Apenas uno de cada 200 mil diamantes son azules. Al igual que todos los diamantes, se forman cuando el carbón es sometido a presión y calor extremos en las profundidades de la Tierra. Al formarse pueden atrapar adentro diminutos fragmentos de roca, como fósiles en ámbar.
Washington, 1 de agosto (AP).- Los diamantes azules —como el famoso diamante Hope del "Smithsonian"— son los más raros de todos, y continúa siendo un misterio el cómo se formaron hace más de mil millones de años. Ahora los científicos piensan que tienen al menos una idea.
Se ha sabido desde hace tiempo que el tono azul proviene de vestigios de boro en el diamante. Pero el elemento es hallado mayormente cerca de la superficie de la Tierra, no en las profundidades en las que típicamente se forman los diamantes.
Los científicos examinaron 46 diamantes azules, estudiando las imperfecciones en las gemas en busca de pistas.
"El origen de los diamantes azules es una pregunta muy seductora, no los ves muy a menudo. Y los famosos, como el Hope, tienen un aura mística”, dijo Kim Tait, experto en gemas del Royal Ontario Museum en Toronto.
Apenas uno de cada 200 mil diamantes son azules. Al igual que todos los diamantes, se forman cuando el carbón es sometido a presión y calor extremos en las profundidades de la Tierra. Al formarse pueden atrapar adentro diminutos fragmentos de roca, como fósiles en ámbar.
"El diamante es un contenedor extraordinario, una cápsula de tiempo”, dijo Steven Shirey, geoquímico de la Carnegie Institution for Science en Washington.
Shirey y sus colegas usaron láser para examinar las imperfecciones de los diamantes en el Instituto Gemológico de Estados Unidos. La manera como la luz se refleja ayuda a identificar los minerales adentro del diamante, dijo Evan Smith, científico del instituto que encabezó el estudio.
"Puedes comenzar a armar una imagen de lo que eran las rocas que lo rodeaban, para recrear el lugar de nacimiento de los diamantes”, dijo.
Basado en lo observado, es claro que los diamantes azules se formaron a profundidades mucho mayores que otros diamantes, algunos a más de 660 kilómetros (410 millas) de profundidad, dijo Smith. Shirey explica que la mayoría de los otros diamantes se forman a entre 150 y 200 kilómetros (90 y 125 millas) de profundidad.
Los estudiosos dicen que el boro en el fondo oceánico, fue empujado a las profundidades cuando las placas tectónicas chocaron. El boro permite al diamante absorber parte de la luz roja, lo que hace que la gema se vea azul.
Las conclusiones fueron publicadas en la revista Nature el miércoles pasado.