejo deficiente del gasto, ya que este cayó 10 por ciento en el primer trimestre del año pasado contra aumentos de 3 y 6 por ciento, respectivamente, al inicio de los dos gobiernos previos.
“El gobierno le pidió al Congreso un presupuesto equilibrado en 2013… cuando la economía mundial seguía frágil. Eso fue un error porque implicó una contracción del gasto frente al año anterior”, expresó Gerardo Esquivel, economista de El Colegio de México.
Funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) no respondieron a las solicitudes del diario para hacer comentarios sobre el tema. Esquivel agregó que la presión del gobierno para aprobar las reformas Hacendaria y Energética, principalmente, distrajeron al Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, de la gestión diaria de la economía.
Funcionarios de “alto rango” citados por el WSJ señalaron que algunas de las personas nombradas en puestos clave de la SHCP, entre ellos el subsecretario del despacho y el subsecretario de gastos, no tenían experiencia en la maquinaria del gobierno federal. Y el trabajo en complejas reformas bancarias y fiscales mantuvo ocupado a su equipo, según los funcionarios.
Secretarías con presupuestos importantes, como la de Comunicaciones y Transporte (SCT), tardaron en arrancar. Los delegados regionales de la SCT, que se encargan de acelerar los proyectos de infraestructura y de las licitaciones, no fueron nombrados hasta abril, según funcionarios del gobierno.
En mayo, la desaceleración era ya evidente. El gobierno redujo sus proyecciones del crecimiento tres veces el año pasado: primero a 3.1 por ciento, luego a 1.8 por ciento y finalmente a 1.3 por ciento.
Los retrasos en los gastos empezaron a tener efectos colaterales: los proveedores no recibieron sus pagos a tiempo y nuevas licitaciones se pospusieron.
A partir de septiembre, el gasto público se aceleró, apoyado en parte por los esfuerzos de reconstrucción tras varias grandes tormentas que golpearon al país.
Aun así, reseña la publicación, el daño ya estaba hecho. La economía creció solo 0.2 por ciento en el último trimestre frente al previo. Para 2014, Peña Nieto prevé una expansión superior al consenso de 3.9 por ciento, aunque muchos analistas ven un primer trimestre débil.